Las demostraciones que en estos momentos se están desarrollando en todo el país en función de la liberación territorial de todas las ataduras coloniales y capitalistas, del estado liberal y petrolero como del corporativo y burocrático que hoy crece, nos han llevado a la conclusión de que es imprescindible comenzar a unificar estos fenómenos de resistencia alrededor de uno de los símbolos de lucha más dignos que tenemos como pueblo: Sabino Romero, cacique Yukpa, dirigente y protagonista principal de todo lo que ha sido la dura resistencia de los pueblos indígenas de Perijá en los últimos tiempos, hoy preso en la cárcel de Trujillo acusado de asesinatos, robos, etc que nunca cometió y obligado contra sus derechos constitucionales a ser juzgado por tribunales civiles ordinarios.
Tenemos que sacar del charco de los monopolios propietarios como de las múltiples expresiones de la represión y opresión de estado los espacios donde construimos la sociedad libre y justiciera deseada. Es imposible avanzar en lo más mínimo de las transformaciones revolucionarias pendientes si nuestra tierra, nuestros principales espacios de producción, nuestras comunidades, en definitiva, la territorialidad donde construimos vida común, no la liberemos de toda esa historia nefasta, de su continuidad en la estrategia global de saqueo imperial, y hagamos de todos estos territorios modelos de autogobierno y vida colectiva que constituya las bases de “otra república” donde reine el principio de la “patria buena” establecido por Aquiles Nazoa. Pero es imposible hacerlo de manera aislada y desarticulada, como cajones de cristal limpios de la corrupción del mundo y la opresión que ejercen quienes lo dominan. Esto en el fondo sería hasta un favor al mismo sistema y una manera de jugarle el juego a los que buscan fragmentarlo todo y de esta manera controlar desde arriba la quebrada realidad. Lo que hagamos en función de una verdadera meta emancipadora tenemos que entenderlo como un rudo poder que se sintetiza y articula desde abajo en toda su diversidad, capaz de poner en jaque el reino de los poderes constituidos. Por ello todo proceso de liberación territorial ha de verse como todo autónomo fuera de cualquier romantismo pequeño burgués y nunca como una extensión funcional de los aparatos burocráticos de gobierno y administrada por los mismos, ha de verse como un auténtico poder revolucionario y constituyente. Es una verdadera guerra contra el viejo mundo concentrado alrededor de los grandes capitales y sus consulados burocráticos. Pero también es un poder que pone sobre el tapete la búsqueda permanente de diversas alternativas de vida, utilizando para ello la experiencia histórica libertaria que condensan tanto nuestros pueblos ancestrales y originarios como las experiencias rebeldes que han surgido de las clases proletarias nacidas del capitalismo impuesto. En otras palabras es también una batalla civilizatoria, punto clave de la supervivencia de la vida sobre el planeta.
Sabino Romero en todo este sentido constituye un ejemplo principal para las luchas de hoy. Hasta los momentos se ha visto como un caso muy digno propio de la rebeldía indígena pero encerrada sobre ella misma. Quizás por esto muchos grupos hasta gobiernos se han ligado a esta lucha tratando de impedir una visión de la misma que ponga en jaque el conjunto del sistema y de esta manera sus propios intereses dentro de la rondalla del movimiento popular rendido y administrado. Su posición ha sido de misericordia y solidaridad externa y muchas veces oportunista, aparentando dolores que no les pertenece. Pero lo sucedido en los últimos días, la fabulosa manipulación documental emprendida por el cogollo de la casta jesuita, pone punto final a esta historia de externidades y las vacilaciones demostradas por estos mismos. El problema no es estar juzgando la posición política particular de nadie en este complejo proceso, ni imponer nuevos y nefastos sectarismos, el problema es si somos un “nosotros” que desde abajo y a la izquierda, desde el punto de pueblo, desde la dignidad de quien lucha “por lo suyo” como fabricante de este mundo, actuará en el momento preciso sin silenciamientos ni escondites de cobardía alguna. Con Sabino Romero no estamos estableciendo ninguna relación de misericordia o solidaridad “criolla” que fortalece solo a aquel que desconoce memorias originales fundamentales y con ello nos destroza como pueblo. Más bien pobrecitos nosotros que no hemos podido estar a la altura de lo que su lucha supone, y por ello mismo aún no podemos decir que somos Sabino Romero. Que débiles y arrastrados los que no podemos ser Sabino.
En síntesis, la campana que se propone es la de desprender de toda distancia la lucha indígena, particularmente la de este hombre que ha luchado por lo suyo, tomando las fincas que son una pequena parte de la tierra despojada, enfrentando el poder militar y burocrático, el sicatariato de ganaderos, los intereses transnacionales sobre el subsuelo, dándole inmensidad en general a la lucha por la tierra, y en particular su tierra, que es la de un pueblo, de una cultura, de una lengua, de un modo de vida enfrentado a todos los códigos del capitalismo globalizado y que hoy sólo tienen a los pueblos indígenas como sujetos principales de resistencia en el Perijá. Es entonces una lucha total e integral que se convierte en ejemplo para todos, y un programa síntesis de la revolución popular. Siendo por ello absolutamente pertinente hacerla para todos y una manera concreta de ennoblecer todas nuestras luchas el poner su nombre como emblema principal de las mismas. Efectivamente Sabino es un emblema para todos, su libertad y el derecho a la territorialidad integral y no fragmentada como lo quiere el gobierno, una causa que debemos empujar desde todos los sitiales que podamos porque es “nuestra” lucha. Pero es también un símbolo que podemos utilizar a la hora de darle una identidad clasista, radical, antisistémica, antiburocrática, a las luchas concretas de todos los movimientos populares que les ha dado la gana de alzarse contra el destino decadente del capital y sus estados, particularmente el que esta enfrentando esta burocracia “socialista”.
Invitamos por tanto este sábado 20 de noviembre, 2pm, Aipo, Banco de la mujer, a discutir la estructuración de esta campana nacional. Todas las fantasías materializables e ideas útiles serán bienvenidas. Tres puntos concretos le darán forma y premisas para su estrategia: la libertad de Sabino, la denuncia del fraude que ahora se pretende hacer con la delimitación de territorialidades indígenas fragmentadas, y el punto que “desde fuera de las comunidades indígenas” nos toca a todos: la condición de Sabino como símbolo de todas nuestras luchas. Allí sí, Sabino podemos serlo todos.
¡Libertad para los presos indígenas!
¡Sabino marca el camino!