Comunidad LGBT podría retirar su apoyo al Proceso

Las y los voceros, representantes y funcionarios del gobierno bolivariano deben eliminar completamente de su discurso y vocabulario expresiones que puedan caer en lo homofóbico, o cuanto menos puedan ser consideradas ofensivas para las comunidades LGBT, tanto en Venezuela como a nivel internacional. No sólo porque este discurso se torna problemático ante la premisa de inclusión de la ideología y valores bolivarianos y chavistas, sino también porque, más que sumar, estas expresiones, en lo inmediato, le restan a la campaña electoral y en lo mediato, suponen (aunque no sea la intención) una tendencia excluyente, que sin duda alguna puede ser utilizada por opositores para crear división, un alejamiento de individuos que apoyan o pertenecen a movimientos LGBT, y, por supuesto, para ganar adeptos.

Durante la extensa cobertura de teleSUR del duelo nacional por la desaparición física de nuestro Comandante Chávez, pude ver y escuchar testimonios de los y las dolientes que peregrinaban y peregrinan todavía durante interminables horas para rendir homenaje al nuevo Padre de la Patria Nuestramericana. Entre ellos, indudablemente, se encontraban miembros de la comunidad LGBT, quienes, igual que la mayoría de venezolanos y venezolanas, profesaban su amor y lealtad a Chávez, al tiempo que reconocían los logros del proceso revolucionario.

A nivel internacional, y específicamente en EEUU, la revolución bolivariana goza de la admiración y el apoyo incondicional de organizaciones políticas y sociales que en sus filas (a veces mayoritariamente) tienen por miembros camaradas que son parte la comunidad LGBT.

A nivel personal, conozco homosexuales que defienden a capa y espada el proceso bolivariano y a Chávez ante los ataques de los opositores. Aunque admito que lo antes dicho está de más, ya que el punto no es convencer a nadie, sino que debemos de respetar en todo momento a estas personas, lo contrario denotaría valores desfasados y anacrónicos. Esta no es la imagen que se debe proyectar.

Es por tanto que hoy, más que nunca, el deber de los y las chavistas y, sobretodo, de las y los voceros oficiales de la revolución, es el de cuidarse de no caer en esta retórica ofensiva. Nuestro objetivo debe ser sumar, pero no lo conseguiremos si de forma gratuita ofendemos a otros por su preferencia sexual. El objetivo de esta nueva batalla no debe ser solamente ganar las elecciones, sino, aplastar electoralmente y moralmente a la oposición, batir récord, y sentar un precedente que sólo los propios chavistas puedan superar.



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