Los comerciantes se condicioan entre sí. Todos tienden al monopolio dada su naturaleza capitalista[1]

Los precios justos legales deben regir para toda compra y p. t. venta.

El comerciante que compra a precios especulativos, y que por eso se ve obligado a revender con sobreprecios, confiesa que él es un especulador en la cadena correspondiente. Esos sobrecostos deben considerarse nulos a los efectos del ISLR, si "con justicia" se aplica la ley de precios justos.

Como todas las leyes y sus procedimientos prácticos suelen convertirse en fuentes de matracas, y como el venezolano medio fue formado para "dejar de ser pendejo" y ser corrupto, la Superintendencia debe disponer de un cuerpo muy selecto de seguimiento de sus propios funcionarios. Aplicar las leyes es saber aplicarlas o ejecutarlas con toda su fuerza taxativa por lo que los Ministros y el propio Presidente aparecerían salpicados con cada acto de corrupción, y este se ve obligado a velar por el buen funcionamiento de los cuerpos encargados de la correcta actuación de todo funcionario público.

Durante el Puntofijismo, esos deberes se arrojaron a la basura y de allí que Venezuela fue convertida en una "sociedad de cómplices". Sus Ministros y los Presidentes fueron, pues[2], tan corruptos como lo fueron los funcionarios públicos de carnet e incondicionales del partido ganador; gozaron de toda la alcahuetería que a tales Ministros y Presidentes les convino.

Esta es la táctica empleada como práctica monopólica: El proveedor 1 le trae precios nuevos y superiores a los del anterior despacho, y el comprador se limita a aceptarlo porque su proveedor funge de monopolista ante su cliente: Sus inventarios deben ser rotados oportunamente y se teje así una dependencia casi forzosa. Luego viene el Estado y lo audita para descubrir que está vendiendo con sobreprecios; entonces aduce la compra de mercancías encarecidas de entrada.

Lo mismo le hace el proveedor 2 al proveedor 1; lo hace el 3 al 2, etc., y la cadena se completa, razón por la cual cada intermediario "aprovecha su posición de dominio" y se afianzan proveedores con clientes seguros de tener a quienes venderles al precio que originalmente les fijen los fabricantes o importadores de primera mano.

Luego, ningún comerciante puede comprar a sabiendas de que vendería a precios injustos; hacerlo es una burla al Estado.


19/06/2015 07:10:24 a.m.

 

[1] Tanto Fedecámaras como todas las cámaras de fabricantes y comerciantes, al igual que las asociaciones de trabajadores, mediante esas agrupaciones en bloque de empresarios o de trabajadores se convierten en figuras paramonopólicas

 

[2] Basta recurrir a las hemerotecas de entonces para soportar estas afirmaciones porque son las mismas que usamos en estas disquisiciones.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1488 veces.



Manuel C. Martínez


Visite el perfil de Manuel C. Martínez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: