A once años de la invasión Narco-Paramilitar colombiana

Que hacen nuestras autoridades en la frontera?  ¿Dónde están los organismos de Inteligencia? ¿Funciona nuestro control migratorio?

El 09 de mayo de 2004, las autoridades venezolanas detuvieron a 153 paramilitares en la Hacienda Daktari, El Hatillo, Estado Miranda, en las cercanías de la ciudad capital, quienes al son del vallenato planeaban un atentado contra el presidente Hugo Chávez Frías. José Ayala, alias “Comandante Lucas”, fue identificado como el líder de la operación. Al ser aprehendido, Ayala confesó que el objetivo era asesinar al primer mandatario nacional y llevar a cabo un asesinato masivo contra instituciones militares como la Guardia Nacional.

El plan estuvo coordinado por dirigentes políticos de la oposición venezolana y el narcogobierno presidido por el asesino de dos mil (2000) ciudadanos colombianos en la Macarena, Álvaro Uribe Vélez. Veinte y ocho de los capturados en la finca Daktari habían prestado servicio militar en Colombia. El silencio  de Uribe sobre el caso en esa oportunidad enturbió las relaciones con Caracas.

Desde entonces hasta la presente fecha, hemos sufrido el asedio de paramilitares colombianos quienes han pretendido desestabilizar el país actuando como mercenarios para favorecer a la oposición venezolana, a los planes injerencistas de Estados Unidos y al Israel de América Latina, Colombia. Antes y después de las elecciones presidenciales en Venezuela, los organismos de inteligencia nacionales han capturado a numerosos irregulares en distintas ciudades del país. Sin embargo, a nuestro juicio debe realizarse un trabajo de inteligencia de mayor envergadura en nuestros barrios, urbanizaciones y caseríos.

Los paramilitares colombianos ingresan al país por toneladas ante el deficiente control migratorio en nuestras fronteras. Nuestro país está tomado en sus cuatros puntos cardinales, por estos criminales quienes lavan dinero, mediante negocios que montan con una gran facilidad en Venezuela con metálico proveniente del narcotráfico. Ya lo indicaba el exgobernador de Apure, el Capitán Aguilarte Gámez, en el año 2007, cuando solicitó un derecho de palabra ante la Asamblea Nacional para expresar lo crítico de esta situación en los estados fronterizos.

En ese entonces, planteó la conveniencia de reestructurar todos los poderes en la entidad para hacerle frente al narcoparamilitarismo. Además destacó, que se vive una invasión silenciosa, los paramilitares afectos al gobierno colombiano, tienen planteado el control de la zona sembrando terror, muerte, secuestros, vacunas, abigeato, llegando al extremo que cobran porcentajes por ingresos de ciudadanos.

Precisó que en Guasdalito todo el mundo paga vacuna y “ahora van a San Fernando, lo triste es que hay gente de la Guardia Nacional, DISIP, DIM, Tribunal, Fiscalía, metida en el negocio, por eso es que se hace tan difícil combatir el problema”. Señaló a su vez, que” los paramilitares son los que tienen los recursos, manejan narcotráfico, tienen el apoyo del gobierno colombiano, compran fincas, propiedades, se meten en empresas y así van tomando espacios como lo han hecho en Zullia, Barinas, Merida, Táchira, Amazonas y Apure”.

Por su parte, el dirigente Diosdado Cabello señaló recientemente, el 13 de mayo de 2015, en su programa “Con el Mazo Dando”, transmitido por la televisora estatal VTV que el expresidente colombiano "Álvaro Uribe y grupos paramilitares están detrás de la búsqueda de inversionistas para ejecutar obras" en el país. Cabelló aseguró, en el programa que dicho grupo "pretende ocultarse en la construcción de hoteles, centros comerciales, gimnasios y viviendas para introducir grupos paramilitares entrenados para desestabilizar". La denuncia apunta a que el paramilitarismo, en este caso, estaría mutando y que se oculta detrás de la fachada de inversionistas privados.

Como se puede apreciar esta advertencia señalada por el exmandatario regional de Apure y por el dirigente Diosdado Cabello se ha agudizado. Los narcoparamilitares se encuentran sembrados en las barriadas de Caracas y de las principales ciudades del país esperando se presenten escenarios de violencia contra el Gobierno Nacional para actuar como fuerza de choque contra el proceso político que se vive en Venezuela. Nos llama poderosamente la atención la cantidad de funcionarios policiales, escoltas, militares muertos durante estos últimos meses. Los crímenes en los barrios con detonaciones de más de 20 tiros, las mutilaciones de cuerpos encontrados en el Guaire y los Valles del Tuy.

Los narcopamilitares se han propuesto permear la sociedad venezolana, tal como lo hicieron en Colombia, utilizando como instrumento al vallenato y las narconovelas colombianas para penetrar con mayor facilidad e imponer en nuestras barriadas y urbanizaciones un estado de sitio: tráfico de drogas, sicariato, trabajo de inteligencia y saboteo al gobierno bolivariano, es uno de sus propósitos y objetivos.

Son dueños de cableras en nuestro país donde promocionan canales colombianos que malponen la gestión del Gobierno Nacional como RCN, Caracol, entre otros. Así mismo,  radios que adversan el proyecto político nacional. E incluso en Valencia, Estado Carabobo, funcionó el Circuito Olímpica, donde colocaban el himno de la República de Colombia, no se adherían a las cadenas nacionales y lanzaban improperios contra el proceso. Hoy la emisora cambió su nombre y adoptaron uno muy criollo, para despistar. ¿Dónde está Conatel? Se apoderan de numerosos negocios en distintos ramos que florecen por doquier,  sobre todo los que se encuentran ubicados cerca de sitios estratégicos de los poderes nacionales.

Ante esta realidad, no entendemos el rol que juegan nuestros organismos de inteligencia, que permiten la expansión de negocios cuyos capitales de inversión tal como lo advierte Aguilarte Gámez y Cabello son de dudosa procedencia. ¿Por qué se permite el ingreso de grandes oleadas de narcoparamililitares a nuestro país?, ¿Donde están los controles de migración?

Hacemos un llamado a las autoridades nacionales y a la sociedad venezolana para revertir esta situación, ya que de continuar su presencia en territorio nacional, estaremos en manos de una derecha apátrida, entregando nuestra soberanía y nuestros recursos a Estados Unidos y a los mercenarios y ejecutores del Plan Colombia. Es hora de reaccionar y darles con todo a esos criminales que han disparado la inseguridad en nuestra Tierra de Gracia. Es hora de comenzar la deportación masiva de ciudadanos colombianos cómplices de bandas paramilitares que trasladan sus miserias y sus rasgos psicopáticos a la sociedad venezolana. ¡Es ahora ó mañana será muy tarde!.

 


miguelespinoza1783@gmail.com



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