En esa nación suramericana, cuyos comicios generales están previstos para abril del 2008, el forcejeo es cada vez mayor entre las fuerzas de la oposición y el gobernante Partido Colorado (PC), sin que pueda aún discernirse hacia dónde girará la brújula a la hora del sufragio.
Aunque los paraguayos en forma mayoritaria anhelan transformar sus vidas en un país donde la pobreza golpea al 60 por ciento de sus nacionales y a la casi totalidad de los campesinos e indígenas, componentes de diversa índole pudieran hacer prevalecer el status quo social.
Lo más relevante en las últimas semanas en las filas de la oposición fue el nacimiento y concreción de la Alianza Patriótica por el Cambio (APC), frente que respalda la candidatura del ex clérigo Fernando Lugo.
Sobre la constitución de la APC, el aspirante presidencial subrayó que es un proyecto unionista que mira al futuro, a un Paraguay, dijo, urgido de cambios profundos en materia de salud, educación y seguridad.
Lugo, quien se postulará por el Partido Demócrata Cristiano, anunció que de llegar al poder, trabajará por la reactivación económica de la nación e impulsará una reforma agraria integral.
La naciente alianza de la oposición en Paraguay ratificó la idea de que un representante del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) sea el compañero de fórmula del ex sacerdote para disputarle la hegemonía al coloradismo.
Sin embargo, el otrora líder eclesiástico admitió que hay fisuras en la oposición, atizadas tras el reciente indulto del ex general Lino Oviedo, quien había estado en prisión acusado de intento de golpe de Estado.
En su opinión, la repentina salida de la cárcel confirma los rumores sobre un supuesto pacto entre el oficialismo y el oviedismo.
Negociación encaminada a debilitar a la oposición, advirtió Lugo, quien acusó al presidente Nicanor Duarte de influir en las decisiones del aparato judicial para favorecer al ex jefe del ejército paraguayo.
Los hechos demuestran que hubo un acuerdo entre Duarte y Oviedo, y connivencia del poder judicial para su liberación, subrayó de igual modo el senador Nelson Argaña, quien además lamentó el sobreseimiento de los oviedistas acusados por la masacre del denominado "marzo paraguayo", en 1999.
Lo cierto es que el Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), liderado por Oviedo, se desligó de la APC, como también lo hizo el Partido Patria Querida, histórica fuerza opositora presidida por Pedro Fadul.
Se mantuvieron dentro del frente opositor el PLRA y los partidos País Solidario y Encuentro Nacional, cuyos presidentes opinaron que la libertad del ex militar no alterará la decisión ya tomada con respecto a la dupla presidencial Lugo-PLRA.
"No hay vuelta atrás", coincidieron Blas Llano, Carlos Filizzola y Emilio Camacho, quienes además insistieron en que el cronograma electoral no permite esperar una presumible recuperación de los derechos políticos de Oviedo.
"Oviedo está inhabilitado, dado el régimen de libertad condicional en que se mantiene; su situación es la misma que cuando estaba preso y hay plazos electorales que cumplir", recalcó Filizzola.
En tal escenario electoral, matizado ahora por la irrupción del líder de UNACE, quien no escondió en reciente entrevista a medios periodísticos el deseo de gobernar, el oficialismo ha arreciado su labor proselitista.
Su principal exponente, el presidente Nicanor Duarte, asegura en ese sentido que por primera vez en la historia Paraguay será gobernado por una mujer, en un intento por ensalzar la figura de la precandidata del PC, Blanca Ovelar.
La cuestionada ex ministra de Educación no sólo ha arremetido contra Lugo y Oviedo, sino además contra el vicepresidente del país, Luis Castiglioni, conocido por su apego a Washington y quien en abierto desafío a Duarte anunció su aspiración presidencial.
Como expresión adicional de que el fantasma del divisionismo también invade los predios de quienes apuestan por el continuismo en Paraguay, un tercer precandidato colorado, el líder del PC, José Alberto Alderete, descalificó a su correligionaria Blanca Ovelar, al sostener que no sabe distinguir entre un colorado y un liberal.
A juicio de Alderete, la opción presidencialista impulsada por el mandatario paraguayo representa una vergüenza para las filas del coloradismo.
¿Lugo, Oviedo, Ovelar...? La batalla electoral se antoja cada vez más dura en un Paraguay dado a la corruptela, pero con un pueblo hastiado de esa realidad. TP