José Vicente Rangel: "Chávez es el antipoder"

José Vicente Rangel

José Vicente Rangel

Estarán habituados a leer en la introducción de estas entrevistas dominicales algunas afirmaciones del personaje, no sé si por la práctica, porque así está en un texto de periodismo o porque alguien lo impuso. El caso es que voy a limitarme a explicarles que, contra la norma universal, no puedo tratar de usted al entrevistado. Conozco desde hace demasiados años a José Vicente Rangel, casi siempre coincidiendo en la política, de manera que nos tratamos de tú, y así lo hice durante las dos horas que demoró la entrevista en sus nuevas oficinas de Las Delicias de Sabana Grande.

¿Cuándo y cómo supiste que no serías más Vicepresidente?

Unos días antes el Presidente conversó conmigo acerca de la conveniencia de tener lo que él llama una vicepresidencia más operativa, es decir, una vicepresidencia más involucrada en los nuevos proyectos. Luego recibí una carta muy hermosa de él, con mucho reconocimiento, aceptaba la renuncia que había puesto conjuntamente con todo el Gabinete en diciembre. Después hemos estado en contacto permanente todo este tiempo, hemos comentado la situación política del país, es decir que ha sido una cosa muy normal, como corresponde a dos personas que se conocen en profundidad, y en un proceso donde el cargo que se tenga es lo de menos, lo importante es estar vinculado al proceso, y eso lo dije claramente en el discurso en nombre de los ministros que salíamos: salíamos del gobierno pero no de la revolución.

¿Y cómo fue esa carta?

Muy interesante, porque es capaz de volcar en una misiva toda esa humanidad que él tiene, si algo es interesante en Hugo es el estilo epistolar.

¿Qué significaba para ti esa pérdida de poder?

Yo siempre he tenido una noción muy particular del poder, creo que es algo inasible, el poder no lo tiene quien ejerce un cargo simplemente, yo por ejemplo tuve mucho poder no siendo funcionario público, ejerciendo el periodismo. Yo hablé del antipoder, entonces, después asumí un cargo público y mucha gente me decía que tenía poder, yo creo que tenía un poder muy relativo, y al yo estar en la calle nuevamente, recupero esa otra característica del poder, que es poder hablar libremente, es poder decir las cosas. Cuando a mí la oposición me acusaba de que formaba parte del poder habiendo criticado tanto el poder, yo hacía la siguiente reflexión, que el poder realmente son los grupos económicos, la oligarquía, el imperio, y desde ese poder circunstancial en el cual yo estaba, enfrentaba esos reales poderes fácticos, que son para mí el verdadero poder. Chávez enfrenta el poder fáctico siendo gobierno, y allí está su fortaleza.

Se pensó que podías ir a una embajada.

¡Nunca! Hay mucha banalidad en el análisis político en Venezuela o mucha frivolidad.

Cuando el golpe hubo gente que se fue a la Embajada de Chile porque pensaba que José Vicente Rangel, por estar casado con una chilena, se iba a asilar en esa embajada. Después que estuve muchos años exiliado, poco antes de la caída de Pérez Jiménez, hice un juramento: prefiero estar preso en Venezuela o perseguido en Venezuela a estar en el exterior en un cargo diplomático, y esto porque para mí vivir en el país es una necesidad, yo no concibo vivir fuera de Venezuela.

Cuando fui canciller y tenía que viajar mucho, se lo decía a Hugo: Hugo, libérame de esta responsabilidad, no me gusta viajar.

¿Podrías explicar los otros cambios? Por ejemplo el de Aristóbulo Istúriz ¿tendría algo que ver con el PPT?

Es un cambio inexplicable para mí. Ahí entran las razones del Presidente, que pueden ser conocidas o se las puede guardar como Jefe del Estado, porque Aristóbulo fue, para mí, un ministro excepcional, con una extraordinaria capacidad para resolver conflictos, prácticamente se acabó, democráticamente, con la conflictividad en un gremio en un área tan conflictiva como es la educación. Era un extraordinario vocero del Gobierno, es decir, tenía todas las virtudes como alto funcionario público. De ahí que la respuesta para mí es que no me lo explico.

¿Cómo harás política ahora? Será mucho más difícil, ni gobierno ni oposición...

