Confirmado: epidemia de cólera fue llevada a Haití por los Cascos Azules

Un informe indica que la materia fecal del campamento donde se encontraban soldados nepalíes fue indebidamente vertida en el río Artibonite y de allí nació la contaminación

6 Mayo 2011 - La epidemia de cólera que mató a más de 4.500 personas en Haití el año pasado estuvo relacionada con los Cascos Azules de la Organización de las Naciones Unidas originarios de Nepal, de acuerdo con un nuevo reporte. Esa misma conclusión, a la que llegó un estudio anterior, había sido rebatida por algunos funcionarios de las Naciones Unidas, informó CNN.

El informe, publicado la noche del miércoles por un panel independiente de expertos de la ONU, muestra que la cepa de cólera no se originó en Haití. Por el contrario, la bacteria era “muy similar” a las que existen en el sur de Asia.

El documento no culpa directamente a los Cascos Azules, sino que argumenta que la epidemia fue acusada por una “confluencia de circunstancias” y “no fue culpa ni una acción deliberada de un grupo o individuo”.

Las circunstancias que agravaron la situación incluyeron deficiencias en “los sistemas de aguas, sanidad y salud” de Haití, de acuerdo con el reporte.

De acuerdo con el reporte, materia fecal del campamento donde los Cascos Azules nepalíes se encontraban fue indebidamente vertida por un contratista en el río Artibonite y “esta contaminación inició una explosiva epidemia de cólera en los márgenes del río y eventualmente en el país”.

“Este explosivo esparcimiento se debió a varios factores, incluyendo el uso común del agua del río para lavar, bañarse, beber y jugar”, indica el texto. También hubo “exposición regular de trabajadores agrícolas a aguas de irrigación tomadas del Artibonite”.

DE NEPAL AL CARIBE

Un epidemiólogo francés, el médico Renaud Piarroux, sugirió en diciembre que los cascos azules nepalíes eran la fuente de la epidemia.

Los primeros casos se registraron a finales de octubre de 2010. El contingente de Cascos Azules nepalíes llegó a Haití “entre el 8 y el 24 de octubre de 2010, después de tres meses de entrenamiento en Katmandú, Nepal”, dice el nuevo informe.

En ese momento, Haití intentaba recuperarse de un devastador sismo que sacudió la isla en enero de 2010, un evento que mató a más de 220 mil personas, causó heridas a más de 300 mil y dejó a más de un millón damnificadas.

El reporte tiene recomendaciones para futuras misiones de la ONU, entre ellas, que el personal del organismo y de emergencia que viaje hacia áreas donde el cólera sea endémico “reciba una dosis profiláctica de antibióticos antes de partir o sea monitoreado”.

Además, “para prevenir la introducción de contaminación en el ambiente local, las instalaciones de la ONU en el mundo deben utilizar sistemas de procesamiento de los desechos fecales que inactiven agentes patógenos”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó “sus más profundas simpatías hacia las víctimas” y dijo que ordenará la formación de un equipo que aplique las recomendaciones del reporte.

El informe de Piarroux, basado en una investigación realizada en noviembre, apuntó que varias de las primeras víctimas de la epidemia obtenían su agua del río Artibonite, cerca del campamento de los cascos azules. En una villa, los residentes señalaron al equipo de Piarroux que vieron que pipas de una fosa séptica vertían sustancias a la corriente.

El médico dijo que a pesar de que Katmandú registraba una epidemia de cólera mientras los cascos azules entrenaban ahí, ninguno de los soldados manifestó los síntomas y ninguna de las muestras recolectadas en el campamento dio positivo para la bacteria.

Pero de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), las personas pueden ser portadoras del cólera sin tener los síntomas. Piarroux indicó que después del inicio de la epidemia los oficiales pudieron haber tomado medidas para borrar el rastro de la enfermedad.

Funcionarios de la ONU y Nepal niegan que el cólera se haya originado en el país asiático.

Vincenzo Pugliese, vocero de la misión de la ONU en Haití, dijo en diciembre que el reporte de Piarroux no aportaba pruebas definitivas. El tiempo le dio la razón al epidemiólogo.


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