En la vida todo pasa. ¿Y qué pasará después de la llamarada que encendió el terrorista N° 1 del mundo (EE.UU.)? En Libia pasó y quedó el caos. En Iraq lo mismo, en Siria aún no pasa y el engendro yanqui, el Estado Islámico, continúa su endemoniada travesía y veremos si pasará esa pesadilla. Generalmente los gringos mutan esos grupos terroristas según sus estrategias imperiales. En nuestro país lo que pasará después de la estúpida declaración de guerra que nos hizo el premio innoble de la paz es una incógnita.
Lo que sí es una realidad palpitante son las bases militares que ese imperio tiene en la desgracia de vecino que tenemos y en Perú. Mientras no equilibremos la situación en nuestro país no podremos afrontar ninguna amenaza externa con éxito. En la parte comunicacional estamos haciendo bastante ruido al respecto y eso es bueno, no estamos solos en el concierto diplomático mundial pero a la hora de una confrontación tengo mis serias dudas. Eso es otro asunto.
Quiero referirme al desorden económico que nos agobia y a la angustia que priva en el colectivo. Este gobierno cada día empuja al país hacia la derecha. La gran mayoría no obtiene respuestas por el caos en las colas de supermercados y comercios, por la usura desmedida que nadie controla y el empobrecimiento que sigue su paso aterrador. No podemos negar esa triste realidad que día a día muchos compatriotas ventilan por este portal libertario de Aporrea.
Todos los días gente de oposición y otras que no son de ese rango político, me preguntan qué opino de la situación del país. No sé qué responderles. Naturalmente que me desmarco de esa oposición antipatria y asesina que no es ninguna opción decente ni mucho menos patriota. Les invoco la falta de autoridad como principal elemento desestabilizador que deriva en una grotesca impunidad acompañada por la complicidad de altos y medios funcionarios en el submundo de la corrupción, ¿Cómo negar la corrupción asquerosa en el comercio exterior, en las aduanas, en puertos y fronteras dónde el matraqueo de la GNB es espeluznante? ¿Cómo negar que la venta descarada de productos regulados y de higiene personal es permitido por el gobernador Arias Cárdenas al no decomisar esos rubros a los buhoneros y bodegas bandidas?
La omisión de la autoridad es complacencia con el delito. ¿Cómo negar que la SUNDDE es un elefante blanco también cómplice de los agiotistas comerciantes? ¿Cómo negar que la mayoría de los burócratas ministros no salen a explicar por qué no hay carros, baterías, cauchos y otros productos necesarios para la vida cotidiana? ¿Cómo explicar que el contrabando en la frontera con Colombia es grosero y apañado por la FANB? ¿Cómo explicar por qué un ministro tiene dos y tres funciones que lo hacen ineficiente en las mismas, como si no hubiese suficientes compatriotas capacitados para cualquier trabajo de envergadura? ¿Cómo explicar que en diciembre del 2014 un aire acondicionado de 12.000 BTU costaba 3.000 bs y hoy no se consiguen por menos de 40.000 bs.? ¿Cómo les explico a mis hijos que para que se puedan casar y montar un hogar necesitan sacarse un Kino de 20 millones de bs.? ¿Cómo explicar que haya un escándalo internacional por lavado de dinero en varios Bancos de Europa y no salga la lista (caiga quien caiga) de los delincuentes de cuello sucio? ¿Cómo explicar el robo de millones de dólares de Cadivi y el Fondo Chino que el gobierno se niega a esclarecer? ¿Cómo negar que el legado de Chávez se ha quedado en la retórica y en la amenaza a los que criticamos lo que se tiene que corregir?
Son muchas las cosas que no podemos negar y pocas las esperanzas de que la derecha asesina no retorne al poder. Eso sería la barbarie, la definitiva involución del país. El soberano no es escuchado y así vamos derechito al despeñadero. Si los burócratas ministros y altos funcionarios leyeran Aporrea entonces sabrían, en gran parte, lo que el pueblo pide y exige con justicia. La esperanza se nos desvanece. “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
