Atención INDEPABIS

Nos hemos acostumbrado a que las leyes y normativas emanadas desde las diferentes instituciones públicas del país, tengan una vigencia efímera y lamentablemente, las diferentes instancias de apoyo y defensa del ciudadano, son muy débiles en la aplicación de sanciones.

Tengo que añorar aquel famoso Decreto 21 emanado de la presidencia de la República en el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, el cual como todos, tuvo una vigencia sumamente pasajera aunque los resultados durante el período que duró su aplicación fueron muy satisfactorios. Ese Decreto, que aún no ha sido derogado por la vía oficial, para quienes lo olvidaron o para quienes no lo conocieron, se refería a la obligación que tenían los diferentes establecimientos prestadores de servicio al público de mantener el servicio de baños en óptimas condiciones para los usuarios, para lo cual debían mantener un personal fijo de mantenimiento.

Con esto se pretendía comenzar un proceso de adecentamiento de estos lugares públicos que se enriquecen con los precios que cobran por los servicios de restaurante o cafetería, sin ofrecer al pasajero o usuario, un mínimo de condiciones higiénicas de los servicios de baños. Ese Decreto como dije antes, tuvo una vida efímera pese al reconocimiento de los usuarios en general que durante su vigencia pudimos encontrar limpios y en algunos casos, muy limpios, este importante servicio.

El Decreto en cuestión, como todos aquellos dirigidos a un mejoramiento de las condiciones de la calidad de vida de la población, se engavetó en el mismo período en que fue aprobado.

Sin querer dar más testimonios que indiquen lo efímero de nuestras leyes, voy a referirme en este caso a las líneas aéreas nacionales.

En el aeropuerto existe una Oficina de Atención al Cliente, o al Pasajero, no recuerdo muy bien su nombre. Pues bien, esta es meramente decorativa. Cuando he tenido que hacer uso de ella por cobro mayor en la tasa aeroportuaria, o en el cobro de los taxis que hacen el transporte hasta Caracas, me he topado con personal nada calificado para ese oficio y con poca autoridad en el caso que quieran ofrecer una respuesta adecuada llamando la atención o sancionando a quienes incumplen. En la mayoría de los casos, he tenido que esperar a que el empleado(a) termine su comunicación vía telefónica o vía texto, para que con una cara de molestia te atienda, y muchas veces, sin mirarte la cara.

Conclusión, es preferible no perder el tiempo acudiendo a dicha oficina, pues te cargas con una rabia y te tienes que quedar con el agravio. Aparte que me hicieron llenar una planilla donde describía las razones de mi reclamo, cuya respuesta me la enviarían por Internet o vía telefónica y eso hace más de 6 años, pero aún estoy esperándola.

Ahora, estoy tratando de comunicarme con CONVIASA, y al entrar en la página de Internet, me remiten directamente no a las oficinas de Conviasa, sino a una agencia de viajes. Cuando solicitas el precio de un pasaje, te dan con cualquier línea, pues en su condición de agencia de viajes, trabajan con cualquiera, pero el caso es que yo quiero con CONVIASA, por considerar que siendo la línea del estado, debe tener mejores precios y mayor eficiencia. El teléfono que te da la CANTV, es un 0500, el cual después de oír una música estridente y agobiante, te dan un listado de posibles destinos, a los cuales no estás interesado, pero tienes que oír dicho relato, para que al final no te atiendan y te tranquen el teléfono.

El número que aparece en la página antes dicha, suena y suena y nadie lo atiende.

Pero además, cuando logro la comunicación, me dan el precio de las posibles otras líneas, y me informan que la tarifa de la Tercera edad, no la están aplicando por “razones internas” de Avior, que fue en este caso, la única posibilidad que me presentan para mi solicitud.

En una ocasión viajé con Conviasa para Mérida, pero a mi regreso, en el aeropuerto de El Vigía, el vuelo tuvo un retardo de 2 horas y nadie, absolutamente nadie daba información sobre el retardo, pero oyendo a algunos pasajeros frecuentes, te decían que no era extraño que el vuelo no saliera y que tuvieras que volver al día siguiente.

En una ocasión aporrea me publicó un artículo titulado: INDEFENSION CIUDADANA. En ese momento me refería a otras instituciones, pero planteando el mismo clamor: la ineficiencia de las instituciones y la orfandad del ciudadano. No se en manos de quienes están la mayoría de las instituciones del país, lo que si se es que los responsables o los encargados de ejecutar funciones, hacen todo lo posible en torpedear un buen funcionamiento dando respuestas efectivas a cualquier solicitud y el usuario común sigue en total indefensión, lo cual me recuerda aquel refrán tan antiguo y muy mencionado por algunos viejos en la época de mi infancia: EL QUE TIENE PADRINO SE BAUTIZA Y EL QUE NO, SE QUEDA MORO, porque el padrinazgo o amiguismo campea en nuestras instituciones.


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Marina Guaithero de Maica


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