14 de junio de 2011.-Para muchos expertos en los temas concernientes a las comunicaciones, el periodismo se ubica en “el ojo del huracán” por ser un tema sensible a la sociedad. Sería materialmente imposible conocer con exactitud la cantidad de papel y tinta que se ha invertido en la publicación de trabajos relacionados con el desempeño de la prensa en el mundo; esto, sin duda, ejemplifica el interés de las personas por esta profesión.
La comunicación, en todas sus formas, es de carácter intrínseco en el género animal, y el periodismo, como ramificación de ésta, despierta confianza, interés o incertidumbre; todo depende con la óptica en que se mire.
En Venezuela hay quienes creen que la interacción entre el emisor y el receptor, a través de un canal de difusión del mensaje, dejó el rol de informar en un segundo plano. A la misma vez, pasó de formadora de nuevos valores a ser protagonista del escenario político actual.
Para el periodista Ernesto Villegas, actual director del diario Ciudad Caracas, el ejercicio del periodismo se encuentra inmerso en uno de sus peores momentos. Sostiene —en entrevista exclusiva para el quincenario LA CUMBRE— que el oficio atraviesa “una crisis de credibilidad” en todo el mundo. “La gente común y corriente tiene derecho a dudar de lo que el periodismo le informa, el propio periodismo se ha encargado de que la crisis se profundice”.
EL MONSTRUO POR DENTRO
El comunicador considera que tal conflicto se radica no sólo en los medios privados sino también en los controlados por el Estado. “Todos somos causa y efecto de esa crisis. Algún granito de arena hemos puesto. Atribuirle la crisis nada más al otro es parte de la misma crisis”, explica Villegas.
El también moderador del programa “Toda Venezuela”, transmitido por el canal del Estado, cree que el origen de las fallas reside en la “arrogancia del periodismo”, porque, a su juicio, al periodismo le cuesta generar una revisión de sí mismo. “Esto no sólo pasa en Venezuela, ni sólo es en el periodismo de izquierda o de la derecha. Yo creo que le pasa a todo el periodismo.
“Eso sucede porque el periodismo es hecho por seres humanos y todos tenemos un ego. Entonces el amor propio inmoderado, del que hablaba Simón Rodríguez, se representa en esto.”.
—El periodismo, para muchos, ha sido considerado una élite en las universidades de Venezuela, ¿será por esta razón que sucede la arrogancia de la que haces mención?
—En todas partes el periodismo es muy arrogante. Tú te pones a ver el que se ejerce en otras partes del mundo y también lo es. ¿Cuánto cuesta, por ejemplo, que en España publiquen un derecho a réplica del Gobierno venezolano frente a un infundio o mentira que se diga? ¡Dios y su ayuda! Y esto por mencionarte sólo un país.
—¿Y cómo, a su juicio, se puede cambiar ese negativo concepto?
—Que el periodismo sea trasparente en cuanto lo que dice y lo que dicen las fuentes. A mí me parece que todos los medios tenemos una política editorial clara; aquí nadie se chupa el dedo (…) Mucha gente tapa la necesidad de investigar un dato con una consigna, por ejemplo. De repente son cosas que hay que superar; hay que tener una dosis de rigor sin enfriar nuestros corazones y sin dejar de tener el corazón del color que queramos, pero hay que tener rigor en lo que decimos y en lo que escribimos. En separar claramente, ante los ojos del lector, lo que dice el periodismo de lo que dicen o hacen las fuentes.
NI CON EL PÉTALO DE UNA ROSA
Villegas está convencido que para hacer observaciones negativas relacionadas a un tema en particular “hay que conocerlo a fondo” y saber “de qué se trata” antes de opinar. En cuanto al manejo de la política comunicacional en el Gobierno Nacional –donde algunos afirman que es deficiente mientras que otros aseguran lo inverso– el comunicador recurre al argot beisbolístico (“managers de tribuna”) para ejemplificar a quienes hacen valoraciones sin conocimiento previo de la situación. “Es muy cómodo, desde una poltrona con un control en la mano, decir qué está bien y qué está mal. Creo que la verdad del pastel es comérselo”.
–¿Existen fallas en términos del manejo de la comunicación dentro del Gobierno?
–¡Fíjate! Debemos predicar con el ejemplo, porque yo estoy en muy mala posición para hablar de la política comunicacional del Gobierno, en un tono ajeno, porque yo soy director de un periódico que edita el Gobierno Bolivariano y conduzco un espacio de opinión en el canal del Estado. Tendría que empezar por criticarme a mí mismo, porque yo tengo una responsabilidad allí…
–Y de Venezolana de Televisión, ¿qué puede decir?
