El 9 de diciembre de 1824, un ejército de patriotas sudamericanos, bajo el liderzgo del general venezolano Antonio José de Sucre, consigue una crucial victoria en la guerra de Independencia, al derrotar a las tropas realistas en Ayacucho, Perú.
9 Dic. 2011 - La Batalla de Ayacucho siginificó la consolidación de los procesos de liberación tanto de Perú, como de toda la América del Sur. La acción fue también una demostración de la fortaleza de los pueblos sudametricanos unidos contra el yugo español y resaltó el genio militar y estratega de Antonio José de Sucre.
El ejército patriota contaba con 6 mil efectivos, en tanto el realista tenía 9 mil 300 soldados.
El Libertador Simón Bolívar se expresa así después del extraordinario acontecimiento:
“La Batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana y la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su ejecución., divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los vencedores de 14 años y a un ejército perfectamente constituido y hábilmente manejado. Ayacucho es la desesperación de nuestros enemigos.
Ayacucho, semejante a Waterloo que decidió del destino de Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos y el Sagrado Imperio de la Naturaleza.
El General Sucre es el Padre de Ayacucho; es el redentor de los hijos del sol; es el que ha roto las cadenas en que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en su manos la cuna de Manco Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada.”