Caracas, 25 de noviembre de 2008.- Conversamos con el Prof. Miguel Angel Hernández, docente de la Universidad Central de Venezuela y coordinador nacional de la Unidad Socialista de Izquierda, sobre el balance de las elecciones regionales en Venezuela.
¿Qué opinión te merece el resultado de las elecciones regionales del 23 de noviembre?
Creo que es evidente el avance de la derecha proimperialista en estas elecciones, al ganar en Zulia, Miranda, Carabobo, y el Distrito Capital, entidades que concentran una parte gruesa del electorado nacional. En días pasados leí un artículo de James Petras sobre estos comicios, aparecido en esta misma página, y posteriormente también ví en Aporrea una entrevista que le hicieran al periodista argentino Luis Bilbao. Ambas tienen un punto fundamental de coincidencia: ambos intelectuales chavistas creen que un triunfo aplastante de los candidatos del gobierno significará la posibilidad de profundizar el proceso revolucionario hacia el socialismo. Esto es lo que los llevaba a afirmar, en el caso de Bilbao que estaría en juego la profundización de la revolución, y para Petras estas serían las elecciones más decisivas de la historia reciente del proceso revolucionario en Venezuela.
Nosotros diferimos radicalmente de estas afirmaciones, por una sencilla razón: este gobierno no está avanzando al socialismo, por más que el discurso presidencial insista en ello, y por más gorras o camisas rojas que se pongan sus funcionarios.
Sí creemos, al igual que ambos intelectuales, que estas eran unas elecciones muy importantes, pero no por las mismas razones que ellos. Estas elecciones regionales eran cruciales para el gobierno y su proyecto de colaboración de clases, sobre todo si consideramos que existe una crisis en la cúpula gubernamental, así como en el PSUV. Desde nuestro punto de vista, esta crisis en el gobierno de Chávez no puede asociarse al destino del pueblo, ni mucho menos al del proceso revolucionario abierto en 1989. Hoy el proceso revolucionario sigue más vivo que nunca. La disposición a movilizarse y luchar sigue vigente entre los trabajadores y el pueblo, y es el dique de contención contra el avance de la burguesía, el imperialismo y sus partidos.
Explícanos eso de que el gobierno perdió espacios pero no así el pueblo
A nuestro modo de ver, lo que está planteado es que las masas y sus organizaciones populares, campesinas, estudiantiles y sindicales, continúan luchando en función de sus reivindicaciones, como parte indisoluble de la profundización del proceso revolucionario hacia el verdadero socialismo. Y esto va a seguir sucediendo, independientemente de los resultados electorales, porque el avance obtenido por la derecha al conquistar cinco gobernaciones, cuatro de ellas de gran valor demográfico y estratégico, no es sino una nueva derrota de Chávez y su gobierno, pero no del pueblo y los trabajadores, ni de la posibilidad de profundizar el proceso revolucionario hacia el verdadero socialismo. Casi un año transcurrido desde el 2 de diciembre de 2007 nos demuestran que quienes vaticinaban un retroceso en las luchas populares estaban equivocados. Luego de estas elecciones no hay razones para pensar que esta situación vaya a cambiar.
Entonces estamos ante un momento de importantes definiciones, de ser cierto que el gobierno retrocede pero las luchas populares se mantienen
Sí, sin duda. Ya la efervescencia y la pasión por Chávez comenzó a agotarse, y esto es muy fácil constatarlo en el día a día del venezolano. Es cierto que el Presidente todavía retiene un importante caudal de apoyo popular, pero aquella atracción casi mágica, que lo colocaba casi por encima del bien y del mal, se viene deteriorando en la medida en que el gobierno, atrapado en su política de colaboración con sectores de la burguesía, no da respuesta a los más urgentes problemas del pueblo, mientras ataca sistemáticamente los derechos más elementales de los trabajadores. El idilio se terminó, y Chávez bajó del pedestal en el que el pueblo lo había colocado. Pero por otro lado, los partidos de la burguesía se han recuperado relativamente. Han tenido un repunte que se reflejó en los resultados de las elecciones regionales. Igual ha sucedido con la propia burguesía, como clase. Sus ganancias y beneficios son exorbitantes, mientras que la desigualdad social en el país ha aumentado en los últimos años. No es cierto que la desigualdad social haya disminuído, las propias estadísticas oficiales rebaten esto. Según el BCV, la parte de las Cuentas Nacionales que correspondía a sueldos y salarios en el 2002 alcanzaba al 33%, mientras que las ganancias, alquileres y rentas llegaban a un 38%. Esta relación cambió en el 2005, bajando los salarios y sueldos a sólo un 25%, mientras que las ganancias ascendieron a un 49%. Mientras que para el 2007, los sectores más ricos de la población se llevaban el 47,7% del PIB, y al 20% más pobre sólo le tocaba el 5,1% del PIB. Es decir, durante este gobierno la brecha entre ricos y pobres se ha profundizado, a pesar de que este gobierno ha contado con los ingresos más altos disfrutados por cualquier gobierno en la historia económica del país, y muy a pesar de la propaganda oficial que ha banalizado la palabra "socialismo".
Sin embargo, es interesante ver que los resultados electorales no demuestran que sectores importantes del pueblo rompan con el gobierno para orientar su preferencia política hacia los partidos de la burguesía. Esto, sin duda, plantea la necesidad urgente de dar una respuesta política y organizativa a millones de personas que comienzan a buscar una alternativa frente al chavismo y sus partidos, cada vez más divididos y en crisis, y frente a la derecha golpista y proimperialista. Comienza a plantearse con claridad la necesidad de desarrollar una tercera opción, una verdadera opción revolucionaria de los trabajadores y el pueblo. Una alternativa equidistante del retorno al puntofijismo y de la continuidad de la política de colaboración de clases del gobierno, enmascarada en el discurso del socialismo del siglo XXI, y que ponga de presente la necesidad de profundizar el proceso revolucionario hacia el verdadero socialismo, sin patronos tradicionales o boliburgueses, ni empresas mixtas, ni burócratas, ni corruptos.
¿Puede construirse esa alternativa que planteas?
Para lograr esto, es necesario que el pueblo y los trabajadores comiencen a construir una alternativa política, un partido revolucionario que acoja a los más dinámicos luchadores y activistas populares, estudiantiles y sindicales, un partido dispuesto a movilizar en dirección de la toma del poder para profundizar el proceso revolucionario hacia el verdadero socialismo y al poder de los trabajadores y el pueblo. Es una tarea necesaria y urgente de los trabajadores y el pueblo, levantar esta alternativa ante el desgaste del chavismo y su partido, y así evitar que se sigan fortaleciendo la burguesía y sus partidos. Tenemos que vernos en el espejo de Nicaragua, Chile, y tantos otros procesos revolucionarios que fueron conducidos al desastre por una dirección conciliadora y reformista, a un enorme costo humano. No podemos esperar a que el gobierno del presidente Chávez decida girar a la izquierda y hacer la revolución, sobre todo porque esto es muy difícil por la participación creciente de los nuevos ricos y los empresarios en el gobierno. Ninguna clase social se suicida, y los nuevos ricos serían los últimos en hacer una revolución o auto-expropiarse. La liberación de la clase trabajadora será obra de la propia clase trabajadora, de eso estoy convencido, pero para eso es necesario contar con un partido bien combativo y organizado, que esté dispuesto a luchar hasta las últimas consecuencias por la construcción de una sociedad socialista.
trabajadores2008@yahoo.com
www.laclase.info