– Te repito lo que te he dicho: yo soy el principal crítico del periodismo que hago y de los medios donde me desenvuelvo. Yo te puedo enumerar defectos que tenemos aquí en Ciudad Caracas, y del canal ocho ni hablar. Todo el mundo, digamos, conviene en reconocer las debilidades que el canal tiene. Yo, en estos momentos, soy un mal jurado de ese tema porque estoy viendo poca televisión; me informo mucho a través de Internet (…) Yo creo que son los usuarios, los televidentes, quienes tienen un mejor juicio acerca de eso.
Ahora así como tú puedes mencionar grandes debilidades, yo te puedo decir que, desde el punto de vista operativo, dificulto que haya un canal que tenga las exigencias operativas de VTV, porque eso de seguirle el paso al Presidente (Chávez) y a las actividades gubernamentales implica un aparato logístico descomunal. Otro medio del Estado de América Latina no dispone del número de microondas y de enlaces que tiene VTV (…) Es obvio que el canal tiene muchas fallas, pero desde el punto de vista operativo creo que hay que hacer un documental sobre la gente que está echándole pierna a esto; ¡es un trabajón!
LA ANÉCDOTA
“Censura sufrí cuando en el año 92 suspendieron las garantías constitucionales. Iba un censor (funcionario del Gobierno de turno que revisaba el contenido de un periódico antes de su publicación) del Ministerio de Relaciones Interiores al diario Nuevo País donde yo era reportero. Después salían las páginas publicadas con fragmentos en blanco de aquellas cosas que arrancaba el censor y que no podían ser publicadas. Digamos que esa censura real, material, explícita la viví en carne propia”, subraya.
LA CAPITAL EN PAPEL Y TINTA
¿Cómo cautivar la atención de los lectores caraqueños tanto de la derecha como de la izquierda?, quizás ésta pudo haber sido una pregunta –de las tantas que pueden deambular en la mente de un escritor– que Villegas se formuló cuando le dieron la responsabilidad de tomar el timón de una embarcación que iniciaría su cabotaje en las turbulentas aguas del periodismo venezolano.
Con poco más de un año en la calle, Ciudad Caracas acabó con la máxima que establece que todo rotativo le corresponde tener un valor de cambio, mas no de uso. Es decir, debe fijar un precio por el pregón. A fin de que muchas personas pudieran adquirir el tabloide, inicialmente manejaban un costo módico por ejemplar: un bolívar, con un tiraje de 20 mil diarios. “Fue una experiencia de la que aprendimos mucho, porque toda esas dificultades que hay en el campo de la distribución, en la red de kioscos, es una cosa muy compleja. Un día decidimos convertirnos en un periódico absolutamente gratis”, rememora.
Villegas confiesa que inauguralmente no fue partidario de la gratuidad del periódico, pero tras estudios y análisis realizados por toda la familia que conforma el diario, se decidió conformar una red de distribución masiva en los puntos neurálgicos de la Gran Caracas, donde los transeúntes y usuarios de transporte particular y masivo lo adquieren. “Cuando nos convertimos en un periódico gratuito, fue una maravilla porque la gente comenzó a recibirlo y le agradó el contenido; entonces comenzó a demandarlo”, recuerda.
UN TIRAJE QUE TRASMITE JAQUECAS
No siempre las cosas difíciles son sinónimos de imposible. Ciudad Caracas ni siquiera apaga su segunda velita cuando su reproducción se remonta a 120 mil diarios. Esto le ha permitido ser el rotativo con mayor circulación en la capital venezolana, además de apuntalarse los primeros lugares a nivel nacional.
Villegas manifiesta que parte del éxito alcanzado, hasta ahora, se debe a que se dispuso un canal de participación a objeto de que las comunidades expresen sus exigencias a la Alcaldía del Libertador, en Caracas, y, asimismo, cuestionen el burocratismo existente.
Asegura que en el impreso trabajan basados en las premisas guevaristas de predicar con el ejemplo para poder contribuir con un mejor periodismo. “Aquí las páginas del periódico están patentes, y eso más bien ha sido estimulado por el alcalde Jorge Rodríguez, digamos que es él quien dio la idea; él es el padre de la criatura, para así apoyarse en las comunidades y en la contraloría social”.
GRATA PRESENTACIÓN
Quienes trabajan en la diagramación de este medio de comunicación se cuidan de ofrecer un producto con la mayor calidad posible. Villegas cree que el diseño les ha permitido tener el beneplácito que ostentan, debido al ingenio creativo con el que se identifican los lectores.
