Del aspecto anterior, quedó la coherencia con que manejaron consignas descalificadoras del candidato. “Maduro no es Chávez”, seguida de “Chávez nos amó, Maduro nos mintió”, o “Maduro destruyó lo que a Chávez le llevó 12 años construir”. Una plantilla de un boceto de Maduro con un frondoso bigote, seguido de la expresión "pura paja", y como este otros muchos ataques directos, no respondidos con modificación positiva de las pintas ni “desaparecidas” sistemáticamente.
Enfocamos hoy otro aspecto mata votos, no considerado en ninguno de los escenarios del análisis de las elecciones del 14 de abril. Solapado, imperceptible, pero perturbador y eficaz. Se trata del ejército de distribuidores de productos alimenticios, donde destacan el regimiento de las Empresas Polar (alimentos y cerveza), seguidos de distribuidores de productos de las transnacionales asentadas en el país, de empresas nacionales de alimentos y distribuidores independientes (revendedores).
Pensemos un momento en la capacidad de cobertura geográfica de estos distribuidores, que visitan semanalmente a todos y cada uno de los variados tipos de establecimientos dedicados a vender alimentos y bebidas en el país. Sabemos que propietarios de taguara parriba, todos escuálidos, cuya actitud opositora es reforzada cada semana por quienes los proveen de mercancía, antes de la venta, durante la venta y después de la venta.
Por la sistematicidad y coherencia del discurso, pensamos que los de la Polar reciben inducción. Dejar la sensación de que puede ser la última visita; que las empresas están asediadas por el gobierno; que si no les dan dólares, no pueden importar y la escasez de sus productos sobrevendrá; que tal o cual producto se dejará de fabricar porque están vendiéndolo por debajo del costo; y el argumento estrella: las empresas van a ser obligadas a "irse del país" (destinos, Colombia, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico) y eso si sería el acabose… ¡hasta hambre se produciría!
Con variantes, todos los demás distribuidores participaban en la misión aterrorizar a comerciantes, que éstos, una vez idos los informantes, se encargaban de repetir y aumentar la "gravedad" de los argumentos ante los clientes. Para redondear la gracia, Globovisión en algún lugar estratégico del establecimiento.
Los soldados de esa guerra son los mismos a quienes las empresas Polar, Femsa y otros monstruos de la distribución de alimentos y bebidas han engañado sistemáticamente tratando de convertirlos en "empresarios", para rehuir las obligaciones que tendrían tratándolos como lo que son, asalariados. Ya debe haber jurisprudencia, porque en varias oportunidades, cuando estos "empresarios" se encuentran con que tienen el capital fijo chatarroso, no disponen de ahorros ni prestaciones, han acudido a los organismos jurisdiccionales, que han fallado a su favor. A los actuales les costará más, pues compraron una "franquicia" y se desenvuelven como tales.
En esta guerra la derrota es total, porque los revolucionarios no nos enteramos de que está ocurriendo. De haber conocido la situación, tampoco había muchos recursos eficaces para enfrentarla, a nos ser lo que algún día sobrevendrá, cuando el clima político lo permita, el desmantelamiento de ese monopolio que atenta contra la seguridad alimentaria de los venezolanos.
Queda aquí otro elemento (y van tres) que intervinieron en la erosión de votos. Seguiremos con la serie, enfocando uno en cada artículo siguiente. (030513/19:15)
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