Manila, mayo 11 - El senador Benigno Aquino, heredero de una influyente dinastía, será el nuevo presidente de Filipinas tras una victoria electoral que le da vía para cumplir su promesa de aliviar la extendida pobreza y enfrentarse a la enquistada corrupción.
Cuando se ha escrutado más del 78 por ciento de los votos, Aquino sobresale con el 40 por ciento de los sufragios, lejos de su inmediato rival, el ex presidente Joseph Estrada, que ha recibido el 25 por ciento del voto.
El hijo de Benigno Aquino, mártir de la democracia asesinado en 1983, y de la fallecida Corazón Cojuangco, la primera presidenta tras la dictadura de Ferdinand Marcos, ha insistido en su primera intervención tras conocerse su liderazgo que dará prioridad a la lucha contra la corrupción.
La contundencia de los primeros números ha llevado a uno de los principales candidatos, el senador Manny Villar, en tercer lugar en el recuento, a conceder la victoria de su oponente e incluso ofrecerle su colaboración, mientras que Estrada todavía no se ha pronunciado.
A pesar de los fallos técnicos en 400 de las 76.000 máquinas automáticas y de la habitual violencia, que dejó nueve muertos durante la jornada de votación, la Comisión Electoral ofreció los primeros resultados a las dos horas del cierre de los colegios.
"Las máquinas funcionaron mejor de lo esperado, diría que ha sido un éxito", declaró el presidente de la Comisión Electoral, José Melo.
Aquino afrontará los mismos desafíos que sus antecesores, garantizar el crecimiento económico, aliviar la pobreza y combatir la corrupción.
Durante los nueve años de mandato de la actual presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, los índices de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se han mantenido a un nivel parecido al de sus vecinos asiáticos, con una media del 5 por ciento anual hasta que estalló la crisis financiera global en 2008, pero insuficiente para aliviar la extendida pobreza.
El 44 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de dos dólares al día, mientras que la economía subsiste gracias a las remesas de dinero que envían al país los cerca de once millones de filipinos que trabajan en el extranjero, y que representan casi el 15 por ciento del PIB.
La Comisión Electoral espera ofrecer los resultados definitivos en las próximas 24 horas, un hito en la historia del país, donde el escrutinio se prolongaba durante semanas en medio de múltiples sospechas de fraude.