Madrid, marzo 7 - Eloy Velasco, el juez que ha puesto a prueba las relaciones entre Venezuela y España, lleva 22 años de oficio, ocho de ellos dedicados a la política en las filas del opositor Partido Popular. Es de línea conservadora, especialista en la lucha contra los delitos informáticos.
Político del PP en Valencia
Velasco se trasladó a la Comunidad Valenciana, donde comenzó en 1988 su carrera como juez instructor en los municipios de Sagunto y Torrent. Dos años más tarde se trasladó a Valencia, pero fue en 1995 cuando decidió suspender su carrera en los juzgados y hacer política con el Partido Popular (PP, derecha) como director de justicia de los dos gobiernos de Eduardo Zaplana como presidente de la Comunidad Valenciana. En noviembre del 2003, fue destituido del cargo por diferencias y roces con el nuevo gobierno electo del PP.
El juez José Luis Rubio de la Torre, que reside en Valencia y conoció a Velasco en aquella época, dijo que el juez de la Audiencia Nacional "no tiene pelos en la lengua" y que "con él es al pan, pan y al vino, vino".
"Tiene un carácter muy vasco", dice Rubio de la Torre. "Fue serio, coherente y correcto" cuando estuvo en la administración, añadió.
Por su parte, José Vicente Cabo, líder sindical valenciano y quien en ese entonces discutió con Velasco los asuntos de la Justicia, afirma que siempre ha sido una persona "excesivamente seria". En Valencia coinciden en que el proyecto más destacable de su gestión fue la construcción de la actual Ciudad de la Justicia, que reunió a todos los juzgados en un mismo lugar.
Su paso por la política ha marcado su carrera como juez. "Conservador sí que es", afirma Ignacio Espinosa, vocero del sindicato Jueces para la Democracia. Sobre si es normal en España que un juez ocupe cargos públicos y vuelva a ejercer, apostilla: "No está prohibido, pero no es muy común".
A la cúpula de la Justicia
Al quedar por fuera de la política pasó a ser juez en Madrid hasta que, en mayo del 2008, llegó a uno de los cargos más importantes de la Justicia española: ser uno de los seis jueces instructores de la Audiencia Nacional, que trata los casos gordos de "terrorismo, narcotráfico y complejas organizaciones delincuenciales" tanto nacionales como transnacionales.
Velasco llegó al tribunal por ser el más antiguo de los candidatos que estaba en la lista para relevar al magistrado Juan del Olmo, que había pedido traslado a la Audiencia Provincial de Murcia después de haber instruido el grueso del expediente de los atentados de Al Qaeda cometidos el 11 de marzo del 2004 en Madrid, donde murieron más de 200 personas.
Desde entonces, con el apoyo de un equipo de unas 20 personas, asumió casos de gran relevancia como la orden de nuevas capturas por los atentados del 11M y actuaciones contra Eta, como el proceso que lleva contra Arnaldo Otegi, ex dirigente de Batasuna (brazo político de la banda), por enaltecimiento del "terrorismo". Además, pidió a Irlanda la extradición del famoso etarra Iñaki de Juana Chaos.
Pero el tema del grupo vasco también le dio dolores de cabeza cuando fue duramente cuestionado por haber permitido, a finales del año pasado, la fuga de la etarra Maite Aranalde, poco después de haber sido capturada en Francia. El juez la dejó en libertad bajo fianza.
Como sus colegas, también ha incursionado en procesos de trascendencia internacional y no ha estado de acuerdo con que el Congreso haya restringido a la Audiencia la competencia de investigar casos que sucedan en otros países si no hay víctimas o acusados españoles.
Por ejemplo, Velasco le preguntó el año pasado a Estados Unidos sobre las actuaciones de la Justicia de ese país en el caso de las torturas en Guantánamo. En sus manos también hay otros casos que incumben a Latinoamérica, como el asesinato de seis jesuitas españoles en El Salvador a manos, presuntamente, del Ejército de ese país en 1989.
Otra de las facetas del juez Velasco son sus ponencias sobre delitos en la red, las cuales reposan en la biblioteca del Consejo General del Poder Judicial. Por eso, usualmente es invitado a innumerables foros sobre el tema, en los que insiste en que aún no hay mecanismos efectivos para luchar contra la criminalidad en Internet. "Es una autoridad en el tema", dice Víctor Domingo, vocero de la Asociación de Internautas de España.
Con todo, Velasco, que siempre es acompañado por un gran dispositivo de seguridad, asegura no tener miedo a pesar de sus investigaciones. "Miedo, nunca. Lo que se siente es respeto. Lo que busca la delincuencia organizada es causar terror y los que luchamos contra ella no podemos caer en ello", dijo el juez en una entrevista hecha por la radio estatal, el año pasado.
Velasco -juez de instrucción número seis de la Audiencia Nacional- ha
aguantado en silencio y en su despacho, ubicado en la calle Génova,
cerca del centro de la capital, la lluvia de comentarios que le ha
enviado el presidente Chávez desde el otro lado del Atlántico. Su
nombre ha estado no sólo en las primeras planas de varios periódicos
del mundo, sino en el centro del torbellino político que ha desatado la
orden de captura de 12 personas, entre ellas Arturo Cubillas, un alto
funcionario del gobierno chavista y supuesto contacto de Eta en
Venezuela.
En noviembre del año pasado, Velasco ya había dado las primeras
puntadas de lo que sería su decisión al emitir otro auto donde abrió
una investigación formal por la conexión Farc-Eta (alianza que viene
desde 1993). Pero fue el martes cuando el juez, de 47 años y origen
vasco, pasó del anonimato a ser reconocido en la misma línea de su
famoso vecino, el juez de instrucción número cinco, Baltasar Garzón,
que hoy está cerca de ser suspendido por indagar sobre los crímenes del
franquismo.
Como ya lo había hecho su colega en el caso que sigue contra Remedios
García Albert, acusada de ser colaboradora de las Farc en España,
Velasco utilizó el contenido de los supuestos computadores de 'Raúl
Reyes'.