Texto completo de su discurso:
I
LA CRISIS DE UN SISTEMA
La actual crisis del capitalismo está mostrando sus consecuencias deletéreas y perversas en todos los ámbitos de la sociedad mundial.
En la economía predominan tahúres cibernéticos que logran – como por arte de magia y ante la docilidad de gobiernos – que sus activos tóxicos se conviertan en más de 650 mil millardos de dólares que representan diez veces el PIB mundial.
La política, en vez de servir al bien público, se subordina a la economía de casino.
Resultados dramáticos de la crisis del capitalismo en curso son el crecimiento de la pobreza y la desigualdad, la destrucción de la naturaleza, y la consiguiente disminución de la calidad de la vida de los seres humanos que habitan la tierra.
II
¿GOBERNABILIDAD O INGOBERNABILIDAD?
El concepto de “gobernabilidad” aparece en la literatura política, a raíz del establecimiento de la Comisión Trilateral (Julio, 1973), con el propósito de dar cuerpo político y teórico al neoliberalismo.
David Rockefeller, uno de los líderes de la Trilateral, expresó: “De lo que se trata es de sustituir la autodeterminación nacional que se ha practicado durante siglos en el pasado por la soberanía de una élite de técnicos y financieros mundiales”.
Desde los años ochenta, la ola neoconservadora se propuso desmantelar sistemáticamente el Estado Social, logrado en reñidas luchas históricas y con grandes sacrificios de los trabajadores europeos en el siglo XX. Y a los países en desarrollo se les impusieron draconianos planes de ajuste fiscal que aumentaron la pobreza, el hambre y la desigualdad.
Tras la quiebra de Lehman Brothers y otros emporios financieros en Estados Unidos (otoño 2008), la crisis económica y financiera, que se había incubado en los meandros más oscuros de un desenfrenado capitalismo, impactó al mundo.
III
LA PROCLAMADA GOBERNABILIDAD
Se pretende que la legitimidad de un gobierno ya no derive del consentimiento de la población de un estado, o del electorado, sino de la autoridad de organizaciones internacionales, que se encargan motu proprio de velar por la llamada “buena gobernanza global”. La legitimidad se juzga desde afuera, el espacio para la auto-determinación y la autonomía política del Estado Nacional desaparece.
Los imperialistas y neoliberales al deslegitimar la principal institución política del orden internacional de la posguerra, la soberanía, niegan los principios fundamentales en que se fundó la Carta de las Naciones Unidas.
Las instituciones del Bretton Woods, los magnates de la banca y políticos a su servicio imponen el totalitarismo del mercado, no sólo a los países en desarrollo, sino también a países desarrollados de Europa, como lo estamos observando en estos momentos.
Una Gobernabilidad Global, de carácter humanista, demanda la existencia de un sistema internacional inclusivo, trasparente y efectivo. Un verdadero multilateralismo, debe estar basado en la igualdad soberana de los Estados.
IV
LA LLAMADA BUENA GOBERNANZA GLOBAL Y LAS NACIONES UNIDAS
Es necesario democratizar los distintos órganos principales de la ONU. Se debe fortalecer la Asamblea General en el desempeño de las competencias que le asigna la Carta de la ONU. Estos asuntos se vienen discutiendo desde ya casi veinte años, sin que hasta ahora se haya alcanzado resultado alguno.
Debe revertir la tendencia del Consejo de Seguridad a involucrarse en el examen de cuestiones que están fuera de sus competencias. El fortalecimiento de las Naciones Unidas sólo será posible en la medida que los propósitos y principios de su Carta sean plenamente respetados. Igualmente, cuando se acaten las resoluciones emanadas de la Asamblea General.
Venezuela respalda la ampliación de las categorías de miembros permanentes y no permanentes del Consejo de Seguridad, con la incorporación de países de África, América Latina y el Caribe. Es perentorio alcanzar equilibrio y representatividad en este órgano, tomando en cuenta las realidades geográficas, políticas y culturales del mundo en desarrollo.
El veto es un mecanismo anacrónico y antidemocrático que contradice al principio de la igualdad soberana de los Estados, y, en consecuencia, debe ser eliminado.
VI
HACIA UN VERDADERO MULTILATERALISMO
Multilateralismo significa democratizar las relaciones internacionales, la participación e incidencia de los pueblos y de los Estados soberanos, en los mecanismos de toma de decisiones sobre las grandes cuestiones mundiales.
El capitalismo ha creado una sociedad no exenta de simuladores. Son aquellos que alegan que la comunidad de naciones decide las políticas que orientan al mundo, aunque la realidad es que los organismos multilaterales son manipulados por quienes ejercen el monopolio del poder político y económico a escala mundial.
Las violaciones sistemáticas de la Carta de las Naciones Unidas amenazan la paz y la seguridad internacionales. Potencias imperiales recurren a dobles raseros y manipulan las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad, como está ocurriendo hoy en los casos de Libia, Afganistán, e Irán, para citar algunos.
