03 dce julio 2008. - A pesar de que el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, ha presentado como una brillante operación de inteligencia militar la liberación de Ingrid Betancourt y otros catorce secuestrados de las FARC, la realidad es que se ha producido justamente cuando dos delegados europeos, el francés Noel Sáez y el suizo Jean Pierre Gontard, habían entrado en contacto con la dirección de la guerrilla para plantear la liberación. Las FARC habían expresado ya su intención al respecto, y el gobierno había autorizado los contactos, a los cuales hacía estrecho seguimiento.
El pasado 1 de julio un comunicado del Ejecutivo colombiano leído por el secretario de prensa del palacio presidencial, César Mauricio Velásquez, señalaba que dos delegados europeos
ingresaron en los últimos días a Colombia y pidieron al Gobierno autorización para desplazarse a ese encuentro directo con el secretariado (cúpula) de las FARC, autorización que el Gobierno concedió.
También el diario español El País recogía este asunto el mismo día 1:
Bogotá ha autorizado la reunión de dos negociadores europeos para discutir las condiciones para futuros encuentros par discutir el futuro de los secuestrados por las FARC, según han informado los medios colombianos. El antiguo cónsul francés en Bogotá, Noël Sáenz y el diplomático suizo Jean-Pierre Gontard partieron a comienzos del pasado fin de semana hacia un punto de encuentro en las montañas que el gobierno no ha facilitado y podrían haberse reunido ya con miembros del secretariado de la guerrilla, el principal órgano directivo, e incluso con el nuevo líder de las FARC, Alonso Cano.
Según este diario:
Las FARC se han declarado dispuestas a canjear a 40 secuestrados, Betancourt entre ellos (también con nacionalidad francesa), tres estadounidenses, así como a otros políticos, policías y miembros del Ejército colombiano, por cerca de 500 guerrilleros presos. Entre los presos que las FARC aspiran a canjear, figuran tres extraditados a Estados Unidos. Uno de ellos, Ricardo Ovidio Palmera, Simón Trinidad.
Según el diario francés Le Figaro, los emisarios francés, Noel Sáez, y el suizo, Jean-Pierre Gontard, se habían reunido el pasado domingo o lunes en la selva colombiana con una persona próxima al nuevo jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Alfonso Cano.
Ya dos semanas antes , fuentes próximas al Elíseo indicaron que Francia había logrado entablar contacto con el nuevo secretariado de las Farc, si bien el embajador francés en Colombia lo desmintió entonces.
En Colombia, el diario El Tiempo, cercano al gobierno, reconocía que dos delegados internacionales se podrían haber reunido con Alfonso Cano:
Los encargados de la gestión son el francés Noel Saez y el suizo Jean Pierre Gontard, autorizados por el Gobierno para las gestiones con el grupo subversivo en busca de liberar a los secuestrados.
Una fuente de la Casa de Nariño confirmó que "desde hace tres días los dos europeos iniciaron el recorrido para concretar el encuentro" en una zona que no determinó.
La misma fuente no descartó que la reunión haya sido con el jefe guerrillero que reemplazó a Manuel Marulanda Vélez 'Tirofijo', quien murió el pasado mes de marzo.
Eso significaría que los canales de comunicación de las Farc, prácticamente cerrados tras la muerte de 'Raúl Reyes' el pasado primero de marzo, empezaron a abrirse nuevamente.
Gobierno dio garantías
"El Gobierno les está garantizando a los dos facilitadores el avance para esos contactos. Se les dieron las facilidades para que la reunión fuera exitosa", señaló el funcionario.
Desde la Casa de Nariño también se informó que los dos diplomáticos les iban a pedir a las FARC que acepten la propuesta de una zona de encuentro para iniciar diálogos en torno a un eventual intercambio humanitario.
La versión del gobierno colombiano sobre la liberación es que militares infiltrados en la guerrilla habían embaucado al comandante César de las FARC para concentrar a los retenidos y subirlos a un helicóptero que resultó ser del ejército camuflado, haciendo creer al mando guerrillero que se dirigían hasta donde se encontraba Alfonso Cano, máximo jefe de las FARC. La duda que se cierne sobre esta versión es si los guerrilleros que custodiaban a los secuestrados ya tenían orientaciones destinadas a una inminente liberación, y de ahí su fácil e ingenua disposición a colaborar en tan sospechoso traslado. O hasta qué punto la liberación ya estaba acordada entre la dirección de las FARC y los mediadores enviados por Francia y, en el último momento, el ejército colombiano interceptó la liberación para presentarla como una operación militar exitosa.
En realidad sería una operación similar a la sucedido cuando el bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador. En aquella ocasión el gobierno colombiano supo que se estaba gestando la liberación y prefirió eliminar militarmente a los portavoces guerrilleros aunque se abortara esa liberación, mientras que en este caso la hubieran interceptado pilotando ellos la liberación para presentarla como un éxito exclusivamente militar y gubernamental.
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