Pedro Camejo, el teniente de piel oscura

Era el primero de unos 21 tenientes

Era el primero de unos 21 tenientes

Credito: Archivo

Junio 25 de 2016.-Corría el mes de junio de 1821 y en el inmortal Campo de Carabobo las tropas del Ejército Libertador combatían una batalla que de acuerdo con la historia fue decisiva para la Independencia venezolana.

El escritor Eduardo Blanco, en su libro Venezuela heroica, narra que, en medio de la contienda, un hombre se acerca a caballo al general José Antonio Páez, prócer independentista:

“Camejo, teniente de caballería, se me acercó, en plena lucha en Carabobo, el 24 de junio de 1821, y le grité: ‘¿Por qué huyes cobarde?´. A lo que el Negro Primero contestó: ‘¡Vengo a decirle adiós, porque estoy muerto’; acto seguido él y su caballo cayeron a mis pies”.

Así fue como perdió la Patria, hace 195 años, a uno de sus más emblemáticos hijos; el teniente Pedro Camejo, el Negro Primero, en plena batalla.

Como la de muchos héroes, la vida de Camejo está llena de páginas en blanco. Su lugar de nacimiento sigue siendo tema de debate, aunque la mayoría de los historiadores coincide en que nació en San Juan de Payara, actual Apure, en 1790. Hijo de esclavos procedentes de Guadalupe, isla francesa, y de escasa preparación educativa.

El historiador Alejandro López, del Centro Nacional de Historia, señala que del héroe de piel oscura no hay registro oficial alguno debido a que en la colonia los negros no tenían ese derecho. “Las referencias que existen se encuentran en documentos escritos de Simón Bolívar, el Libertador; en la autobiografía de Páez y otros pocos textos vinculados a la gesta independentista”, señaló.

Era el primero de unos 21 tenientes y su sobrenombre de Negro Primero le fue puesto por sus compañeros, quienes aseguraban que era diestro como pocos con la lanza y, además, salía al combate en la primera fila del Ejército. También fue el primer soldado negro que tuvo el Libertador. Aunado a ello, Camejo siempre decía: “Delante de mí solo la cabeza de mi caballo”.

Pero este negro no siempre fue un luchador independentista. Al principio y, aunque pocos lo sepan, luchó en las tropas realistas en contra de la gesta libertadora. Era esclavo de la hacienda de un español llamado Vicente Alonzo, ubicada en el llano. “Su amo le temía por su carácter rebelde e insurgente, y por eso lo envió a servir en las tropas realistas”, detalló el historiador Félix Ojeda.

Así que Camejo se incorporó en la guerra que dirigía el general del Ejército español, José Tomás Boves, quien acaudillaba una temible legión popular a la que se unieron los negros esclavos, los llaneros y los pardos para luchar contra quienes veían como sus opresores: los blancos criollos o mantuanos.

Las tropas de Boves, supuestamente desestimadas por su “inferioridad racial” por los “brillantes” oficiales de la Independencia, lograron la victoria en lo que se conoce como la Rebelión Popular de 1814. De este ejército formaba parte Pedro Camejo.

Los fracasos de la Primera y Segunda República llevan al Libertador a revisar las dificultades que atravesaba y, tras una visita a Haití, estuvo en contacto con una rebelión exitosa de esclavos y conversó con uno de sus líderes: el general Alejandro Petión, quien le ayudó a entender que la lucha de los patriotas estaba condenada al fracaso si no se ganaba a las masas populares.

Petión ayuda a Bolívar con el compromiso de que éste anuncie la libertad de los esclavos. El Libertador lo hace a su llegada a Venezuela, en 1816, en su famosa Proclama de Carúpano.

En este contexto encontramos a Pedro Camejo integrándose como voluntario al Ejército Libertador a las órdenes de Francisco Aramendi y su batallón de caballería, pertenecientes a las fuerzas del comandante José Antonio Páez.

Bolívar supo de la valentía y destreza del Negro Primero. Sintió la necesidad de conocerlo personalmente. Páez en su autobiografía señala que “sabiendo que Bolívar debía venir a reunirse conmigo en el Apure, recomendó a todos muy vívamente que no fueran a decirle al Libertador que él había servido en el Ejército realista, lo que bastó para que a su llegada le hablaran a Bolívar del negro y su empeño en que no supiera que él había estado al servicio del rey”.

Así, pues, cuando Bolívar le vio por primera vez, se le acercó con mucho afecto, y después de congratularse con él por su valor le dijo:

—¿Pero qué le motivó a servir a nuestros enemigos?, le preguntó.

—Señor, la codicia.

—¿Cómo así?, repreguntó Bolívar.

—Yo había notado que todo el mundo iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía vestido con un uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir también a buscar fortuna, relató muy apenado.

El Libertador quedó encantado por la humildad de su único soldado de piel oscura, y se refiere a él en uno de sus documentos como “sin igual en la sencillez, y, sobre todo, admirable en el estilo peculiar en que expresaba sus ideas”.

Camejo fue uno de los 150 lanceros que participaron en la batalla de las Queseras del Medio (destacada acción militar realizada en abril de 1819) y obtuvo la condecoración “Orden de los Libertadores” tras la Campaña de Apure, dirigida por Bolívar.

“El día antes de la batalla de Carabobo, que él (Pedro Camejo) decía que iba a ser la ‘cisiva’ (decisiva), arengó a sus compañeros imitando el lenguaje que me había oído usar en casos semejantes y les decía que las puertas del cielo se abrían a los patriotas que morían en el campo, pero se cerraban a los que dejaban de vivir huyendo delante del enemigo”, relata Páez. Y agrega que “a los primeros tiros fue herido mortalmente, y tal noticia produjo un profundo dolor en el Ejército. Bolívar cuando la supo la consideró una absoluta desgracia”.

Tenía alrededor de 30 años y dejaba una viuda, doña Andrea Solórzano, sumida en una tristeza y pobreza profunda. Pero los patriotas no la abandonaron, incluso, reclamaron hasta que le fue otorgada una pensión por el Presidente de la República.

Rubén Racamonde, cronista e historiador de Tocuyito (Carabobo) indicó que tras la muerte de Pedro Camejo, Páez ordenó enterrar sus restos en el camposanto más cercano.

“Los cementerios eran construidos detrás de las iglesias y el de Tocuyito presentaba daños en su cercado, lo que permitía que ciertos animales causaran destrozos. Dentro de la iglesia San Pablo Ermitaño enterraron los cadáveres de aquellos héroes”, precisó.

La historia de Camejo era tan reciente como desconocida para el común de las personas del pueblo, por lo que entre tantas lápidas, la suya no generaba interés. El cementerio desapareció bajo la sombra de frondosos árboles y otras construcciones en el patio parroquial. Los cambios del piso fueron realizados sin ninguna información o preparación para conservar reliquias.

Entonces, no hay cuerpo del Negro Primero. Sin embargo, sus restos simbólicos fueron trasladados desde Tocuyito e ingresados al Panteón Nacional por decreto presidencial el 24 de junio del año pasado. Monumentos, ensayos y libros rinden tributo a este héroe, cuya imagen aparece en el billete de 5 bolívares, junto al paisaje de los Llanos venezolanos y dos cachicamos.

No obstante, la mayoría de los historiadores coincide en que no hay suficiente honor para la obra de Pedro Camejo, cuya vida reflejó la rebelión del hombre del pueblo y el aporte de los afrodescendientes a la Independencia. En otras palabras, a 195 años de su muerte, su vida sigue contando la historia de la transformación de la concepción de la guerra y de la composición social del Ejército Libertador.


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