12 junio 2015 - Procesos brutales de devastación ambiental y de expulsión de poblaciones locales, que son fundamentalmente indígenas y campesinas en el caso de América Latina, es lo que ha generado la lógica del sistema capitalista que privatiza la naturaleza y convierte los recursos naturales en "commodities", en un proceso de financiarización que viene generando crecientes conflictos socio ambientales en toda la región.
Así lo indicó la socióloga, científica política y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Mónica Bruckmann, quien estuvo como invitada en el Congreso Internacional "Inventar la Democracia del Siglo XXI", que se efectuó en Caracas.
Bruckman destacó que como prioridad tienen que colocarse los intereses nacionales, que implican un desarrollo tecnológico importante para poder romper con la inserción dependiente y primario exportadora de la región en el sistema mundial.
"Es importante que las poblaciones participen de las decisiones en relación a los recursos que se encuentran en los territorios donde ellas viven y, también, la gestión ambiental", afirmó la socióloga.
—¿Cuál cree debe ser la postura de la región latinoamericana frente a la de los llamados países desarrollados que priorizan la industrialización por encima de los recursos naturales?
— Creo que nuestra región históricamente se insertó en el sistema mundial como una región exportadora de materia prima sin valor agregado, de manera dependiente y subordinada a los intereses más dinámicos de la economía mundial y hoy tenemos una oportunidad de grandes avances, de procesos y proyectos de integración regional. En varios países están luchando intensamente por construir políticas de soberanía en relación a estos recursos naturales, de tal manera que ellos estén dirigidos fundamentalmente a atender las necesidades de sus pueblos y las de desarrollo integral, que significa no solamente procesos de industrialización para atender sus mercados internos, el mercado interno regional, sino sobre todo una agenda ambiental que es fundamental en este momento.
Por ejemplo, según datos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) gran parte de los conflictos sociales que se produjeron en los últimos cinco años tienen que ver con la minería, la actividad extractiva, y de éstos 35% tienen que ver con la minería de oro, que es la que se produce a cielo abierto, devasta el paisaje, contamina los recursos hídricos, expulsa poblaciones campesinas retirándoles la posibilidad de reproducción, inclusive de subsistencia, y esto ha generado procesos de gran conflictividad.
En segundo lugar, está como responsable de conflictos sociales, por 23%, la minería de plata y, luego, la de cobre por alrededor de 17%. Después vienen los otros minerales que se producen en la región. Por lo que la agenda ambiental es fundamental, no tiene que ver solo con la posibilidad de desarrollos tecnológicos que permitan disminuir al menor nivel posible el impacto ambiental. Hay tecnologías de extracción que deberían ser erradicadas, como esta minería a cielo abierto por su capacidad destructiva y devastadora pero, al mismo tiempo, esta extracción tiene que estar de acuerdo a intereses nacionales, a intereses de las poblaciones donde los recursos se encuentran. De lo contrario, estamos avanzando a un proceso de recolonización en el mundo a través del cual nuestros países están entregando a precios irrisorios los recursos naturales que no son renovables. Gran parte de los países de la región han abdicado de las llamadas regalías, que es el derecho legítimo de los Estados de apropiarse de la renta minera por la apropiación de un recurso natural no renovable, entonces solo se aplican los impuestos a la ganancia de las empresas sin considerar que la regalía es un impuesto que depende del lucro de la empresa y del giro del negocio, eso es un concepto que no tiene nada de revolucionario y que viene del pensamiento económico neoclásico, pero eso se está tratando de erradicar y con esto los Estados pierden la posibilidad de recaudación económica que puede ser dirigida a sectores fundamentales de la sociedad como es el caso de Venezuela. Venezuela es el único país que tiene una regalía en torno al 33%, además de otros impuestos, y que ha permitido que el Estado venezolano se apropie de la renta petrolera que estuvo en manos de la oligarquía venezolana por tantas décadas.
—¿El primer paso para que la región haga frente a estos desafíos es tener una agenda ambiental común?
— Creo que ya se han venido dando estos primeros pasos. De hecho, cuando el doctor Alí Rodríguez Araque asumió la Secretaría General de la Unasur (Unión Suramericana de Naciones) la primera propuesta que él tuvo, inclusive fue presentada a la Cumbre de Presidentes en Lima en el 2012, fue empezar a trabajar para construir una visión y una estrategia común regional para aprovechar los recursos naturales de los países en pro del desarrollo integral de la región y de nuestros pueblos. Esta propuesta fue acogida por los jefes de Estado y se convirtió en un mandato para iniciar reuniones y debates que permitan profundizar sobre este tema en América del Sur e iniciar un conjunto de investigaciones, que se hicieron durante la gestión del doctor Araque en la Secretaría General del organismo de integración.
—¿Los mecanismos de integración regional han contribuido al desarrollo de estos temas?
