Esta guerra económica no sólo rompe los bolsillos del trabajador y jubilado, sino la paz de todos los hogares

Hace más daño un comerciante ladrón que un francotirador

De entrada: cada representante de los comercios mayoristas, si trae listas de precios incrementados sin autorización del Estado, debe considerársele un especulador en sí mismo. Y cada comerciante especulador debe ser sancionado con incrementos salariales para su personal en particular.

Hasta ahora los incrementos salariales decretados por el Estado han involucrado a empresarios que andan apegados a la ley y, particularmente, no son especuladores. Por eso nos parce conveniente que en lo adelante se incrementen por decreto los salarios públicos o por convenios contractuales, pero los comerciantes especuladores deben recibir una sanción mayor y sus incrementos salariales deben ser mayores.

Si en verdad el gobierno está interesado en conservar la paz, debe cambiar radicalmente sus políticas contra esta presente guerra, y hacerlo sin mayores limitaciones de la Fiscalía, y sin mayores protocolos innecesarios y dilatorios.

Los comerciantes de ahorita están haciendo más daño que los francotiradores porque, si a ver vamos, estos liquidan blancos puntuales, pero los comerciantes de esta guerra hambreadora están disparando contra todos los venezolanos y a cada rato con ametralladoras.

Cuando el presupuesto familiar se altera por gastos imprevistos, toda su economía tambalea, las preocupaciones familiares se multiplican y la paz desaparece hasta de los hogares más imparabólicos.

Si un comerciante siguen aumentando los precios cada semana o cada día, el gobierno debe cada día y desde cada día, para cada semana y desde cada semana, decretarle inmediatos aumentos salariales para su específico personal. Este decreto puede ser vinculante para cada comerciante con cada suba inflacionaria de cada día, de cada semana.

Hasta ayer, las inflaciones que habíamos sufrido se limitaban a elevar el costo medio de la vida. Ante esa carestía de vida, se apretaba el cinturón, se hacía recortes aquí y allá o se buscaba un dinerito extra para con una mejor renta afrontan cada una de esas inflaciones o suba del nivel de precios.

No es una mentira que ya los precios no aumentan de mes en mes, ni de semana en semana, sino que lo están haciendo diariamente. El gobierno debe vigilar a los representantes de ventas que diariamente visitan los comercios para cambiarles la lista de precios de venta de ellos al cliente suyo, y de estos a los consumidores finales. Tales vendedores visitantes son también intermediarios especuladores.


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Manuel C. Martínez


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