La historia de Ana Garrido es algo que nos ha conmovido. Esta española ha dado un ejemplo de honestidad, dignidad, coraje y estamos seguras que su vida se convertirá en inspiración para muchas mujeres en el mundo.
La dama en cuestión es una funcionaria de la administración pública que se atrevió a denunciar la corrupción en su país y por ello ha sufrido persecución, amenazas y todo tipo de tropelías. Ana ha perdido el empleo, pareja, familia “amigos” y no le han despojado de su vivienda gracias a un comité de solidaridad que se creó en su nombre que ha recaudado fondos para saldar la deuda. Lo que no han logrado quitarle los expoliadores es su más preciado tesoro: su integridad por eso luce su frente en alto y sus ojos aunque tristes tienen un brillo especial.
En una entrevista que le hiciera RT, Garrido afirmó que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho hasta ahora. Teme por su vida pero no se acobarda ante los miles de mensajes amenazantes que a diario recibe en su residencia que son del conocimiento público pero que ninguna autoridad toma en cuenta para brindarle protección. Pese a la posibilidad de marcharse a otro país ha decidido enfrentarlo todo en su terruño; no va a facilitarle a sus perseguidores que la asesinen y luego argumenten que se trató de un accidente.
Esta combatienta contra la corrupción ama a su patria más que a nada en el mundo. No vacila en declarar que a su país lo han expoliado y que la crisis española es producto del despojo de unos pocos.
Su vida no ha sido fácil. Fue puesta a prueba muchas veces durante su desempeñó. Primero trataron de sobornarla ofreciéndole prebendas que tajantemente rechazó. Su familia no ha aceptado que haya asumido esta conducta ética y le rechazan porque son activistas del partido de gobierno. Sus compañeros de trabajo le traicionaron dando falso testimonio, quizás por temor a perder el empleo o por lo que sea pero la deslealtad es algo que duele muchísimo.
Es el precio de la honestidad, quienes hemos participado en las luchas anticorrupción sabemos lo difícil que resulta enfrentar el poder y las tremendas consecuencias que acarrea para la persona que denuncia la malversación y desvío de fondos públicos, nos ha tocado vivir algo similar. Por eso desde aquí de esta tierra bolivariana te ratificamos nuestra solidaridad fiel combatiente que tu sacrifico no será en vano. Si al menos todas tuviéramos los ovarios de Ana Garrido. Rogamos a Dios que su espíritu se multipliquen por el mundo y ya veremos como los corruptos comienzan a temblar.
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