¿Nos están llevando las hormiguitas?

Es corrupto el contratista que paga que le den un contrato del estado, lo es igual el funcionario que se lo otorga. Es corrupto el que esconde mercancía para revenderla al buhonero, lo es el buhonero que roba a su pueblo ofertando esa mercancía en su tarantín. Es corrupto el que pide dólares para importar y trae chatarra, lo es igual el que le otorga los dólares sin controlar en la aduana. Es corrupto el funcionario que pide soborno para sacar un container de la aduana, lo es quien lo paga y no denuncia.

Es corrupto el juez que da una medida de beneficio basada en informe falso y lo es el que recibe la medida para escaparse del país.

Es corrupto el país en donde toda trampa tiene precio y lo es el pueblo que acepta que todo sea negocio. Cientos de miles de millones de dólares fueron saqueados a las arcas públicas. Son corruptos los políticos que juegan con la escases creyendo que el pueblo votará por ellos. Son corruptos los comerciantes que no traen mercancía con las divisas asignadas. Son corruptos los negocios que esconden productos para causar arrechera. Son corruptos los funcionarios que desvían alimentos para venderlos en la frontera. Son corruptos los altos jefes que son cómplices de todo esto.

De nada sirve la buena voluntad de un presidente si ésta no va más allá de las palabras.

De nada sirve que si los jueces tienen precio para liberar de nuevo a los ladrones, para conmutar penas por regímenes de presentación, si los comercios son multados y siguen especulando al otro día, si a cada ladrón lo sustituye un ladrón mayor.

De nada sirve hablar de socialismo si esa suprema felicidad posible se pierde en una vida llena de problemas, si la inseguridad sigue, si la escases sigue sin castigarse al empresario reincidente, si el capitalista sigue robando las divisas y la escases aumenta, si no hay medicinas, si las madres no tienen panales para sus hijos y si el gobierno no puede castigar al que esconde las baterías y los cauchos o el aceite, y corregir toda esta trampa de la guerra económica que solo sirve para subir los precios a todo.

De nada sirve que los honestos hablen de Chávez si no se logra que el país cambie y la ley se cumpla con extrema rectitud y fortaleza como para que se sienta el temor al castigo y no la algarabía de la impunidad.

De nada sirve si no profundizamos veinte veces más el ataque al bachaqueo, al contrabando, al robo de divisas, a la trampa, al ladronismo, al malandraje, a la venta de justicia por jueces corruptos, el castigo y la expropiación al comerciante cómplice del oligarca político, si no hacemos la revolución, si no hacemos la revolución.
De nada sirve si no arreciamos, si no multiplicamos por cien lo que estamos haciendo. Porque así, como vamos, nos están llevando las hormiguitas.
Hagamos la revolución.


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Raúl Bracho


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