¿Quién gana? ¿Quién pierde?

De las muchas guerras que el imperialismo y sus agentes internos vienen aplicando contra nuestro país, es la sicológica la que parece imponer el ritmo de las demás. Todo indica que la oposición venezolana a raíz del triunfo del Presidente Chávez el año 1998, contando con el millonario asesoramiento de agentes del exterior, comenzaron a desembaular agendas que  durante décadas les ha venido dando resultados positivos en eso de tumbar y salir de gobiernos que no le son de su afecto.

Quien les ha seguido los pasos se ha dado cuenta que cada situación política tiene el método a seguir. Así en  cada gobierno, de los que hasta ahora aparecen en la lista de los defenestrados por las agencias yanquis, vamos a encontrar el clásico recetario  cuyo centro de ataque es precisamente el sicológico. Se trata de campañas de terror que terminan dando resultados previstos.  Convierten vientos en tempestades y cambian comportamientos y costumbres por medio de intensas campañas mediáticas, sutilmente diseñadas. Es como poner toda una batería mediática al servicio de un objetivo, diseñando  estilos y respuestas  en perfecta sintonía con cada clase social, que en efecto varía en sus preferencias, consumos e intereses. Entonces, la pregunta que nos hacemos es si realmente han avanzado en este sentido. La respuesta es indudablemente afirmativa. Claro, en alguno que en otro país se han encontrado con algunos cuellos de botella que nos les ha facilitado sus objetivos, pero ellos siguen, insisten.

No queda duda que así como muchos países, Venezuela se ha convertido en un apetitoso laboratorio de guerra sicológica, ante los cuales nuestros compatriotas, en un alto nivel, han sorteado acertadas respuestas para evitar la caída de la Revolución Bolivariana. Todo este tránsito ha significado, entre otras consecuencias,  el asesinato de miles de venezolanos y daños materiales, debido a las iracundas respuestas de una derecha que no asimila el camino democrático para acceder al poder.

Pero si  damos un salto a los tantos  momentos que ha tenido que sortear la Revolución Bolivariana y nos ubicamos a lo que devino tras la muerte del Presidente Chávez. Nos damos cuenta que esta derecha, agrupada en la desmirriada MUD, arremetió de manera desmesurada  y con su arcaico método terrorista para sacar al Presidente Maduro del juego. La tarea no les ha sido fácil, ni les será, porque precisamente vivimos tiempos de convicción política y un supuesto gobierno opositor significaría la desestabilización continuada del país

Para precisar en dos ejemplos concretos, es así como la cotidiana economía y seguridad ciudadana se han convertido en los aspectos referentes para una oposición que no teniendo nada de constructivo,  apuesta  al posible sufrimiento popular. A sabiendas de dificultades del aparato productivo que incide de manera directa en todo el acontecer de la vida nación.

Ante este cuadro, la búsqueda y respuesta del gobierno Bolivariano es puntual. La economía y la Seguridad pública bien encaminadas dejarían a la oposición sin casi nada que decir… o buscando que inventar.

 



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Juan Azocar


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