Cuando se abren los cuerpos para revisar el contenido de Ciudad Caracas, se halla el manejo de todos los géneros periodísticos. Se ofrecen secciones de cultura, entretenimiento y páginas especializadas. También promueven la liberación femenina, el desarrollo histórico y, además, un suplemento para los más pequeños de la casa.
“Un elemento que no puede quedar por fuera es la participación de la gente. Al lado de las notas firmadas por un periodista están las notas firmadas por el pueblo, gente que, a título personal o como integrantes del comité de pobladores o integrante de cualquier expresión de la comunidad, decide escribirnos sobre las cosas que pasan en su comunidad, sean buenas o malas”, indica Villegas.
CASO JOAQUÍN PÉREZ BECERRA
Como director de un medio de comunicación, Villegas siente una identificación, hasta cierto punto, con el director de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol) Joaquín Pérez Becerra, recientemente capturado por las autoridades venezolanas y entregado al Gobierno de Colombia. A Pérez Becerra se le acusa por diversos delitos, además de una supuesta relación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Como anécdota sobre este hecho, Villegas resalta que al momento de la captura de Pérez Becerra, él no se encontraba de guardia en la redacción de Ciudad Caracas y salió una nota en cuyo título se afirmaba: “capturado en Maiquetía terrorista solicitado por Interpol”, sobre la base del comunicado emitido por el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia. Al día siguiente, Villegas, para excusarse, realizó una aclaratoria. “A mi aquello me dio mucha vergüenza y publiqué una aclaratoria. Yo dije que mal pudiéramos llamar terrorista a Joaquín Pérez Becerra, porque eso significaría que pasado mañana, a cualquiera que ejerce la comunicación desde una trinchera determinada, puede caerle el mismo sustantivo.
“Yo no creo en ese tipo de caracterizaciones que se pusieron en boga después del año 2001 con la voladura de las Torres Gemelas y toda esta lucha global contra el terrorismo. Yo no aplico ese calificativo a Joaquín Pérez Becerra. Hasta lo que sé, él es director de la agencia Anncol”, destaca.
¿ORGANIZACIONES POLÍTICAS O MEDIOS DE COMUNICACIÓN?
El también escritor del libro “Abril, Golpe Adentro” considera que algunos medios de comunicación privados, lejos de ofrecer un equilibrio informativo, más bien dictan la pauta a los partidos contrarrevolucionarios y, en especial, hacia algunos dirigentes de ese sector. Para ello colocan al servicio de la oposición su línea editorial. “Entiendo que sigue siendo la misma (la política informativa) hasta la Globovisión que yo conocí; no sé si sigue siendo la misma. Además, ese canal, hasta dónde lo vi, enferma. Ese canal le imponía la línea a los partidos y condenaba a los políticos que no se apegaban a las políticas que decidía (Alberto) Ravell. Conozco a dirigentes de oposición que así lo decían, porque se sentían subyugados con respecto a lo que el medio determinaba. ¡Este tipo de cosas pasaban!”.
PERIODISTA DE IZQUIERDA
Villegas revela que su infancia transcurrió en un hogar de izquierda, sus padres tenían formación comunista y eso permitió su identificación con las corrientes progresistas. “Dentro de cada ser que quiere ser revolucionario hay un ser conservador, y yo quiero que en esa batalla interna, que todos tenemos, se imponga el revolucionario.
“…A mí me viene una vieja encopetada y me pregunta: ‘¿tú eres chavista?’, y le respondo que ‘sí soy chavista’, para sacarle la piedra. Ahora, ¿qué pasa con el término chavista? Que eso es un apellido y es el apellido del Presidente, y el único que puede decir quién es chavista es el propio Presidente porque ese es su apellido”, reflexiona.
—¿Podría decirse que eres un periodista socialista?
—¡Claro! Yo soy socialista y soy bolivariano, pero son términos que se han prostituido un poco porque socialista se proclama Felipe González (exPresidente de España) ¿cómo es eso?, y comunista se declararon muchos que terminaron dueños de empresa que anteriormente eran del Estado. Son categorías que están un poco cuestionadas.
Citas textuales“Yo creo que en el campo de la comunicación debe reproducirse lo que el presidente Chávez ha propuesto como camino, como la transición al socialismo: las diversas formas de propiedad, que en el camino dialéctico conducirán a un desenlace social determinado que ella misma fije”.
“Para estar enterado hacia dónde van los tiros en un cierto sector del chavismo tienen que leer Aporrea. ¡Claro! Yo también le haría algunos cuestionamientos, de hecho le he planteado a los compañeros de Aporrea la necesidad de cambiar o de hacerle un refrescamiento en la forma; tiene que tener más movilidad, porque transcurren horas o días y la misma nota destacada”.