Naciones Unidas, marzo 1ero, - Estados Unidos continúa siendo el primer
país consumidor de cocaína en el mundo, así como el principal productor
de marihuana, incluyendo las variedades transgénica, conocida como
“supermarihuana”, y sintética, lanzada al mercado en febrero de este
año con el nombre K2.
Estas calificaciones sobre EEUU se exponen en el más reciente informe
de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE),
publicado el pasado 24 de febrero.
La JIFE es una instancia subsidiaria de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) que monitorea anualmente el comportamiento de la lucha
antidrogas en el plano internacional.
De acuerdo con el informe, se calcula que EEUU tenía 5,3 millones de
consumidores de cocaína y sus derivados, como el “crack” o “piedra”, en
el 2008, todos ellos de 12 o más años. Dicha cifra representa
aproximadamente el 2,1% de la población (párrafo 435).
Sobre el ingreso de esta droga a EEUU, el documento explica que la “De
las remesas de cocaína detectadas (en EEUU), aproximadamente el 90% se
transportó a través del corredor mexicano y centroamericano, utilizando
principalmente la ruta del Pacífico oriental” (párrafo 416) y que “La
cocaína introducida de contrabando en América del Norte suele provenir
de Colombia e ingresa en los Estados Unidos desde México” (párrafo 492).
Respecto a la producción de marihuana, el numeral 416 también advierte
que el cultivo de la planta cannabis, cuyos cogollos se usan para
procesar la marihuana, sigue aumentando en el país norteamericano: “Se
estima que la cantidad total de cannabis producida ilícitamente en los
Estados Unidos es superior a la cantidad total de cannabis que hay en
el país proveniente de otros países”.
Asimismo, el párrafo 434 expresa que “En los Estados Unidos el cannabis
sigue siendo la droga ilícita más comúnmente consumida: en 2008 la
consumieron 25,8 millones de personas (o sea, el 10,3% de la población
de 12 o más años de edad)”.
Este y otros informes de la ONU acerca de la lucha antidrogas en el
plano internacional han destacado el hecho de que la producción de
marihuana en EEUU alcanza en la actualidad unas 10 mil toneladas
métricas anuales, cifra que comporta una capacidad rentística mayor al
trigo, el heno, los vegetales y otros rubros característicos de ese
país.
Por otra parte, los diagnósticos de la producción de marihuana
efectuados en 2009 en todo el mundo determinaron que Estados Unidos se
ubica entre los principales productores de la versión transgénica,
conocida como “la supermarihuana”, modificada en los laboratorios del
narcotráfico para incrementar la concentración de tetrahidrocanabinol
(THC), la sustancia psicoactiva de la planta responsable de los efectos
alucinógenos y depresores.
La concentración normal de THC en la marihuana orgánica es de 4%,
mientras que en la transgénica puede llegar hasta el 20% o más, lo cual
actúa como un potente agresor contra las neuronas y explica por qué
esta droga ha sido denunciada en diversos países como la causante de
Alzeimer en jóvenes con edades comprendidas entre 16 y 26 años.
El presidente de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) de Venezuela,
coronel Néstor Reverol, también denunció la más reciente “creación” de
los científicos dedicados al narcotráfico en EEUU.
Se trata de una versión sintética, conocida como K2, que, según
describe un despacho noticioso de la agencia Associated Press (AP),
fechado el pasado 18 de febrero, “es una mezcla de hierbas y especias a
la que se agrega un compuesto sintético similar al THC, el ingrediente
psicoactivo de la marihuana”.
“La sustancia se vende a través de la internet y en muchas tiendas
especializadas en drogas, que lo presentan como incienso. Los
ingredientes principales del K2 están prohibidos en casi toda Europa,
pero no están regulados en Estados Unidos”, dice la nota, enviada por
una corresponsal de la citada agencia desde Jefferson City, Misuri
(EEUU, ver accediendo al vínculo
http://noticias.latino.msn.com/salud/articulos.aspx'cp-documentid=23476006).
Acerca de este hecho y de todo lo referido por la JIFE, se espera que
el gobierno de EEUU se pronuncie en su propio informe, que es redactado
por el Departamento de Estado y será publicado y entregado al Congreso
de ese país este lunes 1 de marzo, o en los próximos días.