La guerra es hoy

La situación que estamos viviendo ahora en Venezuela ya la había vislumbrado el comandante Chávez en años pasados, pero por inconsistencia nuestra, nos tomó desprevenidos, los frentes abiertos por la derecha fascista en numerosos espacios públicos y privados, están desgastando tanto al gobierno como a la sociedad en general.

No es poca cosa el conflicto generado en nuestro país dirigido desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, ese odioso país, criminal y terrorista, que le ha amargado la vida, por decenas de años, a otros países que solo lo que quieren es vivir su propia vida. Cómo es posible que EEUU tenga la desfachatez de instaurar una ley para sancionar a funcionarios venezolanos como lo indica este extracto de una nota de prensa: “El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó un proyecto de ley que busca sancionar a los funcionarios venezolanos que considere responsables de la violencia en el país.”,      (http://www.aporrea.org/internacionales/n250525.html) ¿Con qué moral el gobierno estadounidense se arroga la potestad jurídica de legislar intrafronteras? ¿Qué organismo divino lo signó como juez mundial de conductas de países soberanos?

Y la campaña se extiende, ahora la Organización de las Naciones Unidas emite una opinión: “La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU expresó este viernes en Ginebra su preocupación por la nueva oleada de violencia política en Venezuela y en particular por lo que consideró el excesivo uso de la fuerza por parte de las autoridades”                       http://www.larazonsanluis.com/index.php/agencia-reforma/internacional/item/31190-consterna-a-onu-uso-de-fuerza-en-caracas.

Pero son nulas las condenas de la violencia perpetrada por la derecha fascista en estos entes internacionales, la muerte de los Guardias Nacionales y de algunos miembros de la Policía Nacional Bolivariana parece que no existieran, o son banalizados casi como “muertes colaterales”, mientras tanto la violencia y el desorden social se mantienen, numerosos campamentos son desmantelados, se consiguen armas, drogas, dólares, gasolinas y botellas y las agencias de noticias internacionales inmediatamente desmienten y falsean algo que es público y notorio, la delincuencia organizada se alía con los guarimberos en un claro intento de sembrar el caos en el país, mientras parte del pueblo, y lo más vergonzoso, pueblo humilde, critica al gobierno en cuanta cola está, mientras compra pacas y pacas de harina, azúcar o café, pasando por el papel higiénico, para luego revender.

Se siente en la calle una notoria indefensión, como si el país no resistiera más, producto de la enorme campaña desinformativa que se extiende a lo ancho y largo del país, hay formada una enorme matriz de opinión, ayudada muchas veces por los equívocos estatales, que alimentan esta falsa percepción, por otro lado, existen unos diez mil estudiantes de Comunicación Social solo en la Universidad Bolivariana, que bien pudieran ser empleados para contrarrestar infundios y mentiras, ¿No es posible habilitar una campaña novedosa de información sobre todo lo que está pasando en el país producto de esta guerra económica y armada y sacar grupos de personas a dar talleres, a pasar películas en los barrios, en las urbanizaciones, en los liceos y escuelas, de forma rápida y acelerada, al segundo siguiente de producirse algún evento que trastoque la paz social?

Debemos sacarle más provecho a las armas que tenemos en la mano, la Villa del Cine, por ejemplo, debe ser utilizada en estos momentos de guerra, para hacer estos documentales con premura y decisión y el ministerio de Información, con todo respeto, debe pasar a otra persona más cónsona al álgido momento que estamos viviendo. Estamos en guerra y la estamos perdiendo.



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Bernardo Hernández Muñoz


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