5 de diciembre de 2008.- Con motivo del Foro "Los Trabajadores frente a la Crisis Capitalista Mundial" donde participaron ponentes de Argentina, Francia, Biolorrusia y por Venezuela los dirigentes sindicales: Stalin Perez Borges (coordinador nacional de la UNT) y Angel Navas (FETRAELEC), se contó con la presencia del Ministro del Trabajo Roberto Hernández, invitado por lo organizadores del foro: Federación de Trabajadores Eléctricos, editores del periódico Marea Socialita y la Revista de América. Las ponencias tenemos entendido que posteriormente se harán públicas y desde esta página de aporrea nos adelantamos con la intervención del Ministro del Trabajo, quien se dirigió a los trabajadores y al público asistente de la manera siguiente:
Viernes 05 de diciembre de 2008
Palabras de Roberto Hernández Wonhsiedler"(estamos frente a una crisis estructural del capitalismo)… de la cual no hay regreso. Y sólo puede salvarnos la sustitución del sistema capitalista; y sustituir el sistema capitalista es sustituir a la clase que dentro del sistema capitalista ejerce la dominación. Pero ocurre que en la historia nada se destruye si no se sustituye. Es decir que cuando hablamos de la necesidad de destruir la dominación capitalista, estamos obligados a levantar la fuerza social que sustituya a la burguesía dominante y esa clase social no es otra que la clase obrera.
De manera que el desafío que tiene la clase obrera en momentos como el que estamos viviendo es el más grande desafío que ha podido confrontar a través de todo la historia. El compromiso y la responsabilidad de la clase obrera es muy grande, es el más inmenso compromiso que la clase revolucionaria por excelencia debe confrontar en momentos como el que estamos viviendo.
La experiencia nos enseña que si la clase obrera no está suficientemente preparada para enfrentar la crisis, no va a ocurrir nada en el mundo como no sea, precisamente, hundirnos en el mayor de los abismos que podemos imaginar.
El crak del 29 no originó, en ninguna parte del mundo, movimiento revolucionario alguno. El crak del 29 llevó a la forma más salvaje del capitalismo que es el nazismo y ello obedeció precisamente a la división de la clase obrera. En Alemania, donde la situación era más crítica y donde había una situación revolucionaria, la clase obrera estaba dividida de manera irreconciliable. Por un lado el Partido Socialista, por el otro el Partido Comunista en una confrontación implacable y, además, dentro del Partido Comunista también la división que implicó la confrontación con el Trotskismo. Fueron los años en que esa confrontación adquirió mayor agudeza.
De manera que la experiencia nos enseña que si la clase obrera no está unida y organizada no podrá hacer frente, con éxito, a una crisis de la magnitud de la que estamos viviendo. Si el crak del 29 condujo a la forma salvaje del capitalismo que es el nazismo, este crak nos llevará a etapas de la humanidad jamás vividas, a etapas de atraso que no hemos conocido en toda la historia. Si la clase obrera no juega responsablemente su papel, estamos condenados irremediablemente a vivir la etapa más oscura de la humanidad.
Nosotros en Venezuela estamos atravesando un proceso revolucionario, somos, además, la referencia obligada para los pueblos del mundo. En Venezuela tenemos especialísima responsabilidad y, sin temor a exagerar, puedo afirmar que la tarea más importante que tiene la Revolución Bolivariana es la unidad de la clase obrera. Hemos soportado 50 años de atomización de la clase obrera y, aún así, hemos avanzado hacia un proceso revolucionario como es el movimiento bolivariano. Un proceso revolucionario que se traza como objetivo estratégico el socialismo.
Podemos afirmar también que somos el país que está en mejores condiciones para enfrentar la crisis; y estamos en mejores condiciones porque venimos avanzando, desde hace bastante tiempo, en la unidad y la integración de los países de América del Sur y del Caribe. Al mismo tiempo, el Gobierno Bolivariano en Venezuela tomó medidas, como haber trasladado las reservas internacionales que estaban en bancos norteamericanos y que fueron convertidas el 30% al patrón oro y otras trasladadas a bancos suizos, en euros. Es decir, desde ese punto de vista hemos tomado algunas medidas que no son suficientes, por supuesto. Hemos, además, impulsado la creación del Banco del Sur y del Banco del Alba que es el caso más avanzado en la integración económica de nuestros países. Hemos creado la Unasur, estamos incorporándonos al Mercosur, hemos creado el Alba, del cual ya forman parte países como Bolivia, Nicaragua, Cuba, Dominica y Venezuela y esperamos que otros países que están como observadores terminen por incorporarse definitivamente. Estas son las maneras de enfrentar con éxito el desafío que nos plantea la crisis mundial del capitalismo.
En síntesis, camaradas, quiero decirles que el tema que es objeto de este encuentro reviste la máxima importancia y, para nosotros los venezolanos, es una contribución importante en el camino revolucionario que estamos adelantando.
Quiero decirles que nosotros los revolucionarios bolivarianos estamos impulsando de manera decidida la unidad orgánica de la clase obrera. No es una tarea fácil. El imperialismo ha puesto especial empeño en mantener dividida la clase obrera y ha puesto empeño porque está conciente de que la clase obrera constituye su principal enemigo. Nos dividió el imperialismo a través de uno de sus lacayos en 1943, nuevamente el mismo lacayo logró dividir la clase obrera en 1961, entre otras razones porque estaba demostrado que en Venezuela el adversario fundamental del imperialismo era la clase obrera. En la huelga de 1936, la clase obrera encabezó el primer enfrentamiento de las masas populares venezolanas contra el imperialismo. Por eso en el 43, Rómulo Betancourt propició su división y nuevamente en 1950, a pesar de las directrices que desde el exterior enviaba Betancourt, la clase obrera unida volvió a enfrentarse al imperialismo y fue el antecedente más importante para lograr la unidad popular que derrocó a la que entonces llamaban la dictadura mejor armada de América. Otra vez la clase obrera daba demostraciones de su papel decisivo en los movimientos populares ocurridos en Venezuela. Por eso en 1961, nuevamente Rómulo Betancourt, a través de una política de persecución, de crimen, de cárcel, propugnó la división de la clase obrera.
De manera que hoy estamos nosotros, la Revolución Bolivariana empeñada en lograrlo como hecho fundamental, decisivo, para que nuestra revolución avance, para que podamos ayudar a nuestros hermanos a través del continente. Porque la clase obrera es la que está llamada a invocar con eficacia el internacionalismo proletario para que nuestros pueblos se unan, fundamentalmente desde el punto de vista social. Muchas gracias, camaradas".