31 de enero de 2012.- Cerca de 12.000 personas morirán de cáncer de cabeza y cuello en los Estados Unidos este año y los casos a nivel mundial serán de más de medio millón.
Un estudio publicado la semana pasada en la revista Carcinogenesis demuestra que en las líneas celulares y modelos de ratón, el extracto de semilla de uvas (GSE por sus siglas en inglés) mata células escamosas de carcinoma de células de cabeza y cuello, mientras que deja las células sanas ilesas.
“Es un efecto bastante dramático”, afirma el Doctor Rajesh Agarwal, investigador del Centro de Cáncer de la Universidad de Colorado y profesor en la Escuela de Ciencias Farmaceúticas Skaggs.
Depende en gran parte de la capacidad de una célula sana para esperar el daño, expresa Agarwal.
“Las células cancerosas son células de crecimiento rápido”, afirma el investigador. “No solo eso, sino que necesariamente son de rápido crecimiento. Cuando existen las condiciones en las que no pueden crecer, ellas mueren“.
El extracto de la semilla de uva crea estas condiciones que no son favorables para el crecimiento. Específicamente, el documento muestra que el extracto de semilla de uva daña el ADN de las células cancerígenas (mediante el aumento de especies reactivas del oxígeno) y detiene las vías que permiten la reparación (como se ve en la disminución de los niveles de las moléculas de reparación del ADN BRCA1 y Rad51 y los focos de reparación del ADN).
“Sin embargo, hemos visto absolutamente ninguna toxicidad para los ratones, en sí mismos”, dijo Agarwal.
De nuevo, el extracto de semilla de uva mata las células de cáncer y no las células sanas.
Traducción Ivana Cardinale para Patria Grande