Bogotá, abril 13 - Cuando el politólogo español Juan Carlos Monedero llegó al chavismo en 2004 lo hizo por convicción. Durante cuatro años asesoró al presidente Hugo Chávez en diferentes programas y hoy, desde las aulas de la Universidad Complutense de Madrid, analiza el proceso revolucionario de Venezuela. Para él, el presidente Chávez simboliza la lucha contra la oligarquía y el imperialismo, los enemigos del cambio en América Latina. Monedero fue invitado por la corporación Viva la Ciudadanía a participar de la cátedra Orlando Fals Borda.
Después de haber asesorado al presidente Chávez, ¿qué piensa de él?
Vi a un dirigente que le dolía su pueblo y para mí eso es importante puesto que he conocido, por ejemplo en España, a presidentes como José María Aznar a los cuales nunca les dolió el suyo.
¿Cuáles son los beneficios de la revolución bolivariana?
Cuando él llegó las tasas de pobreza estaban en el orden del 60% y ahora están en torno al 21% y las de pobreza extrema en el 28%, actualmente están en el 9%. Por primera vez llevó salud a los cerros donde la Cuarta República nunca había subido porque los médicos no “estudiaban para curar diarreas”. Cuando uno plantea estos logros la gente dice que las estadísticas venezolanas no son fiables. A ellos les digo que recurran a cifras internacionales y descubrirán que Venezuela ha cubierto buena parte de las metas del milenio. Que vayan al Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas y verán que desde el 98 Venezuela mejora, mejora y mejora. Que acudan al Coeficiente Gini y se darán cuenta de que Venezuela es uno de los países más iguales de la región. Venezuela no es un paraíso, tiene mucho por mejorar, pero si no tuviera todo eso para exhibir, no se podría explicar por qué el presidente Chávez sigue ganando elecciones.
¿Y las deudas?
La Venezuela chavista ha tenido mucho menos éxito a la hora de luchar contra los fantasmas históricos del país como el centralismo, el militarismo, la corrupción, la ineficiencia, el clientelismo de partido o una presencia preeminente del presidente, que termina haciendo el trabajo que le corresponde a otras personas. Destacaría también el tema de la ineficiencia. El país no ha sido capaz de construir un cuerpo de servidores públicos leales a la Constitución del 99 y por ahí se cuela la corrupción, que se convierte en un mal endémico que golpea fuertemente a la revolución bolivariana.
¿Cómo ve el avance de la oposición?
Han cometido un gran error al haber malbaratado el poder de la crítica. Los medios de comunicación, la universidad y la oposición política en Venezuela se han encargado simplemente de buscar derrocar al presidente Chávez.
¿Usted no cree que otro periodo presidencial sería contraproducente?
Pienso que la rotación siempre es buena, desde el punto de la teoría democrática. Pero en el caso de Venezuela tenemos que ser conscientes de que el presidente Chávez sólo ha podido empezar a gobernar después de ganar el referendo revocatorio. Entonces sólo con un cierto exceso formalista podemos decir que lleva 12 años, pero en la práctica apenas lleva la mitad. Creo que este tercer mandato que va a conseguir tiene que ser un periodo de transición.
¿Qué piensa del caso Arturo Cubillas?
La derecha española, acompañada de las empresas de los medios de comunicación, intentó construir una matriz de opinión que vinculara al presidente Chávez con las Farc y con Eta. Eso tiene un difícil sustento, Arturo Cubillas está en Venezuela por un acuerdo que hizo Felipe González con Carlos Andrés Pérez hace 20 años, es decir, mucho antes de que el presidente Chávez llegara al poder. El gobierno de José María Aznar recibió a las Farc en España y el juez que generó todo este conflicto respecto de la presunta relación entre Chávez, las Farc y Eta era consejero de justicia en el gobierno que recibió en su sede a las Farc.
Y los testimonios de etarras capturados...
Para mí eso no tiene ningún tipo de credibilidad porque a los delincuentes, por lo general, no les creo. Lo que buscaban era señalar un tipo de relación del presidente Chávez con el narcotráfico y el terrorismo para debilitarlo. Es más clara la vinculación de los gobiernos de los Estados Unidos y de Álvaro Uribe con terroristas y narcotraficantes.
Según usted, ¿cuál fue el rol del Gobierno colombiano en toda esta elucubración?
El presidente Uribe armó una cuasidécada ominosa donde juntó lo que para un politólogo es la quinta esencia del mal: la fusión de un Estado sin control ciudadano y la mafia en un mismo organismo. Un Estado muy vinculado al narcotráfico y al paramilitarismo que se puso al servicio de la geopolítica norteamericana en el intento de hacer de Colombia un Israel latinoamericano. Podrían ustedes decir que esos eran comentarios de locos izquierdistas pero ahí están los documentos de Wikileaks. Por fortuna Colombia está empezando a mirar hacia el sur y en ese mirar se está liberando de ser un país subordinado.
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