No creo que sea más difícil. Yo soy un animal político. Para mí la política es el hombre, como decía Napoleón, y por tanto la vivo intensamente. Estoy en un límite, porque no estoy en el Gobierno, y por razones lógicas tampoco estoy en la oposición, entonces estoy explorando el panorama, analizándolo. Tengo muchos proyectos, pero ante todo el proyecto de familia, mis nietos han crecido en ocho años, y siento que no los disfruté debidamente, pienso dedicarles algún tiempo; también estoy en mora con Anita, es decir, este rescoldo familiar que es tan importante para un ser humano, y luego, la vuelta al periodismo que me apasiona, tú lo sabes perfectamente. Mantengo un estrecho contacto con Hugo, con muchos de sus ministros, con el Vicepresidente, y tengo también anclaje en la oposición, con gente de la IV República, honestos, con gente fuera de la política; pero la esencia de tu pregunta, que es lo que me obliga a decirte que la política en este momento es apasionante en Venezuela, nunca la política en Venezuela tuvo las características de este momento, donde hay un impulso que se expresa a través de un hombre con una inmensa capacidad de trabajo, sumamente creativo, una voluntad de cambio extraordinaria, y además, una sensibilidad social que nunca tuvo un jefe de Estado en Venezuela. Estos son los factores que están sobre la mesa. Ante ellos hay una oposición sumamente debilitada, sin proyectos, sin programa, lamentablemente, porque si algo le falta a este proceso es una oposición, desde luego, una oposición consciente, razonable, una oposición crítica, fuertemente crítica, cuestionadora, pero que no esté trabajando con el puñal en la manga, y que además le diga algo a los venezolanos.

¿Chávez te convenció en Barinas para que entraras al Gobierno?

Sí. La culpable fue Anita. Yo fui muy renuente a entrar, él me planteó en varias oportunidades cuando estaba conformando el Gobierno que le aceptase un cargo sin decir cuál era el Ministerio. Yo francamente quería apoyar desde la calle, entonces él, que es amigo de Anita, habló con ella y le dijo que hablara conmigo, que él necesitaba mi participación, y ella se encargó de trabajarme, y fue precisamente en Barinas, durante un juego de bolas criollas, que le dije sí. Y no me arrepiento de haberlo hecho, porque yo conocía el poder por fuera como hombre de oposición y como periodista, yo enfrenté mucho el poder, profundicé lo que es el poder desde fuera, y cuando entré al Gobierno tuve la oportunidad de conocer el poder por dentro, son dos visiones completamente distintas. El poder por dentro es mucho más complejo de conocer, además, es un poder de compartimientos estancos, es un poder que uno nunca llega a asumir plenamente. Por eso cuando se habla de que Chávez es un dictador, se trata, indudablemente de una frase, porque difícilmente un hombre puede asumir la totalidad del poder. Pero es que se da también otra particularidad, voy a decir algo que quizás escandalice: Chávez es el antipoder; Chávez es el que mueve las cosas, dentro del poder y fuera del poder. ¿Por qué? Porque Chávez es un hombre que ha descontextualizado el poder, lo ha desmitificado, lo acercó a la gente, ha logrado conectarlo con el ciudadano común y corriente.

Entonces, si algún poder representa Chávez es el poder del pueblo, es decir, Chávez está por encima de las instituciones porque encarna al pueblo, y eso que te digo es inquietante porque si Chávez no controla ese poder puede derivar en lo que lo llaman sus adversarios, yo no creo que haya dictadores democráticos, como acaba de decir un mercenario, como tampoco creo que haya un demócrata dictatorial, y como quiera que yo soy un demócrata yo creo en las instituciones, y una de las grandes labores de Chávez es fortalecer las instituciones, las instituciones de la revolución, y aquí entro en el tema de la oposición. La oposición tiene que asumir las instituciones de la revolución, porque si no, se va a quedar al margen de todos los procesos que se están dando.

En la oposición se han producido cambios, pero pareciera que desde el Gobierno no se perciben esfuerzos por reconocer a la oposición democrática.

