Quiero el cargo de ministro

Maduro: ¿qué debo hacer en lo adelante, para llegar a ser ministro?
Ah, Maduro. ¿Es posible ese deseo que no es prematuro ni loco de
presunción, ni afanoso tampoco?

Sé que es opcional y, posiblemente las consideraciones serían, uno se
mete a socialista y, se pega de Diosdado Cabello y ministro ha de ser,
aunque el currículo meta miedo queda a un lado. Entonces, ministro he
de ser. ¿Así de fácil? Así de fácil. Seguro que quiero ser ministro.
Anótenme en la lista de espera como primer paso.

Y, vea usted, han pasado los años y, el fulano es ministro.

Pero, no crea que eso de ser ministro es como soplar y hacer botellas.
No señor, sí asi fuera, Aristóbulo ni Pedro Carreño no hubieran
llegado jamás a esa soberana responsabilidad con gastos de
representación incluidos. Y, si usted se mira en ese espejo, es algo
más, es entregarse como dice, José Luis Rodríguez, en alma y corazón a
consideraciones extremas y menos complicadas en hacer lo que no se
debe hacer sin aceptar críticas ni salirse del esquema político
habitual estilo Giordani (¿y qué será de la vida de Giordani?) y, si
lo llegan a tocar reviente su inconformidad con una agónica carta que
exprese en grado sumo su malestar interior y ufánese en demostrar que
ser ministro tiene sus interferencias ocasionales que lo limitan a ser
rotado y, en esa rotación de servicios prácticos, se le va el tiempo
y, ha de decir, con majestuosidad, ¡cómo pasa el tiempo de un luchador
incansable!

Y, ministerio que dirija, ministerio a la deriva y, así se le irá la
vida pasando de rotación en rotación con su cartera ministerial a la
mano de uno en otro y, oyendo las alabanzas del jefe que está más
arriba como servidor que ha sido a tiempo completo a favor del Estado
y, será condecorado con la firmeza representativa que como usted, no
hay dos, ni aquí ni allá ni en ninguna parte, es lo que se llama
extraordinario, por lo que en adelante debe aspirar a todos los
ministerios posibles y, de una vez mandado hecho y su modus vivendi
revolucionario estará a pedir de boca, no importa que su ministerio
sea el más corrupto y el más saqueado por los que están enchufados a
su derredor con un socialismo en maletinado al alcance de otro, listo
a lo que salga que jamás será desnudado en público.

Pero, sea consciente y, si es perseverante mejor y jale por demás sin
ver a quién mientras que por un superior más revolucionario que usted,
lo más seguro que, algún día no lejano, llegará bien lejos por su
desvelo institucional de darle de comer al hambriento y de beber al
sediento con toda la sinceridad de su alma y la honestidad bien
equilibrada sin paragón demostrada -vaya pues, qué más quere-. Nadie
lo tocará, porque usted pende de la seriedad de hacer, lo que se pueda
siempre que se pueda y sino también tiene voluntad.

No se le ocurra ponerse a enderezar entuertos que, usted no es don
Quijote, sino don aprovechador y servidor de los hechos insólitos y,
como en revolución la vida es más bonita, amplie sus consideraciones y
hable y sea feliz y, no se estrese que usted es importante sin
saberlo, pero lo es. ¡Buen provecho!



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Esteban Rojas


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