
¿De dónde surgió la idea? Bueno, de la pelazón. Cuando uno está pelando las ideas le fluyen (risas). A raíz del problema que hubo con Venevisión que sacaron Cheverísimo, quedamos todo ese poco de actores ahí guindando, y como Honorio y yo siempre nos hemos llevado muy bien, nos llamó Andrés Serrano para que hiciéramos un programa de radio.
Nos preguntó si estábamos interesados y, claro ¿no vamos a estar interesados?
¿Cómo ha sido esta experiencia en radio? Yo empecé en radio con Rodríguez Blanco (Julián Pacheco), en el año del catapum chin pum y he hecho varios programas de radio, incluso con Joselo.
Me siento cómoda con este programa, además es en vivo, no es el acartonamiento de la grabadera, que hay que repetir.
Como salió, así quedó.
¿Además del programa de radio está haciendo algo más? Por el momento. Sólo cuando me llaman de la Guerra de los sexos para que le meta la mano a un animal (risas).
¿Qué pasó con Cheverísimo? Bueno vale, que ellos se dedicaron a la política y a Chávez, y fueron descuidando los personajes normales de un programa cómico; entonces, los actores nos fuimos quedando sin personajes.
Cuando la política cansó, no había nada. El presupuesto tampoco daba, pues era un elenco costoso, en el sentido de que llegamos a ser un autobús de gente, porque éramos muchos y eso no es viable en ningún sitio. En mi caso, pasé casi un año haciendo una cosa ahí que no tenía ni vida. Y así pasó con Honorio y Américo Navarro. Una decadencia horrorosa.
¿Fue entonces un alivio salir de Cheverísimo? Claro, era una situación muy tensa. De verdad, como artista, yo le agradezco a Dios que ésa es una etapa ya superada. Ahora, como persona no, porque necesito los reales (carcajadas).
Como dice el dicho: el pobre no puede ser soberbio.
¿Planes de regresar a la TV? Por ahí creo que viene algo con Venevisión.
¿Nos puede adelantar algo? La verdad es que no me han dicho nada. Me enteré por otro periodista.
¿Cómo ve la comedia actual? El humor, primero que nada, ha decaído mucho, porque acuérdate que La Rochela, que es la decana de todo estos programas, se dedicaba a lo que es la parodia política, pero como el país está tan obstinado de política, ya no pueden hacer la actualidad, porque ya cansa llegar de la calle para sentarse también a ver política. Entonces han surgido otros tipos de personajes, otras cosas. Lo que creo que sí falta es como más libretistas, más creatividad.
¿Un personaje memorable? “Flora y Hortensia”. Yo siempre digo que si hubiéramos sido mexicanas o colombianas, estuviéramos viviendo de ellos todavía, como El Chavo, porque esos son personajes para toda la vida. Mientras sigan saliendo artistas que tú puedas sacar y ofrecerles cochino, ahí están los personajes pegados.
Esos fueron los más gratos.
La “Venteveo” siempre me gustó mucho, porque era una loca igual que yo.
¿Es así de loca en la vida real? Yo soy seria, lo que pasa es que yo trato de tomarme las cosas con buen humor para no amargarme la vida.
¿De los nuevos talentos en la comedia, a quién destacaría? En hombres estamos fregados, en el sentido de que no hay relevo.
No es que no haya, hay muy buenos: Honorio, Emilio (Lovera), una cantidad de gente muy buena, pero relevos yo no veo. Ahora en mujer, pienso que Gabriela Rodríguez, que es la que más se ha destacado, tiene mucho talento y es muy agradable y tiene imitaciones muy buenas. Yo por lo menos soy humorista, pero no soy buena imitadora.
¿En lo personal cómo está? Bien, gracias a Dios. Mi esposo trabaja conmigo, es el productor del programa, Alberto Zedillo; Jorgito Citino, que es mi hijo, está trabajando en los comentarios deportivos, así que tenemos un negocio familiar.
De verdad, estoy bien contenta y bien positiva y siempre tengo fe de que todo va a salir chévere.
¿Ha sido difícil que se abran las puertas? Como está la situación, qué puedes pedir tú, qué puedes decir, si todo el mundo está en la misma situación. En 30 años que tengo de profesión nunca me había quedado sin trabajo.
Primera vez, o sea, ésta es una vaina atípica.