No permitan que Hugo Chávez muera

Por supuesto que no me refiero a su cuerpo. Hablo de su ejemplo, de su legado, de todas las conquistas sociales a las que dedicó su vida, de su trabajo sin descanso para construir una nueva Venezuela y para esparcir sus sueños por todo el continente. Agotó sus energías porque le costaba mucho delegar funciones y como se trataba de un líder sin una gota de paranoia, al cual le costaba mucho comprender la traición o el aprovechamiento personal de sus allegados, extremaba el aguante de su paciencia antes de sustituir a los incapaces o a los que mostraban la hilacha . Los gobernantes que le han sucedido andan viendo traidores y renegados hasta debajo de la cama, pareciera que poseen muchos espejos. Las intervenciones del Comandante eran diáfanas, pedagógicas, alegres, a veces poéticas, no como las de hoy repetitivas, panfletarias, plenas de contenidos vacíos. Hoy casi no pasa día sin que se agreguen organismos bautizados con nombres rimbombantes, de funciones pocos claras, que no agregan nada nuevo ni sustantivo. Nombrad, nombrad, nombrad que algo queda, parece ser el eslogan favorito.

Un grupo de magos, parece que numeroso, hizo desaparecer veinte mil millones de dólares, lo que no parecería sorprendente en un país de corrupción cronificada, lo malo es que otro mago, menos hábil no consigue que aparezca la lista de implicados, tantas veces prometida. Otra clase de magos hace desaparecer los productos de las estanterías, mientras que las colas crecen de manera inversamente proporcional a la escasez. La nación necesita con urgencia otra clase de magos, unos benignos que hagan desaparecer los huecos de calles y carrreteras, los alcaldes abúlicos y de grandes fauces, los matraqueros de uniforme y los burócratas perversos que se las dan de chavistas.

Lo peor de todo es que desde hace como un año se decretó que había una sola clase de socialistas que valían la pena, los obedientes, los que contestan sí mi amo, los que gritan consignas vacías, pero están estrictamente prohibidos aquellos que protestan, los que denuncian, los que piensan y cuestionan, esos son divisionistas traidores, son peores que la peste. Estos respondones son retirados, excluidos, expulsados, desaparecen también por arte de magia de los listados de la militancia. Jorge Giordani, Herber Barreto, Nicmar Evans, si me están escuchando o leyendo no teman, pues con los poderes que me proporciona ser el único dueño de la verdad no los voy a echar, ni a excluir ni a denigrar, con la única condición de que se dediquen por entero a construir un nuevo referente, porque el gobierno no necesita pelear con la oligarquía, con el poder del dinero, quienes se sienten muy cómodos con el actual estado de cosas. ¿Les vienen a la mente esos perros que pelean solamente ladrando y que jamás se muerden de verdad?

Por favor, salven a Hugo Chávez, no lo dejen morir, pues con él puede morir Venezuela por muchísimos años.

enesfer25@hotmail.com


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