El estricto cerco fue decidido por
el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak,
"por motivos de seguridad", teniendo en cuenta un riesgo de atentados,
según un
portavoz militar.
La medida entró en vigencia a medianoche en la noche del jueves a este
viernes y
podría prolongarse.
Las autoridades israelíes se inquietan sobre todo por el riesgo de
incidentes en
Jerusalén Este, donde la policía desplegó refuerzos y prohibió el acceso
a la
Explanada de las Mezquitas a los hombres de menos de 50 años para la
gran
oración del viernes.
El viernes pasado, violentos incidentes se produjeron en la explanada
tras la
decisión del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de inscribir
dos
santuarios de Cisjordania, la Cripta de los Patriarcas en Hebrón y la
Tumba de
Raquel en Belén, en el patrimonio nacional de Israel.
El ejército israelí cerca sistemáticamente Cisjordania con ocasión de
cada
fiesta judía. Es la primera vez desde hace dos años que tal medida es
adoptada
cuando no esta prevista celebración alguna en Israel.
Desde la segunda Intifada en septiembre de 2000, Cisjordania está
sometida
cotidianamente a un cierre de facto. Sólo unas decenas de miles de
palestinos
son autorizados cada día a ir a Israel.
La tensión aumentó esta semana con la autorización dada por el ministro
israelí
del Interior para la construcción de 1.600 viviendas en un sector árabe
de
Jerusalén anexado por Israel.
Esta medida, anunciada en plena visita del vicepresidente
estadounidense, Joe
Biden, fue considerada como un desaire por Washington, alejando las
perspectivas
-ya complicadas- de un reinicio del processo de paz a través de
negociaciones
indirectas.
En varias ocasiones, la Autoridad Palestina ha exigido la anulación del
controvertido proyecto, considerando que constituye una nueva
provocación que
despoja a la negociación de todo sentido .
"Los estadounidenses saben perfectamente que el presidente Abas les hizo
saber
oficialmente que es muy difícil para nosotros ir a la mesa de
negociaciones,
directas o indirectas, sin que el proyecto de construcción sea anulado"
en
Jerusalén Este, declaró este viernes a AFP el principal negociador
palestinos,
Saeb Erakat.
Los palestinos están tanto más exasperados en cuanto a que la
autorización ya
fue dada recientemente para otros proyectos de colonización: 600
viviendas en
otro barrio de colonización en Jerusalén Este en la colonia de Beitar
Ilit, en
Cisjordania ocupada.
El Gobierno israelí hizo saber claramente que no tenía la intención de
detener
esos proyectos, ni en Beitar Ilit, ya en construcción, ni en Jerusalén
Este,
considerando que el sector oriental de la Ciudad Santa es parte
integrante de
Israel, a pesar de la oposición de la comunidad internacional.
El gobierno de Netanayhu se limitó a recordar que la expansión de Ramat
Shlomo
es un proyecto de hace tiempo, aprobado por los precedentes gobiernos.
También destacó que la construcción no comenzaría antes de varios años,
pero
admitió, ante el coro internacional de protestas, que el anuncio de las
1.600
viviendas suplementarias había sido "particularmente inoportuno" en
momentos en
que Biden estaba de visita.
En el plano interior, Netanyahu seguía siendo blanco de airadas críticas
en la
prensa que destacó un nuevo fallo de su gobierno.