— Se han dado los primeros pasos pero todavía estamos muy lejos de tener una estrategia común y no necesitamos tener una estrategia consensual pero, por lo menos, algunos puntos centrales en relación a los cuales podamos desarrollar una política de bloque, una política continental que nos permita tener una presencia en mejores condiciones en ese proceso de reconfiguración del orden económico y geopolítico mundial. Creo que hay un proceso de profundos cambios en este momento y la región no puede quedar al margen. La región tiene condiciones de participar activamente en la definición de estos cambios desde los intereses locales, nacionales, regionales y continentales, pero para esto hay que avanzar en un proceso de darle contenido a esta visión y, luego, ir a la formulación de estrategias regionales que es lo mismo que hace Europa, lo mismo que está haciendo África en estos momentos. Los países africanos están preocupados en empezar a desarrollar una estrategia común de gestión de los recursos naturales que es lo que hizo China, nación que tiene una política muy concreta en relación a esto, es decir, nosotros tenemos mucho que hacer en este campo, es nuestro gran déficit diría yo.
—¿Qué elementos diferencian esta integración sur-sur que surgió con el impulso que dio el Comandante Chávez?
—Definitivamente el impulso que Chávez le dio a la integración regional fue fundamental. Esa visión tan clara que tuvo de la unidad de los pueblos inspirado en el pensamiento, en la obra política de Simón Bolívar fue definitiva y él plantea esto con el inicio del siglo y, también, en un momento en que gobiernos progresistas van consolidándose en la región que es el caso de Brasil, de Argentina, posteriormente Bolivia, Ecuador y luego Uruguay. Hay todo un avance de las fuerzas progresistas en la región, hay un cambio de color del voto, inclusive porque muchas poblaciones que estuvieron históricamente excluidas comienzan a ejercer el voto a través de sistemas de ejercicio electoral más inclusivos que permitían que, por ejemplo, poblaciones campesinas y analfabetas pudieran votar aun sin saber leer ni escribir. Después esto cambia rápidamente porque una de las políticas que desarrolla el gobierno de Evo Morales (Bolivia) y que se hizo aquí en Venezuela fue trabajar intensamente por erradicar el analfabetismo y esto significó un gran salto para la posibilidad de concientización de esos pueblos. En todo caso, la actuación de Chávez fue muy definitiva para que este proceso se abriese como un gran campo de actuación continental. Fue Chávez quien inventó esta idea fantástica de la Unasur, fue Chávez quien impulsó la creación de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que son dos instrumentos de este siglo, fundamentales para repensar no solamente la integración entre nuestros pueblos sino la posibilidad de avanzar hacia la unidad.
—El Comandante Chávez hablaba de la consolidación de la Zona Económica de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). ¿Qué importancia tiene que se consolide ese objetivo?
— Es que nosotros estamos pasando por cambios muy importantes: de considerar a nuestro vecino un potencial enemigo para considerarlo un aliado con el cual se pueden desarrollar relaciones de cooperación y, además, esto da la posibilidad de comenzar a pensar en intereses comunes. Por ejemplo, si pensamos la relación entre Chile y Bolivia, que es compleja por los problemas históricos de guerra inclusive entre los países que ocasionaron la pérdida de la salida de Bolivia al mar, pero que sin embargo tienen complementariedades económicas muy importantes. Imaginemos que Chile llegue a un acuerdo con Bolivia para abastecer de energía a través del gas boliviano a la región norte de Chile, así se evitaría que se atraviese el territorio chileno de sur a norte con líneas de conducción de energía y esto tiene un impacto ambiental que podría reducirse drásticamente si se pensase en una estrategia energética de Chile a partir de una alianza con Bolivia. Son cuestiones que tienen que estar en el centro de la agenda, el cómo pensamos la complementariedad económica que tenemos, de manera que podamos potenciar los recursos disponibles, disminuir el impacto ambiental y tener una política más eficiente para conseguir los objetivos comunes.
—¿Cómo ve el escenario internacional con la caída de los precios del petróleo?
