A pesar de tantas "vacunas" la sociedad venezolana sigue enferma

La cultura de las “vacunas” taladra permanentemente las estructuras de convivencia de la sociedad venezolana a tal punto que toda la cotidianidad está mediada por esta práctica de “profilaxis” que pudre la arquitectura ética y quiebra los mecanismos institucionales. El vocablo “vacuna” ya es parte de nuestro léxico y se usa para hacer referencia a cualquier pago que se hace para protegernos de los diversos males sociales que nos aquejan y fortalecer el “sistema inmunológico” de lo poco o mucho que se posee, incluyendo el tiempo como valor indispensable en esta sociedad tan acelerada. Paradójicamente, una buena “vacuna” también puede protegernos de no perder la vida a manos de los mismos que la aplican, y a diferencia de lo que se espera, éstas deben aplicarse periódicamente, en algunos casos, haciendo que su efecto no sea del todo de larga duración.

Por eso, ya es tan “normal” ir al banco y cancelar la correspondiente “vacuna” al vigilante para que éste facilite un número que permitirá ser atendido más rápido que la “viejita” que tiene dos horas haciendo cola esperando su turno. Lo “natural” es que cuando a ud. le roben su carro no acudir al CICPC, sino esperar la llamada de los ladrones solicitando la “vacuna” correspondiente. Si por mala suerte su vehículo ha sido ubicado por algún organismo de seguridad la “vacuna” para darle su carro va a superar con creces la dosis de los ladrones originales. Si ud. es comerciante, entonces debe pagar su ““vacuna”” a los delincuentes de la zona periódicamente para que le presten seguridad y dejarlo trabajar en “paz”. Si ud. tiene que registrar algún documento, buscar alguna solvencia o tramitar cualquier menudencia en las oficinas de la Administración Pública, entonces, esto no es posible obtenerlo a corto plazo, si antes ud. no cancela la “vacuna” al funcionario, que por arte de magia hace en un día lo que no pudo hacer en meses. Hay “vacunas de vacunas”, por ejemplo, cuando ud recibe una llamada desde una cárcel para indicarle que debe suministrar una cantidad de dinero o en su defecto su familia correrá las consecuencias, previamente le han dado una variedad de datos que demuestran que una persona detenida sabe de su familia, incluso más que ud. mismo.

Los Municipios y sus concejales “cobra vacunas” hacen de estos cargos políticos una mina de oro, solicitar permisos o tramitar cualquier servicio implica pagar democráticamente la respectiva “vacuna”. Cada espacio de poder, por muy pequeño que sea comienza a generar su propia campaña de “vacuna”, por eso, los vigilantes del Pérez Carreño, por ejemplo, cobran a los enfermos por el uso de las sillas de ruedas para trasladarlos a los taxis, o los que manejan los programas de alimentos del gobierno obtienen jugosas ganancias con estas prácticas profilácticas. La lista es larga e incluye a los fiscales de tránsito, los policías viales de la ARC, los fiscales municipales o del SENIAT en sus “ejemplarizantes” visitas a los comerciantes, los parqueros que se han apropiado de los espacios públicos o los agentes aduanales.

Hay más ejemplos, porque no hay espacios donde esta práctica no se haya instalado, y de allí saltan los “ingenuos” que dicen que no hay que caer en esa lógica; así pensaba el miembro del Consejo Comunal de los Valles del Tuy, quien fue asesinado porque se negó a pagar la ““vacuna”” de los recursos que recibió para seguir desarrollando proyectos a favor de su comunidad. Si ud. tiene el valor de denunciar, puede descubrir que quienes le toman dicha denuncia son parte de los “vacunadores” o que debe pagar “vacuna” para que le procesen su reclamo

Cobrar “vacuna” y ser “vacunado”, o perder la vida y negarse a entrar en la dinámica de esta nefasta práctica que expresa una crisis institucional y ética en estado de metástasis, donde lo atractivo es la ILEGALIDAD, donde la IMPUNIDAD es la reina y la CORRUPCIÓN la mejor opción DE VIDA.


cesolka@gmail.com



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