Urge modificar el modelo de transporte

La pasada semana, medios de comunicación anunciaron que el gobierno nacional empleó 4 millones de dólares, para comprar un buque con capacidad para 68 gandolas y trasportar alimentos hacia la Isla de Margarita. No tengo razones para objetar la adquisición, impuesta por necesidades de la población margariteña, más urgentes como consecuencia del engaño y corrupción de la que fuimos víctimas los venezolanos, por la compra, en 2013, de tres ferrys, por un valor varias veces mayor e inversión que superó los 50 millones de dólares.

De no ser por la degradación en la moral colectiva, que provocan actos como ese, de funcionarios y funcionarias civiles y militares, me atrevería a calificar de insignificantes tales daños, al compararlos con la magnitud de la omisión política en la que incurrimos, por la persistencia ignorante y contumaz en un modelo que considera natural el transporte por carretera de 68 gandolas cargadas, por ejemplo de plátanos, desde el sur del Lago hasta Puerto La Cruz, para embarcarlas en ferry hasta Margarita. Créanme, siento vergüenza porque los venezolanos cometamos semejante estupidez y la consideremos natural. Sinembargo, no soy justo con el político que acarrea la responsabilidad, pues conozco razones y métodos para que, durante cinco siglos, se haya evitado que la otrora Provincia de Venezuela, ahora República Bolivariana desarrolle enormes ventajas para la industria naval y la vocación marinera de esta nación caribeña, que conjuga nombre e identidad en ese Lago y el Mar que baña sus costas; origen e identidad que la Revolución Bolivariana rescató.

Venezolano y militante de esa Revolución, insisto en que rescate, habilite o reconstruya antiguos pequeños puertos, a lo largo de la costa marítima y el costo lacustre y fluvial, para transportar nuestra producción agrícola a las ciudades. No grandes puertos; hago énfasis en pequeños y muchos embarcaderos, útiles sólo para transporte en cabotaje, es decir, para el transporte nacional, interno, entre puertos venezolanos, de ninguna manera para la importación. En ese orden, la Revolución debe promover y financiar el diseño y construcción, en astilleros venezolanos, de pequeños buques para ese cabotaje, dotados de plumas y aparejos para el embarque y desembarque de productos agrícolas.

Quienes se imaginen que se trata de una utopía se equivocan; llevamos años construyendo lanchas, buques de pequeño porte, gabarras, remolcadores, buques dotados de aparejos para la pesca de arrastre, que la Revolución erradicó gracias a Dios, etc., etc., en astilleros ubicados en Paraguaná, Lago de Maracaibo, Puerto Cabello, Anzoátegui, Cumaná, Güiria, en el Litoral Central; actividad ésta, cuyo recurso humano ha acumulado décadas de experiencia técnica y tecnológica, a punto de desaparecer por el desconocimiento político del enorme valor que esa experiencia representa para Venezuela y su más trascendente vocación.

*capitán de altura y productor agrícola


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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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