Pildoritas 132 (año VII)

“Ni que el pecho fuera hierro y la espalda de algarrobo”

Ya para nadie en este país, es un secreto que la situación que vivimos en el Táchira transpone lo inimaginable, aquí estamos expuestos a diario a la acción de todo tipo de mafias que desde mucho tiempo atrás, manejan a su antojo los hilos de buena parte de la economía y hasta tienen la capacidad de influir en asuntos de nuestra política interna, tanto que, como quedó probado en al elección del actual gobernador, si no se hubiesen tomado previsiones al cerrar la frontera de manera sorpresiva  cuatro días antes de las elecciones, otro sería el primer mandatario, pues el alto porcentaje de votos que desde Colombia, están ilegalmente autorizados para votar aquí, es tan grande que no es exageración afirmar que están en capacidad de decidir y como sabemos, lo hacen siempre por los partidos de la derecha.

Por otro lado la fuga de dólares que durante años, se incrementó pues la cedulación casi que de gracia, producto de la bondad del Comandante eterno, fue aprovechada para meterle al país gato por liebre y fueron muchísimos colombianos  quienes sin vivir aquí, se aprovecharon, muchas veces con complicidad de funcionarios inescrupulosos que al no verificar la veracidad de los documentos presentados permitieron la cedulación de miles que luego procedieron a utilizar las remesas para enviarle dólares a familiares y así contribuir al desangramiento de nuestras divisas, igual sucedió y aun sucede con los dólares de viajeros y electrónicos, simplemente abrieron cuentas en nuestros bancos, se hicieron a una tarjeta de crédito, se registraron en CADIVI y de esa manera tuvieron acceso a los dólares que luego “rasparon” y así ponerle la  mano a enormes sumas de dinero durante años.

Otro fenómeno que nos afecta es que la economía del Táchira está prácticamente dolarizada, los alquileres,  y precios de la viviendas y vehículos, según lo informan los medios regionales de los últimos días se han colombianizado e igual sucede con los precios en servicios, en insumos en general.

Es decir en la frontera la vida de quienes tenemos la suerte de vivir en ella, es mucho más difícil que para el resto de los venezolanos, aquí por ejemplo vemos con envidia, cómo por los medios, sobre todo la televisión, con frecuencia se informa de los resultados de inspecciones de la Superintendencia de Precios Justos, en empresas privadas, almacenes, farmacias, etc. en las que se toman medidas para AJUSTAR LOS PRECIOS de rubros e insumos exactamente iguales a los que se consiguen en expendios, abastos, almacenes, tiendas etc. del estado Táchira, y al ver cómo esas medidas contundentes son contra los especuladores y se procede a ordenar la venta conforme a la Ley, es decir con no más del 30 por ciento de ganancia, nos preguntamos: ¿Por qué razón, a sabiendas de que los productos que se expenden en otras ciudades del país, también se venden aquí en la frontera, no se establece una forma para que las medidas que se toman se puedan replicar de inmediato a nivel nacional para toda clase de productos iguales o de similar precio en todos los expendios del país?. ¿Por qué hay que esperar a que se haga una inspección que por lo general o no llega o se demora demasiado, en expendios de mercancía similares en el resto del país?.

Aquí, por lo menos no nos hemos enterado de que las inspecciones se hagan con regularidad y aquí los abusos son mayores pues no olvidemos que  la influencia de compradores colombianos, el bachaqueo, el contrabando en gran escala, distorsionan de tal manera la comercialización, que no entendemos la razón por la que no se le da a los estados fronterizos un tratamiento especial, que tenga como objetivo aliviar las penalidades que aquí vivimos y lograr por todos los medios, mejorar la calidad de vida de quienes aquí vivimos.

No haber tomado con tiempo las previsiones necesarias, se ha reflejado en lo que el Táchira ha vivido en los últimos meses, con exacerbación de la violencia, lamentablemente apoyada por la mayoría de la población como lo comprobó la ultima elección para acalde cuyos resultados sólo se explican como un voto castigo contra la falta de soluciones a la problemática que nos afecta a diario, que llevó a que la candidata de la ultraderecha lograra incrementar la votación y el candidato revolucionario  la disminuirla ostensiblemente.

La verdad es que pareciera, que o se ha decidido, olvidarse del Táchira o lo que se está haciendo para la correcta aplicación de la Ley es por orden alfabético y habrá que esperar que le llegue el turno al la “T” de Táchira que al paso de morrocoy que se está actuando, de repente sea en los próximo 20 años.

“Ni que el pecho fuese hierro y la espalda de algarrobo” como decía el querido humorista Perucho Conde.



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Saúl Molina


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