Sus hombres hacen
Sufrir al hombre
Y eso no sirve.
Mario Benedetti
Todos sabemos que cuando unos se valen de su poder para golpear a un hombre indefenso, esto forma parte de la guapeza, humillarlo por el solo hecho de sentirse guapos y apoyados, y porque consideran que el tener una placa les da derecho para andar echándole vaina al más pendejo.
Esta ha sido la lastimosa historia de nuestro país, donde siempre los cuerpos de seguridad abusan contra quienes les plazca.
A muchos revolucionarios los mataron así, dándoles coñazos hasta que eran reventados y después sus torturadores se hacían que no eran ellos. Siendo los principales responsables de estos criminales actos los directores de estos organismos, mas, jueces y fiscales del Ministerio Público, quienes arreglaban todo y nunca ha pasado nada.
Por esta causa la tortura y el asesinato en Venezuela empezó a verse como la forma más real de lo que significa la impunidad. Siempre el vivo jodiéndose en los pendejos, en los juanbimbas.
Por esta razón, William Pérez fue torturado en el CICPC de El Rosal hasta matarlo, los funcionarios del CICPC sabían muy bien lo que hacían y por donde debían darle; verdaderos policías formados en el “arte de torturar”.
Sus últimas palabras agonizando fueron: “Yo no sé por qué me trajeron, yo no fumo, no bebo, me agarraron como a cincuenta metros de mi casa en La Quebradita”, “en medio del llanto, prosiguió ‘yo sé que esos perros me mataron, sé que hoy no voy a salir vivo de aquí; Dios bendiga a mi madre”.
¿Que debe sentir en estos momentos la madre y todos sus familiares por la muerte de William, así de la manera como sucedió? ¿Qué deben pensar del Presidente Chávez? Cuanto rencor quedará en sus vidas de ahora en adelante. Qué sentirán en el juicio cuando vean, sólo a los policías que lograron atrapar y que a golpes mataron a William.
Nuestras cárceles están convertidas en verdaderos sitios del terror. ¿Qué diferencia a los informes publicados en la web referidos a los militares estadounidenses torturando y asesinando inocentes en Paquistán e Irak?
Perdonen lectores, pero quienes torturan y asesinan a inocentes son verdaderas ratas miserables. Así deben ser con sus hijos en sus casas, malignos miserables quienes golpean a otro ser humano indefenso hasta matarlo. Creo en Dios y siento que un asesino de estos, nunca tendrá perdón y tarde o temprano pagara por su crímenes, y en esto la vida lleva una morena dándonos enseñanzas.
“Yo sé que no voy a salir vivo de aquí... me mataron”, esos eran los últimos sollozos de un muchacho que moría. También le metieron electricidad y le cayeron a batazos hasta dejarlo agonizante, después dijeron que era drogadicto y que murió por ansiedad de consumir drogas y sus “compañeros médicos” los forenses del CICPC de la morgue de Bello Monte se prestaron para firmar este informe. Favor con favor se pagan entre ellos; cuantas veces más no habrán hecho lo mismo.
Y todos nos preguntamos: ¿Dónde andan las autoridades responsables del CICPC? Cómo permiten que un sitio conocido como “el cuartico de la basura” sea utilizado para torturar, cómo puede existir en la policía científica un sitio de tortura con ese nombre.
Qué clase de funcionarios son formados para que sean capaces de oír el llanto de un hombre, llorando, suplicando a gritos: “¡no me pegues, me vas a matar!”. Y que nadie sea capaz de parar este crimen.
Que sean capaces de introducir su cabeza en una poceta, meterle corriente y caerle a batazos, perdonen ustedes, pero no sé en qué clase de revolución estamos cuando se permiten que estas acciones de funcionarios policiales sean delincuentes asesinos, que verdaderos homicidas dirijan las investigaciones de este país.
Como es posible que los funcionarios del CICPC cobren cinco mil bolívares por dejar a alguien en libertad. Que a los familiares de los presos les pidan trescientos bolívares por dejarles ver a sus parientes y llevarles comida.
Que en la sede del CICPC de El Rosal cobren setenta bolívares la hora por dormir en una inmunda colchoneta. Pagar hasta por ducharte, recibir a un familiar, comer y estar fuera de la celda.
Cómo es eso que existe en esta sede, aquí en Caracas un sitio de reclusión llamado “El Fogón” donde meten a los presos que recién caen y que no tienen para pagar el uso del baño ni para tomar un traguito de agua. ¿Acaso esta aberración la sabrá el Presidente de la República?
No tan sólo se conformaron con asesinar a William Pérez, también lo hicieron contra Pedro Rivero y Rubén Arnal, todos asesinados el pasado 25 de mayo dentro de la División de Capturas del CICPC en El Rosal.
Estos dos últimos (Pedro Rivero y Rubén Arnal), aparecieron muertos dentro de un vehículo en La Guaira. Hasta allí fueron llevados y abandonados por estos funcionarios; que mentes tan maquiavélicas y malvadas las de estos funcionarios con los que cuenta Venezuela.
Como es eso que esta delegación (El Rosal) al igual que otras, actúen como una republiquita aparte de la sede central del organismo, allí manda otra especie de jefe, dando la impresión que fuera distinto a la sede central.
Sólo por poner un ejemplo en lo que afirmo; entre el 2009 y abril de 2011, hubo un 43% de violaciones al derecho a la integridad personal, y en el 29% de ellos, fueron responsables los funcionarios del CICPC
Un
gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños,
paradoja que no sucede en el CICPC. Y como decía Alí Primera,
quien te golpee, solo anótasela.
Para: www.aporrea.org
14 de junio de 2011