La Revolución Bolivariana es la concreción de un sueño de muchos que un solo hombre, Hugo Chávez Frías creyó posible, sin su audacia, valentía, tesón y muchos cojones no tuviésemos este proyecto de país que es faro de luz en el mundo. También marcó la pauta de lo que es el ser venezolano, así, en sus páginas heroicas se ha escrito incontables gestas de valor, los sucesos que nos han marcado en estos últimos 20 años no son nada desdeñables y así como se han visto estos hechos también se han visto otros: traiciones y más traiciones, actos de lesa humanidad, mandatos criminales de “drenar arrecheras” que le han hecho un daño terrible a las relaciones humanas del venezolano.
No quiero decir que antes no teníamos problemas, muchos y bastantes, soterrados y escondidos en una “supuesta democracia” que se instauró de la mano de los EEUU y que sólo se sostenía por un aparato militar y político de grandes proporciones, la violación de los derechos humanos era cotidiana, así como cotidiano era la represión estatal. Esto cambió y cambió para bien. Desde la aparición del proyecto bolivariano se ha ido afinando un estado, con la promulgación de leyes revolucionarias, algunas de ellas controvertidas, se ha mejorado ostensiblemente la vida del ciudadano de nuestra nación; pero también se sacó lo peor de un grupo de personas que eran fascistas desde siempre y no habían logrado ese caldo de cultivo que le preparó, en una bien llevada política de golpe continuado, los partidos de derecha y sus dirigentes.
Así, protegidos por el mismo estado que ellos combaten, utilizan arteros modos para tratar de tumbar a un gobierno elegido democráticamente sin darse cuenta(o dándose) de que también están destruyendo un país y destruyendo además la ética y los valores que sustentan a cualquier sociedad decente.
Esas personas a quienes me refiero tienen variopinta condición, unos, comerciantes de oficio, siempre han sido enemigos del pueblo, son esas personas, compañías y transnacionales que ven al pueblo como un compulsivo consumidor de todas las mercancías que resistan un examencito sanitario, apoyados en una bien estudiada publicidad, su lema podría ser “compren, malditos, compren” y miren que compramos, al precio que sea y lo que sea. Estos comerciantes se han aprovechado de la misma condición económica por ellos creados, le han bajado la calidad a casi todos los productos porque saben que cualquier cosa que saquen a la calle, después de una bien estudiada campaña de escasez, les será arrebatada de las manos por un pueblo insaciable y fácilmente engañado.
Las otras personas somos nosotros, un pueblo que por primera vez ve que sus derechos son respetados, que ven que Chávez primero y Maduro después, gobierna para ellos y gobierna bien, la elevación de las pensiones de vejez al salario mínimo sólo fue posible en este gobierno revolucionario, la mejora en el servicio de salud es otro logro, becas y educación gratuita difícilmente se ve en otro país en condiciones tan ventajosas para todos, pero esas mismas ventajas crearon un enemigo interno, son las personas que uno consigue a nuestro alrededor, la que hace la cola de Mercal y Pdval mientras maldice al gobierno, la que está tras un escritorio en cualquier entidad pública o privada y hace su labor con desgano, el que se lleva las resmas de papel de su sitio de trabajo, por aquello de la escasez, aquel que trabajando en instituciones educativas creadas en revolución, se rodea de una camarilla de desadaptados para tener el control férreo de la misma, los quintacolumnas pues, o que aprovechan la desincorporación de las becas de los estudiantes egresados en beneficio propio, lucrándose hasta por un año de las mismas.
Son los “bachaqueros” que sin ninguna vergüenza aprovechan la necesidad de su vecino y les quintuplica el precio de los artículos de primera necesidad, que en alevosa componenda, consigue más allá, es aquel que contrabandea nuestra comida a países vecinos, para enriquecerse sin pensar en que está desangrando al país, son todos estos y otros más, los verdaderos enemigos de Venezuela.