Alegando cínicamente la defensa de civiles siguen bombardeando y asesinando cientos de civiles libios. Aprovecho esta tribuna para exigir nuevamente, en nombre del Gobierno Bolivariano de Hugo Chávez Frías, el cese de los bombardeos de la OTAN a Libia, el respeto a la unidad e integridad territorial de ese hermano país del Sur, el inmediato cese al fuego. Condiciones sine qua non para que se alcance una salida pacífica al conflicto en Libia.
Guiados por el espíritu de un nuevo y renovado multilateralismo hay que alcanzar soluciones, igualmente nuevas y renovadoras, a los desafíos que enfrenta hoy la humanidad. La desigualdad y la pobreza, la amenaza de las armas de destrucción masiva, el cambio climático y la destrucción de la naturaleza son asuntos pendientes.
Estos desafíos solo podrán ser encarados eficazmente si se atacan las causas estructurales y coyunturales que los generan: la existencia de un sistema global, consumista, egoísta y depredador, basado en la mercantilización del hombre y la naturaleza. Necesario es, por tanto, cambiar radicalmente las relaciones de poder mundial caracterizadas por el ejercicio de la violencia, la explotación, y la dominación.
Como demuestra la historia reciente, las acciones unilaterales realizadas al margen de la legalidad internacional no resuelven – sino que agravan – los conflictos. Un ejemplo patético es Iraq, país que ha sufrido una invasión ilegal que ha causado más de un millón de muertos.
VII
LA DECADENCIA DE UN SISTEMA
Cuando el hombre es acuciado por el afán de enriquecerse sin ningún escrúpulo, no tarda en bordear el crimen y es un milagro que no incurra en él. En nuestro tiempo ese “milagro” ha ocurrido. Las consecuencias de las nefastas políticas neoliberales están a la vista:
Cada año mueren 11 millones de niños y niñas a causa de la pobreza, 17 mil mueren diariamente (Secretario General de la ONU).
1.020 millones de personas no tienen acceso a los requerimientos básicos de alimentación (PNUD).
2.800 millones de personas viven en la pobreza con menos de dos dólares diarios (Banco Mundial).
Solo un 1% de la población mundial concentra más del 40% de los activos globales; el 10% acapara un 85% de esos activos (Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo de la ONU).
Tras la crisis económica de 2008 el índice de desempleo en la población juvenil del mundo subió a un 13%, más de 81 millones de jóvenes quedaron desempleados.
VIII
TIEMPOS DE LA SOLIDARIDAD
¿Podrá la humanidad derrotar estas tendencias destructoras y crear una sociedad más democrática, equitativa, plural y compatible con la preservación de la vida y la naturaleza? Pensamos que sí, construir un mundo a escala humana es posible.
Para que la humanidad pueda disfrutar de los derechos humanos fundamentales y alcanzar su emancipación, hay que remontar los mezquinos establos del fundamentalismo del mercado, y abrir las alamedas del reino terrenal de la solidaridad.
Hoy por fortuna vivimos un renacer de la solidaridad. Nunca, como hoy, las críticas a la tiranía de los mercados, a los desbordes del capitalismo habían sido tan abundantes y sonoras. La crisis estalla hasta en el corazón del poder imperial, en los Estados Unidos.
Los pueblos del mundo reclaman más y mejor democracia a escala local y global. Sueñan con un proyecto de sociedad basado en la solidaridad colectiva, que recupere los ideales, principios y valores humanos fundamentales que han inspirado las grandes epopeyas de la historia.
Defendamos la causa de los derechos humanos y las conquistas sociales alcanzadas a lo largo del siglo pasado.
Luchemos por construir sociedades democráticas con justicia e inclusión social.
Abatamos la pobreza y superemos las desigualdades.
En Venezuela llamamos a esa humanista y hermosa alternativa el Socialismo Bolivariano. Póngasele en otros países hermanos el nombre que se le quiera poner, pero como ha dicho la CEPAL, en nuestro continente, es la hora de la igualdad.
La historia está llena de curiosidades. Mientras que en Europa se avanza hacia la destrucción del estado de bienestar y las conquistas sociales alcanzadas, en América Latina y el Caribe pareciera que estamos tomando otros derroteros.
En Europa, paradójicamente, se están aplicando las más ortodoxas recetas del neoliberalismo, las más duras políticas de ajuste que provocan mayores calamidades e injusticias sociales. En nuestro continente, en cambio, según constata la CEPAL, se abandonan progresivamente las políticas neoliberales y “…la igualdad aparece nuevamente como un valor intrínseco al desarrollo que buscamos”.
Es auspicioso que en nuestro continente este surgiendo un nuevo multilateralismo, con expresiones relevantes en el ALBA y UNASUR. El próximo objetivo será la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en Venezuela, en el marco del Bicentenario de nuestra independencia.