El juramento hipocrático, una declaración de carácter ético moral, tomado históricamente al principio de la carrera de un médico; que señalaba, entre otras cosas, que este debe contar con un carácter honesto, calmado, comprensivo y serio. Mientras que el juramento se utiliza raramente en su forma original, los derivados de éste se toman hoy y sirven como bases para juramentos y leyes que definan buenas prácticas y moralejas médicas.
Empecemos a analizar esto. Carácter honesto. A cuántos de nosotros no nos ha sucedido, ser victimas de diversos diagnósticos, unos muy distintos de otros, por lo general errados gracias a la premura de utilizar la norma de cantidad en lugar de calidad y esto tratándose de vidas humanas. Considero que estas pocas palabras ya dejan tambaleando las bases de las siguientes cualidades (calmado, comprensivo y serio).
Vamos al grano. Si, soy alguien dolido y herido por quienes ven a la medicina un gran negocio, un negocio al que ninguno de nosotros puede escapar por mucho tiempo. Soy victima de la injusticia y la indolencia, de quienes hacen bien el trabajo administrativo de consumir la cobertura de una póliza de seguros o de exprimir a una familia los ahorros trabajados durante años en unos pocos meses o días. Una de las tantas víctimas que esperanzada llega a un centro de acopio o de recolección de dinero, mejor llamado clínica, donde mi ser querido entra en plenitud de condiciones, buscando mejorar su calidad de vida y no sale o sale con trastornos y daños que pueden ser hasta irreversibles. Quién lea esto puede pensar que somos humanos y cometemos errores, pero no se trata de un solo error, se trata del resultado de varios errores, uno detrás de otro, producidos por la desidia, por el tratar de esquivar los problemas y porque total, quien está allí postrado en una cama no hace falta que esté bien, solo se necesita que alguien pague la cuenta por el.
En un dicho muy coloquial que se utiliza para demarcar la diferencia entre una cosa y otra se dice, que tiene que ver el culo con las pestañas! Pues, les digo yo, que tiene que ver una afección en la vejiga con el lóbulo frontal del cerebro.
Mi familiar llegó a un famoso centro médico muy florido del este de caracas para practicarse una operación de la vejiga. Nunca nos pasó por la mente el karma que esta sarta de delincuentes de bata blanca estaría por hacernos pasar. Se efectuó la operación sin problemas, esta persona sale del quirófano y a los pocos días baja de terapia a su habitación, donde cae en manos del grupo de médicos internistas que en mi mente ahora los veo frotándose las manos como los malvados de los comics. El recibimiento del equipo fue cumbre, se llenaron de todas las malas noticias que se le pueden dar a alguien para luego concluir cantando una estrofa de una famosa canción que dice (Eso es lo que hay, eso es lo que hay) Haciéndonos entender que un fin fatal es lo mas normal para nosotros y muy profesionalmente preparándonos pues, para todo lo que venía en los 2 mese siguientes. Increíble el trato de este señor de bata blanca, mas bien parecido al abominable hombre de las nieves.
A los pocos días, estando mi familiar ya en muy buenas condiciones empezaría la tortura que aún hoy estamos padeciendo. Una de las sondas se soltó sin explicación. Corrimos todos a buscar ayuda y por supuesto, luego de un rato llegó un médico y tuvimos que salir de la habitación. Para sorpresa de nosotros, le volvieron a colocar la sonda por la misma abertura que tenía en su cuerpo, como si se estuviera cableando una instalación eléctrica. Al poco rato vimos que por la sonda y por otros puntos comenzó a salir un líquido con restos fecales, la cuenta empezaba a andar, el reloj corría más rápido y una fuerte infección comenzó a mermar las fuerzas de una persona que hasta ese momento estaba plenamente bien y evolucionando perfectamente de su operación.
Estos señores trataron de esconder lo que era obvio, perforaron el intestino del paciente introduciendo la sonda por el mismo orificio por donde salió y para ocultar el problema inventaron que se había formado una fístula inexplicablemente en los intestinos y que esta por lo general se cerraba sola. La solución fue una reintervención tardía para cerrar la fuga, pero la infección ya había logrado su objetivo. Pasaron varios días y cada vez la fuerza mermaba. Las explicaciones inexplicables y los diagnósticos de un lado y de otro llovían, cada quién decía algo distinto, hasta que llegó el momento, la recaída, la infección llegó al clímax junto con un aliado, un hongo que se formó en la vía central de alimentación colocada en la vena, la cual tenía que haber sido cambiada hacía por lo menos 3 días. Todos alterados comenzamos a pedir ayuda, eran las 10 pm y la clínica estaba ya obscura, el médico de guardia fue a la habitación vio al paciente que ya respiraba muy agitado y sin reaccionar a las órdenes, la respuesta del médico fue que se trataba de una simple fatiga por no haber caminado durante días. Una fatiga que para salir de ella no hubo más que utilizar un resucitador, el médico se fue y a los 15 minutos tuvimos que obligarlo a ir de nuevo porque el paciente se nos iba, como de hecho ocurrió y sólo con estos aparatos de resucitación fue posible reanimarlo.
De inmediato lo internaron en terapia intensiva, dónde se realizaron los estudios y llegaron a la conclusión de que la infección de la cavidad abdominal fue tan grande que resultó en este paro general y ayudada por el hongo que formó en la vía central. A los días el paciente comienza a despertar, pero un despertar extraño, perdido, como en otro mundo. El grupo de internistas, liderizado por el hombre de las nieves comenzó su tarea de inventar cualquier excusa para quitarse cualquier responsabilidad, mientras al paciente le practicaban una traqueostomía y una grastroctomía para poder hacer que respire por cuenta propia y para poder alimentarlo por medio de una manguera directa al estómago. La excusa perfecta para decir que el paciente no reacciona ahora era muy fácil para ellos, echarle la culpa al paciente, según ellos el estaba en un estado depresivo severo y no quería colaborar. Así pasaron mas de 2 semanas, esperando que un antidepresivo hiciera efecto, un antidepresivo suministrado junto con calmantes que se contraindicaban en pacientes en estado depresivo, que cosas no! El paciente no habla, no se puede expresar, sus movimientos son lentos y casi no abre los ojos, esto hace despertar fuertes sospechas en los familiares, los cuales cansados de tanta palabrería y de recibir las culpas de lo que sucede obligan a cambiar el equipo médico de internistas, por especialistas seleccionados por los familiares, entre los cuales se solicitó un neurólogo para que realizara los estudios pertinentes y se pudiera descartar la depresión como problema base. En efecto, a los 3 días de estar el segundo equipo a cargo, el neurólogo dio la noticia, el lóbulo frontal del cerebro se había afectado por la fuerte recaída de la infección y la recuperación posible es a un año. El paciente requiere de quimioterapia luego de haber sido extraída la vejiga, pero en ese estado la quimio es imposible, por lo que el tiempo que esta persona pase recuperándose para poder hablar, ir al baño, comer , entre otras cosas servirá para que el cáncer que comenzó en su vejiga ya operada vaya haciendo estragos en su cuerpo, todo gracias a la ayuda de un equipo de millonarios desalmados con batas blancas, de buen vestir y de habla refinada, que hacen un juramento hipocrático de lo más hipócrita para recibir en sus manos una licencia para matar, definitivamente el mercantilismo es irreconciliable con la salud de los seres humanos. Aquí culmina esta historia, y empieza la nuestra, nuestra historia de salir adelante, de sobrellevar a la familia a la que trataron de arrebatarle al ser que la unió.
ucimino@gmail.com