Las mafias del transporte no-público

En Venezuela apenas hay transporte público, está el esfuerzo del Estado por ofrecer en las grandes ciudades soluciones de transporte masivo como el metro, el trolcable, el trolebús o algunos autobuses interurbanos, pero fuera del cinturón de protección de estos sistemas dominan los intereses privados, y es síntoma de un país no productivo que los profesionales, incluso las profesionales, se conviertan en taxistas.

La humanidad fue transformada en profundidad con la aparición del automóvil a principios del s. XX, y este influyó cambiando el ritmo en que muchas cosas suceden, aumentando la expectativa de actividades realizables cada día, y en consecuencia el stress que estas expectativas generan. El desarrollo industrial iniciado con el ferrocarril se hizo mas profundo y diverso, y se profundizó el acceso a servicios de todo tipo.

De esta manera, el transporte automotor ha devenido en un meta-servicio similar a Internet, un servicio que habilita el acceso a otros servicios. En consecuencia, ha adquirido un valor estratégico tremendo, controlar el transporte es equivalente a controlar sectores importantes de la sociedad.

Esto se hace evidente cuando el transporte se va a paro, el impacto al "normal" desenvolvimiento de la vida cotidiana es tremendo, esto hace del transporte un poder sumergido porque no se refleja en las preocupaciones de los ciudadanos que año tras año señalan a la inseguridad como su mayor preocupación.

El ritmo de las ciudades no se detiene por un robo o un asesinato, pero si ocurre por causa de un paro de transporte. Si se totalizan las cantidad de horas perdidas por las venezolanas y venezolanos a causa de un sistema de transporte ineficiente y caótico, estas superan con creces el total de horas de vida perdidas por las víctimas de muertes intencionales.

Sumando aspectos, el transporte es poder estratégico de escala nacional, apropiado y controlado por capitales privados. El subsidio a la gasolina, el mayor subsidio que en las últimas décadas el Estado venezolano ha dado a su pueblo, solo beneficia de forma directa a menos del 30% de los hogares que disponen de vehículo (según datos del último censo). Así, la mayor parte de este subsidio es absorbido por las mafias del transporte no-público.

La práctica clave que identifica a las mafias es el "cobro por protección" bajo monopolios territoriales. El servicio de transporte no-público se comporta de esta manera, cobra a sus "usuarios" por la "seguridad" de acceder a un transporte que monopoliza bajo un esquema en extremo rentable, y reclama al Estado si este "invade sus rutas". Si alguien quiere ofrecer servicios de transporte debe pagar "la placa" un impuesto al margen de la ley.

La revolución por definición es incompatible con las mafias, y la mafia del transporte no-público es la que malogra en mayor medida los esfuerzos del Gobierno Bolivariano por mejorar la calidad de vida del pueblo. Ha penetrado de tal modo las fibras de la sociedad venezolana que apenas es percibida como la amenaza que es, considerándose un mal necesario.

No es casualidad que el caracazo se haya iniciado en protestas por el aumento de los pasajes, y tampoco que se haya desmantelado en los 80s a la cooperativa CECOSESOLA por atreverse a dar servicios de transporte a precios solidarios. El servicio de transporte es increíblemente estratégico, y lo es mucho mas en el país con la gasolina mas barata del planeta. y ha devenido en la forma mas eficiente y silenciosa de usufructuar la renta petrolera.

francisco.palm@gmail.com


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