—El fracking es un tema que tiene que ser estudiado en profundidad. De hecho, es en el 2005 que se inicia la producción de hidrocarburos no convencionales a través de la tecnología del fracking y esto causa, por sustitución, una caída muy drástica del precio internacional del petróleo. Estados Unidos comienza a autoabastecerse de petróleo pero no deja de importar, eso es un dato muy importante. En todo este período no solamente no dejó de importar petróleo sino que elevó un poco su importación, lo que nos lleva a pensar que se está haciendo una reserva estratégica importante. Pero el fracking es una aventura muy peligrosa porque las perforaciones a tres mil metros de profundidad necesitan volúmenes enormes de agua, además, demanda una inyección de, según los cálculos que hemos hecho, dos cisternas de gran porte de ácidos y es un coctel de ácidos que la sociedad estadounidense está exigiendo que las empresas sean transparentes en relación al contenido de estos ácidos. Con eso se está contaminando las reservas de agua, se está impactando geológicamente la capa freática y, la verdad es que nunca antes la humanidad tuvo una capacidad tan grave de impactarla a través de estas perforaciones. Tenemos ya procesos muy claros de inducción al sismo que van de 3,5 a 5 grados en la escala de Richter producto del fracking. La vida útil de un pozo de fracking es entre seis y doce meses, por lo tanto, esto duplica la necesidad de perforaciones con todos los efectos medio ambientales que esto significa, incluyendo la contaminación del agua, de la cual solo 20% retorna a la superficie, lo que quiere decir que esta contaminación y estos ácidos que diariamente se inyectan van a permear hacia el territorio y van a tener un potencial de contaminación todavía mayor. Sin embargo, hay una cuestión más grave y es que Estados Unidos tiene un estrés hídrico muy grande y procesos muy acelerados de desertificación. Por lo tanto, el agua destinada a ser agua potable va para la industria del fracking y esto está generando problemas de morbilidad humana y protestas sociales crecientes. El estado de Nueva York, por ejemplo, después de haber solicitado un informe sobre los efectos del fracking en la salud pública que fue entregado en diciembre de 2014 decidió, hace pocos meses, prohibir esa práctica y es probable que esto se expanda hasta otros estados. Es decir, el costo político, social y ambiental de Estados Unidos a través del fracking es muy alto, lo que nos lleva a pensar que es insustentable. Además, la caída del precio del petróleo no podría ser debajo de los 35 dólares que es el precio límite para que el fracking sea viable y hemos visto que los primeros meses de este año el petróleo comenzó sistemáticamente una recuperación del precio internacional. Desde mi punto de vista, y considerando que era imposible que una institución con tanta información como lo es el servicio geológico de ese país no fuese capaz de prever las consecuencias del fracking, lo que se desarrolló fue una estrategia para producir una caída abrupta de los precios del petróleo y resolver tres grandes problemas en la región. En primer lugar, desestructurar la OPEP, que tiene que ver con el mercado mundial energético y que fue una cosa que no consiguió, en segundo lugar, la caída del Gobierno Bolivariano en Venezuela, que es la primera reserva de petróleo, y en tercer lugar, la privatización de las reservas de presal (rocas en la costa brasileña que tienen potencial para la generación y acumulación de petróleo) en Brasil, lo que es una gran disputa en estos momentos.
Ninguno de estos objetivos se consiguió y ya el tiempo, el ciclo del fracking se ha terminado. Ahora vemos que estamos en un proceso de recuperación y las consecuencias y la factura política que el gobierno de Obama, y quien suceda en la presidencia, va a tener que pagar son muy altas.
—¿Y esa gran reserva que está preparando EEUU tiene algún objetivo político particular?
—Reservas estratégicas que permitan garantizar una soberanía energética por un cierto tiempo son fundamentales. En el caso del fracking, por ejemplo, hay un gran nivel de exportación de carbón porque Estados Unidos está produciendo más carbón y China y Europa están comprando cantidades importantes. Entonces, los países se preocupan en generar estas reservas sobre todo cuando el precio está tan bajo, ahí hay una oportunidad que fue creada a partir del propio fracking y que genera la posibilidad de que Estados Unidos tenga un abastecimiento de este mineral fundamental para la economía, durante un periodo más largo.
—¿Esta contingencia con los precios del petróleo va a permitir a los países de la región avanzar en el área agrícola, productiva?
—Sí, definitivamente creo que son temas muy urgentes que se tienen que poner en la agenda, en la medida en que la región consolide los instrumentos diplomáticos, de elaboración de políticas regionales. En el caso de Unasur, por ejemplo, existen 12 consejos ministeriales que están en plena actuación. Se dan avances y retrocesos pero son los espacios donde se están produciendo las políticas regionales y es necesario una discusión estratégica que sea capaz de enmarcar todos estos avances y estas políticas a partir de una visión estratégica común que es lo que le va a dar sentido, mayor dinamismo y la posibilidad de avanzar rápidamente en torno a objetivos comunes para conducir las negociaciones que la región tiene que tener en estos momentos con China, a partir de la participación de algunos países en los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y con la Unión Europea. Ir a estos espacios de negociación sin mínimos acuerdos estratégicos entre los países de la región puede ser y, de hecho es un gran problema.
—¿La integración latinoamericana no tiene retroceso?
—Los retrocesos siempre son posibles sobre todo cuando los avances se realizan, como es en el caso de la integración suramericana y latinoamericana, a partir de los Gobiernos, pero es muy importante pensar que a este proceso de integración de los Gobiernos, de los Estados, debe acompañarlo un proceso de integración de los pueblos, un proceso de mutuo reconocimiento, de intercambio cultural, de crear una identidad común y en la medida que avancemos en la incorporación de los pueblos y los movimientos sociales seguramente serán mucho más difíciles los retrocesos.