Yo sí creo que hay cambios, que hay atisbos, que hay intentos, primero, por desafiar el reto de Plaza Altamira, el horrible cuestionamiento que hace la derecha y que se manifiesta en distintas formas, a través de correos electrónicos, de programas de radio, de televisión, para atemorizar, para presionar cualquier propósito por rectificar los inmensos errores del 11 de abril, del sabotaje petrolero, del guarimbazo, de la conspiración. Hay una política maldita que pende sobre cualquier esfuerzo de la oposición por colocarse a derecho, y eso tiene un poder disuasivo inmenso, incluso estuvo a punto de manifestarse el 3 de diciembre por la noche: el grupo zuliano que acompañaba a Rosales presionó hasta última hora para que Rosales no reconociera el resultado electoral. Allí fue determinante el papel de Teodoro Petkoff y de Primero Justicia; fue lo mismo que ocurrió el 4 de diciembre del 2005, a mí Manuel Rosales, 24 horas antes, me llamó y me dijo que quitaran las captahuellas, y me garantizaba que participaría en las elecciones... Yo hablé con los miembros del Consejo Nacional Electoral, esto no fue una presión ni mucho menos, y les dije que valía la pena tomar esa propuesta, políticamente le convenía al Consejo Nacional Electoral y al país, y efectivamente se retiraron las captahuellas. Se lo dije a Rosales, y cuando se lo digo, Rosales, a pesar de haber garantizado que participaría, no lo hizo. Allí estuvo esa siniestra presión que opera cada vez que se va a efectuar una elección, y que es reflejo del 11 de abril, es decir, del golpismo, de la aventura, de la irracionalidad frente a Chávez, de desconocer lo que es Chávez, lo que es este proceso, opera en la mente de muchos.

Ahora veo que empiezan a aparecer personas, sectores capaces de desafiar el proyecto, es el caso de Primero Justicia, por eso se dividen, no hay otra razón. Por eso creo que la actitud de Teodoro Petkoff es sumamente positiva, aun cuando, por ser característica de Teodoro, él actúa con una estridencia y una gran mezquindad frente al proceso, que recoge muchas de las cosas que defendió; pero es importante que a estas alturas comiencen a aparecer esos perfiles, porque sólo en la medida en que la oposición reconozca que Venezuela cambió para siempre, que se sumerjan en las instituciones de la revolución, que entiendan lo que son todas las organizaciones populares que están apareciendo, en esa misma medida podrá tener Venezuela una oposición responsable, decente, y podrá dentro del proceso revolucionario aparecer una oposición compatible, que definitivamente rechace la aventura. Ser una oposición conspiradora le hace mucho mal a la oposición y al propio proceso, estimula la tendencia irracional en ambos sectores.

¿Cómo explicas que los mismos cuatro millones de votos del referendo contra Chávez se repitieran holgadamente en las recientes elecciones presidenciales? Es un voto antichavista que no ha variado...

Creo que allí hay una falla, vamos a llamarlo así, del sector chavista, de convencer no a la totalidad pero sí a una buena parte de esos cuatro millones de venezolanos; convencerlos de que es posible convivir pacíficamente dentro del proceso, que tendrán plenas garantías, ejercer sus derechos ciudadanos, ello constituye un desafío, y creo que ese desafío no ha sido asumido como debe ser, pues, yo creo que allí ha habido fallas evidentemente, ha habido sectarismo, ha habido desprecio. Si algún sector de la población se ha beneficiado con la revolución ha sido la clase media que ha tenido acceso al crédito como nunca antes lo tuvo, que ha podido resolver el problema de la vivienda, del vehículo, etc. Yo creo que ese es un tema que debe merecer mucha atención.

¿Es posible ver a José Vicente en el Partido Socialista Unido de Venezuela?

Sí. No tengo ningún problema. Después que milité en el sector progresista de Unión Republicana Democrática, participé en la fundación de partidos. Para mí la militancia o la no militancia no es problema, yo siempre he sido un militante, siempre, no tengo problemas en la militancia.

¿Supones que la dirección de este partido será escogida democráticamente por las bases?

Bueno, eso es lo que ha dicho Chávez, pero muchas veces lo que dice Chávez no se cumple exactamente, ha dicho que el nuevo liderazgo tiene que surgir de las entrañas, de las bases.

¿Se puede interpretar que los próximos candidatos a gobernadores y alcaldes se escogerán por esa vía?

Eso es lo deseable. Sería un gran avance en este proceso, incluso en el país, porque eso nunca se ha hecho en Venezuela. Nunca.

Aquí ni los parlamentarios ni los gobernadores ni los alcaldes, en la Cuarta y en la Quinta República, se han escogido por las bases, siempre ha sido a través de una designación por arriba.


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