Esta semana se han implementado en el país por parte del gobierno dos medidas bien diferenciadas que buscan resolver el problema de escasez y la criminalidad; una es el cierre de frontera, que busca resolver el problema del bachaqueo y la otra del estado de excepción que busca resolver el problema de la criminalidad; la primera es una medida más mediática que otra cosa, Es que es inocente pensar que cerrando una autopista dejara de pasar el contrabando hacia Colombia, con la cual tenemos miles de kilómetros de frontera, cuando el negocio del bachaqueo es un negocio demasiado rentable que en pocos días encontrará, como ya lo ha hecho, otras vías de tránsito, a través de trochas, ríos, pasos de montañas, túneles, a través del estado Táchira o por el Zulia, Apure, Amazonas o hacia las Antillas, República Dominicana, Trinidad, etc., para continuar pasando mercancía venezolana más allá de nuestras fronteras. Cerrar la frontera no resuelve el problema del bachaqueo, en primer lugar no acaba realmente con el problema, solo trata de poner una barrera que contenga en un eslabón una larguísima cadena de contrabando que involucra a distintos y muy poderosos económicamente sectores del país.
El negocio del bachaqueo es un negocio demasiado rentable que ya permea toda la estructura del estado, acabar con el bachaqueo pasaría con acabar con la lógica de los empresarios de sacar el mayor provecho a su negocio vendiendo sus productos en el mercado que le ofrezca mayor ganancia, además implicaría que fuesen públicas todas sus cuentas para saber cuánto producen, cuánto ganan y como manejan su negocio, resolver el problema del bachaqueo implicara también controlar la red de distribución y comercialización, controlar las importaciones pues nuestro país importa la mayor parte de los alimentos que consume y bachaquea, controlar donde y cuando se distribuye así como ponerle control a los precios en los sitios donde se venda y se garantice el abastecimiento; y finalmente habría que poner freno a toda la corrupción y poder de la burocracia del estado, que permite y aprueba todo este tránsito de contrabando, comenzando con los responsables de la fiscalización, hasta los militares que controlan el paso de vehículos en la frontera y en los puertos, incluyendo a los altos mandos militares y políticos.
La otra medida tomada es el estado de excepción, con el cual “buscan obtener” mayor control sobre los problemas que hay en la frontera a distintos niveles, criminalidad, bachaqueo, contrabando de gasolina, secuestros y demás, con esta medida como ya lo hemos dicho antes, se busca atacar el problema con medidas cada vez más represivas. En Táchira están permitiendo el accionar de los OLP con un nivel mayor de agresividad, suspendiendo leyes que le permitan con más fuerza ejercer control sobre la población. Tratando de mostrar que solo con medidas de excepción, que ni Chávez aplicó en momentos muchos más críticos como el 11A, el 2D o cuando las guarimbas del años 2013 y las del 2014, se pretende visibilizar el control de la Inseguridad, cuestión que ha sido puesta en entredicho por el ex vicepresidente José Vicente Rangel, y del Bachaqueo, que tampoco ha normalizado plenamente el abastecimiento de productos en las poblaciones fronterizas, menos aún más de las mismas.
Las dos medidas buscan “atacar”
La posición del gobierno burgués proimperialista gringo de Santos, de convocar a Unasur para que medie ante el problema que se le creado con el cierre fronterizo, tan solo es un reflejo del problema social y económico que le está generando las medidas tomadas por el gobierno de Maduro, cuidando los propios intereses de clase burguesa y los electorales. Maduro se sigue negando a asumir aunque solo fuese un plan de emergencia nacionalista consecuente, expropiando a la burguesía y monopolizando el mercado exterior por lo que tiene que permitir la no resolución del desabastecimiento y la llamada especulación desarrollándose dentro de la ilegalidad burguesa, pero más temprano que tarde esta contradicción o se resuelva a favor de la burguesía con la unificación cambiaria y el aumento de la gasolina, con la aplicación paralela de la represión intensa al conjunto del movimiento obrero y popular, o se resuelva a favor de los trabajadores y el pueblo expropiando a la burguesía, pero para que esto ocurra, el movimiento obrero organizado tiene que asumir su tarea histórica de dirección política del conjunto de la clase trabajadores y el pueblo organizado.
Debemos hacer mención especial con la postura del gobierno sobre los colombianos residentes en Venezuela, especialmente los que están en la frontera, que pretende buscar un culpable manejable sobre la crisis del desabastecimiento y el contrabando de gasolina, en lugar de por ejemplo enfrentar a los empresarios venezolanos y colombianos que son los que están negociando las mercancías en la frontera, con una postura que raya en la xenofobia. De esta manera el gobierno está desviando la atención sobre los verdaderos culpables y está dividiendo a la clase trabajadora en Colombianos y Venezolanos, cuando en realidad ambos vivimos la misma explotación de parte de la burguesía de aquí y de allá y arrastramos las mismas consecuencias de este problema que los burgueses crearon; la condición de nacimiento no es motivo para calificar a alguien de criminal o delincuente, o ¿qué diferencia hay entre un obrero colombiano y uno venezolano, un campesino colombiano y uno venezolano?, ¿qué delito hay en un colombiano que ha pasado la frontera para tratar de tener un mejor modo de vida?, por supuesto que nosotros estamos contra el paramilitarismo y la delincuencia pero eso más allá de la nacionalidad es un producto de las políticas de la burguesía colombiana. La clase trabajadora no se puede dejar dividir con posturas xenófobas, la clase trabajadora debe estar unida para luchar contra la burguesía venezolana y colombiana quienes son socios y amigos en estos negocios del bachaqueo y del paramilitarismo.
La clase trabajadora debe dar un paso adelante
La política represiva del estado venezolano para controlar la crisis que ellos mismos han contribuido a generar se está volviendo cada vez más agresiva y la clase trabajadora debe dar un paso adelante para frenarla, así como también para detener el bachaqueo por sus incidencias negativas a dos bandas en la propia clase, e ir dándole un paro a la situación, y es que el bachaqueo se ha vuelto una corporación que ataca todo el sector productivo y a la clase, que solo clase trabajadora puede asumir el control del mismo para detenerla en beneficio de todo el pueblo; los trabajadores en cada empresa se deben organizar para vigilar controlar y hacer público todo el proceso de producción distribución y comercialización de alimentos y otros bienes, para así contabilizar cuánto se produce, y asumiendo el transporte del producto a los principales mercados puede impedir su desvío hacia la frontera, así como la aparición de terceros que pretendan aprovecharse de la situación; finalmente hay que garantizar en unión con estructuras organizativas vecinales o comunales el proceso de distribución de los alimentos a la población.
*Militantes de la Corriente Socialista Revolucionaria
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