El verdadero dilema actual: Domar o matar a la bestia

Siempre he pensado que el experimento de control social mas grande del imperialismo gringo en América ha sido Venezuela. Desde el inicio de la era petrolera nuestro país ha sido modelado a gusto y con una precisión quirúrgica por los operadores norteamericanos quienes a punta de una intoxicante mediática y el control de nuestra economía lograron crear un "país satélite" que veía por los ojos de la estatua de la libertad. Hicieron de nuestra Venezuela una vulgar finca donde no pasamos de rendir cuentas a nuestro amo, mientras procurábamos "parecernos igualito" a ellos.

Así, el imperio gringo tuvo en nosotros un lacayo fiel durante un período de tiempo bastante largo. La llegada de Hugo Chávez marcó la ruptura de esa situación y fue el punto de arranque de un nuevo país. Un país sin el tutelaje gringo que comenzó a buscar una identidad, dormida por la embriagante y estridente ideología norteña que nos anestesiaba.

Ese período oscuro aun tiene secuelas en nuestra visión que paralizan la conciencia y nos impiden terminar de romper las cadenas.
Nos acostumbraron desde niños a ser genuflexos ante los gringos, a pedirles permiso, a verlos como superiores. Comíamos, bebíamos, vestíamos como ellos y hasta mal decíamos como ellos. Nos acostumbraron a pensar que lo bueno solo venia de allá de los "esteits" y cualquier cosa extrajera que no fuese reconocida por los gringos era extraña y sospechosa de ser peligrosa.

En fin, cambiamos a los dioses rubios españoles por los titanes gringos, capaces de hazañas asombrosas y dueños de un poder infinito. Así fue el venezolano antes de la llegada del comandante.

En nuestro subconsciente yace aun ese fantasma con el que nos programaron y aun cuando las intenciones del aparataje norteamericano están bien definidas, nuestra mente se resiste a un cambio verdadero. El modelo de país que los gringos fijaron en nuestra psique continua resistiéndose a ser desplazado por un modelo propio que no puede ser otro que el socialismo hecho y derecho. Cualquier otro modelo simplemente refuerza al alicaido poder norteño.

En ese dilema nos encontramos actualmente: adoptamos un sistema nuevo, libre de explotación burguesa y matriz de una nueva conciencia liberadora o simplemente intentamos "adecentar" el modelo que los gringos instalaron en nuestro cerebro límbico y que lo único que asegura es que nada cambie.

Cambiar no es nada fácil y cuando se trata de cambiar conciencia es particularmente difícil. La mentalidad pro-gringuista es producto de décadas y décadas de adoctrinamiento y alienación. Incluso afecta a muchos que hoy se autoproclaman chavistas. Nuestra capacidad para ver la necesidad de abandonar el sistema capitalista es lo que determina cuan liberados estamos de estas cadenas.

Aquellos que se empeñan por un "comercio justo" y una "economía productiva" e invitan al empresariado "honesto" a construir socialismo lamentablemente siguen presos en la mentalidad capitalista, modelo por excelencia del imperialismo gringo. Es por ello que piensan que las ideas proletarias les parecen anacrónicas y creen imposible un mundo sin empresarios, ni hablar de un mundo sin comercio. Pretenden domar a una bestia colosal, amaestrarla y domesticarla para que se comporte decentemente, ignorando dos cosas:

1) que esa bestia se alimenta de la sangre de nuestros recursos, de nuestra ingenuidad e ignorancia.
2) que tenemos las armas para aniquilar esa bestia pero tenemos miedo a sucumbir en el combate.

Los que propugnan un sistema mixto pretenden un cambio sin traumas, ligero, poco a poco. Evitan la confrontación definitiva que siempre llega, quieran o no y de eso la historia tiene ejemplos patéticos como el de Allende en Chile. La única manera de evitar la definitiva confrontación al sistema imperialista es doblegarse ante el y rendirse. No acepta correcciones porque su modelo es perfecto para el. Poco le importa el daño que pueda causar para lograr su objetivo. Eso deberíamos saberlo hasta el cansancio.
Por eso es necesario resolver el dilema.

El gobierno debe definirse y fijar posición, no solo en su discurso sino también y mas importante aun en la práctica. De nada ha servido los incontables llamados a conciencia e invitaciones a trabajar mancomunadamente que ha emitido el presidente Maduro. La burguesía parásita sigue jugando su mano de cartas donde la desviación de productos, el acaparamiento, la especulación, el fraude cambiario son su escalera para derrotar al gobierno y a la revolución.

El presidente Maduro debe dejar de ser ingenuo. No hay burgueses buenos ni honestos. El resultado es claro y la situación actual habla por si sola. Los burgueses desean tumbarlo y no desean alianzas con su gobierno. Basta de llamados absurdos y medidas correctivas a una burguesía cada vez mas depravada e insolente. El pueblo esta pagando esos errores a un precio demasiado alto.

Es la hora de definiciones. El tiempo se agotó. Estamos en horas cruciales. O le echamos bolas al socialismo o el capitalismo nos va a joder.
A ponerse pilas pues!

bombolonmp4@gmail.com



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