Un mundo mejor


"Mi nombre es Bernhard Heidbreder, quien por estado de necesidad tuve que asumir la identidad de John Londoño S., que fue como me conoció el entorno de mi comunidad y el laboral. Desde el 11 de julio de 2014 fui detenido ya que desde abril de 1995 la justicia alemana me busca por mi presunta vinculación con un grupo denominado K.O.M.I.T.E.E. y mal-llamado terrorista (porque de hecho no hirieron o mataron nunca a nadie), conocido por realizar 2 acciones: Quemar una pequeña sede del ejército y la tentativa de volar la estructura de una cárcel vacía, que no se llevó a cabo.

Ahora se preguntarán ¿por qué una cárcel? Bueno, porque no iba a ser una cárcel cualquiera sino una muy especial, una cárcel que significaba un nuevo paso adelante en la represiva política de los gobiernos alemanes contra los inmigrantes sin visa en Alemania, dirigida a encarcelarlos violando así sus derechos humanos fundamentales. Imagínese que usted está como turista en Alemania, se le ofrece un trabajo, como mesero por decir algo, y decide quedarse aunque no tenga una visa laboral, permiso legal que usted bien sabe que la extranjería alemana jamás le daría; usted trabaja durante un tiempo en el restaurant cuando llega una requisa de la policía alemana y lo llevan a la mencionada cárcel modelo, que se iba a hacer exclusivamente para gente como usted, los inmigrantes que se encuentran sin permiso en Alemania. Allá se quedaría usted alrededor de medio año esperando la expulsión y cuando llega el día no lo deportan siquiera hacia su patria sino que lo llevan a un país vecino donde lo abandonan a su suerte.

Cualquiera sabe que los países del “primer mundo” tienen una deuda incalculable con los países de América Latina y de otros continentes (que para ellos son del “tercer mundo”); sobre la base del robo de los recursos naturales de este continente crearon los países europeos su actual riqueza. Una manera de pagar, aunque sea un poco, la deuda histórica sería permitir que cualquiera pueda ingresar a la U.E. en busca de su suerte laboral; pero lejos de hacer esto, se construye una cárcel para los extranjeros que se encuentran en Alemania ¡no hay derecho!

Respecto a mí, hay que decir que en toda mi vida no he matado a ninguna persona; en cambio, la política migratoria de la U.E. es cómplice de la muerte de muchos que en sus países de origen no encuentran condiciones de vida, donde en vez de trabajo encuentran hambre, miseria y a veces persecución política y tortura.

Yo sí pertenecí a la izquierda radical alemana: miles de personas (yo entre ellas), nos organizamos en una corriente que se llamaba Los Autónomos y que desarrolló una lucha política, altruista y solidaria con los inmigrantes indocumentados, contra la violación a sus derechos humanos fundamentales, enmarcado en el accionar de la izquierda alemana indignada frente a tantos atropellos.
Hoy por hoy, sigo siendo fiel a mis ideales, y las banderas de mi lucha son el anti-fascismo, el anti-imperialismo, el anti-machismo, el anti-capitalismo y tengo las mejores intenciones de ser un buen esposo, un vecino solidario, un obrero luchador y revolucionario, partícipe en la creación de un justo sistema eco-socialista, pero considero que no se necesita de estas características políticas o personales sino solamente un poco de sangre solidaria corriendo por las venas, para ver que aquella política migratoria es un atentado contra el más elemental sentido de lo humano.

En este caso intento poner el énfasis en aclarar las circunstancias y las razones políticas con espíritu altruista que acompañaron el accionar de la izquierda revolucionaria, incluido aquel grupito al que yo supuestamente integraba hace casi 20 años y escribo este comentario porque intentaré evitar la extradición (hay muchos argumentos jurídicos por los cuales, bajo un juicio justo apegado a la Constitución y a la ley, en donde esté garantizado el debido proceso y el derecho a la defensa, no debería ser extraditado) y poder seguir con mi vida junto a mi esposa y mi comunidad en Mérida.

Busco la solidaridad de todas y todos aquellos que se identifiquen con mi causa y le pido a la izquierda venezolana en particular que me tenga en cuenta como lo que soy: uno que da a diario su granito de arena en la lucha por un mundo mejor."

Desde la sede del grupo BAE, Caracas, Venezuela.


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