26 de noviembre de 2014.-
DIESELVAL, empresa perteneciente al Grupo Blohm*, está envuelta en un escándalo, pero esta vez por motivo de sustitución de compras directas a la compañía norteamericana Cummings, Inc., importante fabricante de motores para vehículos automotores y marinos y militares. DIESELVAL es la distribuidora autorizada y única para Venezuela de los reconocidos motores Cummings.
Tal información se desprende de las últimas asambleas de accionistas, donde ha habido graves denuncias formuladas por accionistas minoritarios no administradores debido a prácticas que ponen en riesgo tanto a la empresa como al patrimonio de los accionistas.
En efecto, la Junta Directiva (JD) debido a “razones no explicadas” ha venido sustituyendo las compras directas a los fabricantes por compras a través de una empresa “Trader” denominada Financial Investment & Parts Supply, LLC. (FIPS), domiciliada en Florida, la cual es también una distribuidora de motores Cummings.
Esta empresa “Trader” tiene como directores a personas vinculadas a la JD de DIESELVAL y ha venido centralizando las compras y proveeduría de los productos e insumos requeridos por las diferentes empresas del sector automotriz del grupo, situación que ha causado el rechazo de los accionistas minoritarios no administradores, los cuales han exigido el cese inmediato de estas operaciones, en las cuales se presume la existencia de sobrefacturación y aprovechamiento de divisas preferenciales (CADIVI/CENCOEX) para las importaciones.
La empresa es dirigida conjuntamente entre el Grupo Blohm y el Grupo Martínez, éste último de origen cubano, migrantes a Venezuela a finales de los años 50 del siglo XX.
Ambos grupos son los principales accionistas y poseen un 58% de las acciones de Dieselval; el resto de las acciones están en manos de accionistas minoritarios.
También, durante los últimos años ha comercializado con mucho éxito plantas de generación eléctrica, principalmente plantas de emergencia, muy importantes en la actualidad debido a la crisis del sector eléctrico que obliga a contar con sistemas de generación alternativos, a fin de mantener las operaciones normales.
Por sus características técnicas y de tecnología, la fabricación nacional de motores automotrices así como de plantas de electricidad es inexistente, por lo que necesariamente estos equipos deben ser importados.