Identidad o fraude revolucionario

Tarea impostergable para una revolución verdadera constituye el esfuerzo de hacer una cruzada en defensa de la identidad cultural de nuestros pueblos en contrapeso al asimétrico proceso de globalización por la que se atraviesa en estos tiempos. Este concepto de identidad que para muchos no dice nada, vaciado en muchos espacios de contenido de clase, niega la posibilidad de encontrarnos con lo que somos, reconocernos, valernos de nuestro enorme potencial creativo para decirles al mundo que aquí están los pueblos del Sur cargados de magia creativa donde también tenemos un Olimpo de Dioses de grandezas y virtudes. Precisamente identidad refiere el encontrarnos frente a frente con el espejo de la historia y decirnos la valía y el coraje que corre por nuestras venas, identidad que nos define y posibilita cultivar la dignidad y el justo valor del hombre frente a los que pretendan avasallarnos.

Precisamente allí, apuntan los esfuerzos de los imperios en su afán de poder, dominación y control de los recursos que no tienen, en desdibujar del mapa los que se es como pueblo, apuntando sus dardos a la etapa más vulnerable en la vida, la adolescencia. Para ello los jóvenes son atiborrados de millones de imágenes y sonidos dirigidos especialmente a su débil ego, atacando su estima e imponiéndoles supuestos fetiches de consumo con los cuales tendrán la aprobación de la sociedad. Este proceso abarca desde la música, con ritmos repetitivos, pegajosos, con el fraude poético de letras cargadas de egoísmo, maltrato a la mujer y validando la narcocultura, así como también la moda, el lenguaje banal y chismorreo usualmente presentado en esos típicos programas llamados talkshow, donde degradan al latino, discriminan a la mujer y al negro y se burlan de sus angustias y desgracias.

Sigue el manejo del lenguaje, herramienta fundamental de los bien intencionados defensores de esta globalización mundial donde todos somos "hermanos". Lo que no se dice es que se ha venido mutilando el lenguaje e incluso intentan modificar la jovialidad y la chanza del latino promedio convirtiéndolo en un ser duro, frio y sin sensibilidad humana, esto se confirma fácilmente haciendo un ligero análisis de la frivolidad de estereotipos de estos nuevos héroes hollywoodense.

Pero además de la música y el lenguaje, iconos, imágenes y símbolos de consumo se presentan de manera brutal en las mal llamadas redes sociales, la cuales deberían llamarse de consumo rápido (fast food) donde encasillan la capacidad de crear, soñar, discernir e interpelar las ideas en 120 caracteres. Esos 120 caracteres representan el tamaño de las ideas que nos imponen tener para no ser protestatarios ante un atroz intento de destruir la identidad y hacernos vagar por un mar de contradicciones sin sentido.

Hacemos una llamado para que los medio públicos del Estado no le sigan haciendo el juego a esta horrible maquinaria de creación de necesidades de consumo, ya que se observa con preocupación cómo televisoras como por ejemplo Tves han caído en un proceso de burocratización repitiendo los viejos formatos de los medios que intentábamos superar, y aquí se hace referencia al tipo de programas que emulan los formatos de los canales de la colina, el juego de luces, imágenes y sonidos, el lenguaje, la vestimenta, los refritos, entre muchas cosas que se podrían decir, perdiendo el contacto real con el pueblo de a pie, su gente y sus comunidades y lo que es más grave omitiendo el enorme reto de construir el hombre nuevo que necesita la revolución.

La revolución bolivariana no se puede defender con clichés, repeticiones cansonas de palabras sacadas de contexto, es inaceptable que se vea al pueblo como estúpido e incapaz de formular sus propios criterios. Del mismo modo la conciencia y la cultura no se construye con prebendas materiales sino que la revolución se define de con argumentos, con ideas que cuando se contrastan con los logros que hemos tenido en 17 años de revolución, adquieren grandeza y significado. La defensa sale en reconocernos, en fortalecer nuestros procesos identitarios, en saber la valía que cargamos por ser la continuidad de hombres como Bolívar, Miranda, Rodríguez y Chávez. Llego la hora y la necesidad de traer las ideas del Comandante, colocarlas en el debate, ser críticos y aplicar lo que el definía como las tres "R" Revisión, rectificación y reimpulso, sin arrogancia, en el plano de la igualdad y con el único propósito de reencauzar la revolución que permitan hacerla irreversible. Que vuelva el motor Moral y Luces, que vuelva los Aló Teóricos, que renazca la esperanza defendiendo en palabras del CHE las razones sagradas de este proceso.

 

saldeno@gmail.com



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