Testimonios reales de soldados que participaron de la
"Operación Plomo Fundido" que libró una masacre en la Franja de Gaza
que mató a 1400 palestinos, casi todos civiles. Los relatos hablan por
sí sólos de la aberrante brutalidad con la cual Israel realizó su
"autodefensa", luego de que los palestinos decidieran reaccionar frente
al bloqueo comercial y alimentario que les habían impuesto los
sionistas, que fue la verdadera causa del conflicto que a principios de
año indignó a todo el mundo y puso a la luz los crímenes de guerra del
Estado fascista de Israel.
Durante la ofensiva llevada a cabo por el Ejército hebreo en enero de este año no hubo distinción entre combatientes y civiles
Asimismo, los militares han asegurado que hubo una ausencia total de restricciones a la hora de disparar
26 de julio de 2009.-Una veintena de soldados israelíes que participaron en la última
ofensiva en Gaza denuncian la brutalidad de la fuerza militar empleada,
la no distinción entre combatientes y civiles y la ausencia total de
restricciones a la hora de disparar. La ONG israelí "Rompiendo el
Silencio" difundió hoy los testimonios de 26 soldados que participaron
en la operación Plomo Fundido (entre el 27 de diciembre y el 18 de
enero y en la que murieron 1.400 palestinos, en su mayoría civiles),
para abrir un debate sobre el comportamiento del Ejército.
"En Gaza se impuso, ante todo, que las tropas no corriesen
absolutamente ningún riesgo", explica a Efe el director de ésta
organización, Yehuda Shaul, un militar en la reserva para quien lo
ocurrido debe interpretarse a la luz de la derrota israelí en el sur de
El Líbano en 2006.
Shaul destaca que los testimonios recogen la ausencia total de
reglas para el combate, lo que derivó en una libertad absoluta de
muchos soldados para disparar a cualquier palestino, civil o no.
"No había límites. Todo el que hubiese ahí era enemigo", explica
Shaul, que añade que las instrucciones en muchos casos fueron: "Entrad
y disparad contra todo".
Uno de los soldados que ha hecho público su testimonio de forma
anónima corrobora que "las normas eran: dispara si te apetece", y añade
que los mandos "repetían todo el tiempo que esto es la guerra y que en
la guerra no hay restricciones para abrir fuego".
Otro militar asegura: "No había que tener ninguna consideración
hacia los civiles, disparábamos a todo el que viésemos. Se nos repetía
que las consideraciones humanitarias no tenían cabida: 'No dejéis que
la moralidad sea un problema. Dejad las pesadillas para luego y ahora
simplemente disparad".
Un joven se lamenta de "el odio y la alegría de matar" entre las tropas.
"Toda esa destrucción, todo ese fuego contra inocentes (...) era
simplemente increíble", dice este uniformado cuyo batallón, explica,
estaba formado por "sesenta chicos de entre 19 y 20 años para quienes
la vulgaridad y la violencia son una forma de vida" y donde "no había
nadie para reprimirte".
Otro califica el fuego de artillería israelí de "demencial" y reconoce: "Estábamos matando inocentes".
"Las instrucciones eran claras: si tienes dudas, mata", declara
otro joven militar, a quien se le instruyó que la ofensiva era "una
guerrilla urbana y en una guerrilla urbana todo el mundo es tu enemigo,
no hay inocentes".
Los combatientes también describen la destrucción gratuita de viviendas y cómo no se dejaba "ni una sola casa intacta".
Un soldado que operó un cañón de tanque en el noroeste de la
franja asegura que si tenía que girar y no había visibilidad "se
disparaban doce bombas a las casas de alrededor y se continuaba".
En dos semanas de ofensiva, asegura haber disparado cincuenta
bombas, 32 cajas de munición de ametralladora de tamaño mediano (más de
7.000 disparos), 20 explosivos de mortero de 60 milímetros y 300 cargas
de ametralladora pesada Browning 0.5.
"Y eso es sólo un tanque: había más de doscientos", añade Shaul.
Los soldados describen la muerte de civiles en casos en que era
fácilmente evitable, como la de un anciano al que se disparó cuando
estaba escondido en el hueco de la escalera de su casa.
"Antes de entrar en una casa, era normal lanzar misiles, fuego de
tanques y metralletas, granadas y luego disparar según íbamos
entrando", describe un soldado.
Otros refieren el empleo de los llamados "Johnnies" o "escudos
humanos": se mandaba a un civil palestino a entrar en la vivienda para
cerciorarse de que no había milicianos dentro.
Algunos militares destacan, sorprendidos, el papel del Rabinato
Militar, y en concreto del departamento "Conciencia Judía para un
Ejército Israelí Ganador", desde el que se inspiraba a las fuerzas con
expresiones como: "No tengas compasión, Dios te protege y todo lo que
haces está santificado".
Los rabinos extendieron entre las tropas la noción mesiánica de
que libraban una "guerra santa" en la que los "hijos de la luz",
luchaban contra los palestinos, "hijos de la oscuridad".
En Gaza, concluye Shaul, "el Ejército israelí abandonó todos sus
valores morales y actuó en contra de su propio código ético", algo que
para él merece, cuando menos, un debate para que la sociedad decida si
éste es el Ejército que quiere tener.