Quito, 11 de marzo. Venpres (Gipsy Gastello Salazar).- El politólogo estadounidense James Petras, aseguró que “Haití tiene la misma relación del ataque contra Venezuela que tenía Afganistán con Irak, es la prueba, la preparación”.
Así lo declaró este miércoles en horas de la noche, en el auditorio de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, agregando que “Haití es el ensayo antes de la guerra, preparando el público, consiguiendo el apoyo, planteando la ideología, la intervención militar, consiguiendo los soldados y tropas de varios otros países para la cobertura de la dominación imperial”.
_Estas son las preparaciones para el ataque a Venezuela, esa es la significación más allá de la tragedia vivida por el pueblo haitiano que han sufrido tantas invasiones e imposiciones.
Este evento, el cual forma parte de las Jornadas Preparatorias del 8 al 10 de marzo del Primer Foro Social Américas, el cual se llevará a cabo en la ciudad de Quito del 25 al 30 de julio de este año; fue preparado por el Comité Interuniversitario de Lucha contra el ALCA, bajo el lema “Ni ALCA ni TLC: Otra América Latina socialista es posible” y cuyo máximo dirigente es el brasilero César Neto.
En un espacio repleto por estudiantes universitarios, profesores y representantes de movimientos indígenas, el controversial politólogo manifestó polémicas revelaciones sobre los planes del Presidente George W. Bush y su equipo de trabajo de la Casa Blanca en contra del Gobierno venezolano y el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
Finalmente, atacó al Presidente de Chile, Ricardo Lagos, a quien le dijo que “tiene la vergüenza de seguirse llamando socialista”; además de que “Chile es el gran exponente del neoliberalismo a ultranza, tiene las peores leyes laborales para los agricultores, una política de maltrato a todos los trabajadores rurales: Dominados, controlados, excluidos, etc.”.
¿Quién es Petras?
James Petras es profesor de la Universidad del Estado de Nueva York, militante de los derechos humanos, líder estudiantil en la Universidad de Berkeley durante los años 60 y dirigió investigaciones en algunos países latinoamericanos, especialmente en Chile, donde colaboró con el gobierno de Salvador Allende. Luego del golpe de Estado de Augusto Pinochet, Petras fue miembro del Tribunal Russel sobre la represión en América Latina, junto a Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, según reseña La Fogata.
Asimismo, durante los 70 y 80 formó parte del movimiento de derechos humanos que combatió las torturas y desapariciones provocadas por las dictaduras latinoamericanas, y escribió para renombrados periódicos de izquierda: Le Monde Diplomatique, New Left Review, Monthly Review.
Los temas que ha tratado a lo largo de su carrera han sido el conflicto entre clases sociales, el imperialismo, el Estado, la revolución, la transición a la democracia, y otros; vinculando todo esto al fenómeno del imperialismo.
Entre sus libros publicados más reconocidos se encuentran “Perú: ¿Transformación revolucionaria o modernización?”, “América Latina: Economía y política”, “Política de poder en América Latina”, “Cómo cayó Allende: un estudio de las relaciones entre Chile y Estados Unidos”, “Clase, Estado y Poder en el tercer mundo: Casos de conflictos de clases en América Latina”, “Frágiles democracias: Problemas de transición”, “Clinton: La política del actual gobierno de los Estados Unidos”, “Globaloney”.
La participación de Petras en la Universidad Católica de Quito llenó de expectativas a la población, por sus conocidas opiniones en contra del imperialismo y sus estudios sobre la participación de los Estados Unidos en el golpe de Estado del 11 de abril en Venezuela.
Ejemplo de esto es el trabajo titulado “La Casa Blanca dirigió el golpe”, que puede ser encontrado en Znet en español, producto de una entrevista realizada por Alan Maass del Socialist Worker.
En dicha entrevista, Petras aseguró que “para comprender lo que ha sucedido en Venezuela, necesitamos observar la política de Estados Unidos, que ha consistido en imponer su control sobre el mundo a través de esa burda campaña antiterrorista y, en particular, en aumentar la nómina de subordinados que apoyen sus planes en Oriente Próximo, en Colombia y en otros lugares. Ése es el contexto y Estados Unidos ha sido capaz de ganar para su causa gobiernos como los de Uruguay, Costa Rica y Argentina, que dicen amén a todo con tal de obtener un mayor acceso a los mercados y, quizá, algunos préstamos”. Sin embargo, esta estrategia de Estados Unidos se enfrentó con una negativa por parte del presidente Chávez, que siguió una política exterior ajena a las cuestiones que más preocupan a Estados Unidos. Reforzó la OPEP, se saltó el bloqueo estadounidense de Iraq e Irán, ha establecido lazos comerciales y de otra índole con Libia, ha rechazado el Plan Colombia -ese intento de militarizar la guerra civil en dicho país-, ha prohibido los vuelos estadounidenses sobre el espacio aéreo venezolano y ha criticado el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) por considerar que va demasiado lejos y es precoz. “No se trata de una ruptura completa, pues como explicaré más adelante, Chávez es un liberal social en política interior. Pero está más interesado en los tratados regionales latinoamericanos que en un acuerdo comercial controlado por Estados Unidos. Más aún, expulsó a los consejeros militares estadounidenses del ministerio de defensa y se rodeó de personal de inteligencia muy cercano a la comunidad cubana”, aseguró el politólogo norteamericano.
Además, consideró que “a esto hay que sumarle los estrechos lazos políticos de Chávez con Castro y el abastecimiento del petróleo que le proporciona a cambio de servicios médicos. Digo ‘estrechos lazos’ no porque Chávez haya llevado a cabo ninguna transformación social radical, sino desde el punto de vista de las personalidades y de los encuentros simbólicos. Si juntamos todo -sus políticas regional e internacional y su identificación con los pobres- Chávez ha polarizado Venezuela como ningún político anterior, convirtiéndose en un polo de atracción para todos los desheredados”. En este sentido, casi de manera independiente de su política interior, el país está dividido entre la burguesía favorable a Estados Unidos, las clases medias altas y la corrupta dirigencia sindical por un lado y, por el otro, los desempleados o infraempleados, que suponen algo así como el 60% o 70% de la fuerza laboral. Este contexto, me parece, estableció los requisitos para la explosión que tuvo lugar en octubre de 2001. Yo me reuní con Chávez justo después de aquel evento, que precipitó la ofensiva total de Estados Unidos.