Los marchistas opositores, cuando dieron media vuelta
para regresar vía metro para sus casas, enfrentaron
una dura realidad: un boulevard repleto de gente
trabajando, miles de buhoneros y comercios abiertos, y
una rechifla generalizada a todo aquel que tuviera
algún distintivo escuálido.
Los marchistas, asustados por el ímpetu popular, se
devolvían hacia la masa de escualidos buscando
protección. Algún envalentonado llevo su manotón, y
las potentes harley davidson también tenían que dar la
media vuelta. Las carteleras chavistas no fueron
desmontadas, tampoco los toldos de los buhoneros ni
las ofrendas a Changó. El grito de "chávez los tiene
locos" y la gaita de Joselo marcaron el fin de la
movilización para estos incautos marchistas que se
habían creido el cuento del paro. Con esto también se
demuestra nuevamente el contundente apoyo de los
buhoneros a Chávez.
AA