Ética, Violencia, y complicidad social

El padre Numa Quevedo, representante popular de la iglesia católica, reaccionó recientemente contra buena parte de su institución, criticando la politización del discurso de sus autoridades; y propone la refundación ética de la sociedad; combatiendo la mediocridad imperante en los representantes del estado, pero igualmente en las mismas instituciones religiosas existentes. Él enfatizó que el No matar, y no robar, son dos leyes ausentes de la vida de los cristianos que se dan golpes de pecho para “lavar” sus pensamientos pecaminosos, por ello Numa destacó en la entrevista con José Vicente Rangel, que con cumplir esas dos premisas de la fe cristiana bastaría para superar la crisis moral que vivimos en el país.

La violencia social, otro estigma que nos flagela a todos, con una delincuencia abrasadora, donde nadie escapa a ella, pero sin embargo envuelta en dobles discursos para justificar posiciones cuestionables, frenan una dialéctica que permitiría alcanzar puntos de encuentro, Sin embargo sabemos que mientras la falta de ética, la intolerancia y la exclusión, de buena parte de la población, prevalezca en ese sector que no reconoce a su igual pero mas necesitado de los beneficios del estado, todo esfuerzo será en vano. Porque siempre existió la violencia social, en la llamada cuarta República nunca se respetaron los Derechos Humanos que hoy tanto reclama esa derecha nacional; lo que sucedía era que ellos eran poder y las voces de reclamo se diluían en ese doble discurso anteriormente denunciado. La sutileza para “justificar” asesinatos selectivos contra campesinos, estudiantes o trabajadores, bastaba para esa porción de la sociedad imperante voltearab la vista, aun y cuando esta violencia se realizase de manera torpe y brutal en complicidad con los medios afectos, así eran y así siguen siendo, Ellos son la actualización de la Santa Inquisición, que rasan la vida de la sociedad bajo su óptica, una visión que, parecerá contradictoria, no respeta los mandamientos de No Robar y No Matar.

Por otro lado tenemos que desde que Chávez alcanzó el gobierno, paulatinamente se recuperó la libertad para expresarse, manifestar y protestar públicamente, sin que ello acarreara violencia policial y me explico: Una de las medidas iniciales que el Comandante Eterno implementó fue la supresión de la “peinilla”, herramienta tipo sable con el que se golpeaba a los manifestantes, sin discriminar incluso a los reporteros que cubrían la fuente, y quienes en mas de una ocasión fueron golpeados a pesar de mostrar acreditación. Los llamados “ruleteos” en la cual los detenidos desaparecían porque no se asentaban en una comisaria, sino que se les movilizaba por varios centros policiales sin asentar registro de detención mientras eran golpeados en las unidades donde se les movilizaba. Los llamados “desaparecidos” triste nombre de cientos de jóvenes que fueron detenidos por los cuerpos de represión policial pero nunca encontrados después de su arresto. Las torturas, suicidios porque “al funcionario policial se le pasó la mano” se cuentan por decenas, siendo hoy cuando bajo una dura investigación han aparecido algunos cuerpos asesinados de los “desaparecidos”.

Cuando Ramos Allup se refiere al “muerto ese” para desvalorizar el vil asesinato del joven trabajador decapitado por una “guaya” de metal colocada premeditadamente en la oscuridad de una avenida, buscando detener para siempre al que osara atravesar “la Guarimba”, es la manifestación mas evidente de esta mentalidad inquisidoramente asesina, donde la justicia es para los que ellos designen o defiendan, lo demás es hampa y “populacho alborotado” al que hay que someter a como dé lugar, tal como hicieron en El Caracazo, donde unas tres mil personas fueron masacradas por órdenes de esta cúpula que gobernaba entonces.

La refundación de la ética social es necesaria, pero ello debe comenzar por una profundización revolucionaria del sistema educativo, sepultando el sistema caduco a la necesidad que requiere el poder popular, donde se construya la nueva Moral y Luces que Simón Rodríguez planteó al Libertador; donde se generen los nuevos profesionales emprendedores del socialismo para y por el pueblo, y no “empleados con diploma para el mercado neoliberal” que hoy graduamos, convirtiéndose en ejércitos de desempleados con diploma. La refundación de la ética social en el país pasa por un gran debate de ideas y propuestas que permitan consolidar un proceso revolucionario que no termina de enterrar el viejo modelo y no termina de parir el nuevo sistema socialista deseado y luchado por Chávez. Ama a tu prójimo como a ti mismo…



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Henry Hernández


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