El presente artículo apareció en la edición 32 de la revista A Plena Voz (www.aplenavoz.aporrea.org/index.php?numero=32)
El proceso de Reforma a la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela será una prueba de fuego para reconocer a las comunidades afrodescendientes como elementos esenciales de nuestra diversidad cultural en concordancia con la Convención Contra la Discriminación Racial (ONU) y la Convención Sobre al Diversidad Cultural de la UNESCO, ambas ratificadas recientemente por nuestro país, teniendo rango Constitucional de acuerdo al artículo 23 de nuestra Constitución vigente.
Veremos quiénes de los diputados y diputadas así como de la sociedad venezolana en general, aceptarán estas sugerencias, lo cual dará una lectura de la comprensión de lo plural y multiétnico en el transitar de estos ocho años de proceso bolivariano venezolano. Así sabremos si son racistas solapados, hipócritas o abiertamente discriminadores.
Reconocimiento histórico: del pasado al presente
La contribución política, social, económica, intelectual, moral, cultural y espiritual de los africanos y las africanas y sus descendientes, a la formación sociohistórica de la hoy República Bolivariana de Venezuela, ha sido una constante que no ha cesado de fluir como un manantial de agua fresca, calmando la sed en las grandes batallas de nuestro proceso de vida como nación.
Historia africana en tierra criolla
Las primeras rebeliones contra cualquier forma de dominación y coloniaje, la dieron nuestros ancestros africanos y africanas en alianzas históricas con nuestros aborígenes. La rebelión del Rey Miguel (año 1552) en las Minas de Buría, continuando con Juan Andrés López del Rosario (quien desarticuló el monopolio de la compañía Guipuzcoana en 1732), seguido de los movimientos cimarrones y cimarronas encabezado por Guillermo Rivas en los valles de Barlovento (1771), así como la gesta independentista de José Leonardo Chirino, quien levantó la primera bandera libertaria, de color morado, en la Sierra de Falcón en 1795, ha dejado una estela de luz para la inspiración de las luchas en Venezuela.
Todos ellos y ellas, y muchos más, sirvieron de punto de referencia para sumarse a las luchas de la Guerra de Independencia bajo al dirección de Simón Bolívar. Sin embargo, al elaborarse la primera Constitución de la República de Venezuela, las y los afrodescendientes continuaron sometidos a la bestial esclavitud y, por supuesto, no fueron considerados ciudadanos ni ciudadanas, manteniéndolos siempre excluidos. En 1854, el gobierno de José Gregorio Monagas decreta la abolición de la esclavitud, sin garantizar los derechos plenos de ciudadanía a miles de esclavizados y esclavizadas, quienes prácticamente continuaron en situación de neoesclavitud, incorporándose posteriormente a la Guerra Federal que condujera el general «de hombres y mujeres libres», Ezequiel Zamora. Al ser traicionado este movimiento, las y los afrodescendientes continuaron en condición de marginamiento y al mismo tiempo subvirtiendo el orden establecido.
Racismo solapado, hipócrita y frontal
A lo largo del siglo XX, las y los afrodescendientes no eran aceptados en el proceso de modernización de la nación venezolana, ya que como lo planteaban Uslar Pietri y Alberto Adriani, «los negros no trajeron un aparato cultural visible que pudieran contribuir a la construcción de un Estado Moderno». La invención del mestizaje y la igualdad racial se impusieron en el país. Es lo que llamamos la Venezuela «maquillada». Sin embargo, la exclusión social y el racismo irían tomados de la mano. La participación de las y los afrodescendientes en las huelgas (como la petrolera de los años treinta), la lucha contra las dictaduras y luego la participación activa con los movimientos guerrilleros, estuvieron marcados hacia la construcción de una sociedad igualitaria, sin racismo y sin exclusión. Desde la primera Constitución, en 1811, hasta la Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela que el pueblo votó en 1999, no se han reconocido esos aportes esenciales en la construcción de nuestra venezolanidad.
Si otros países han reconocido a las y los afrodescendientes ¿por qué no en Venezuela?
Otros países, a finales de la década de los años ochenta, comienzan a reconocer los aportes y además, como sujetos de derecho a las y los afrodescendientes. Nicaragua (1987), Brasil (1988), Colombia (1993), Ecuador (1998) y Perú (2005), nos dan un ejemplo claro de que no puede existir una modernización real de los Estados sin reconocer los aportes ancestrales de las y los afrodescendientes. En nuestro país, en la Constitución del año 1999, a pesar de que en aquel entonces incipiente movimiento afrovenezolano hizo sus respectivas propuestas, las mismas no fueron consideradas. No obstante, durante estos siete años, el movimiento afrovenezolano ha batallado para lograr notoriedad en el plano de las políticas públicas, partiendo de los mismos derechos establecidos en dicha Constitución.
Reforma constitucional y propuesta afrodescendiente
Es por eso que hoy, el proceso de reforma a la Constitución Nacional, será una prueba de fuego para reconocer a las comunidades afrodescendientes como elementos esenciales de nuestra identidad en nuestro país. El pasado 20 de marzo miles de afrodescendientes marcharon por las calles de Caracas procedentes de diversos rincones del país, tanto de las zonas rurales como urbanas para entregar en un colorido y digno acto las propuestas elaboradas en colectivo por la Red de Organizaciones Afrovenezolanas. Las propuestas están centradas en darle una nueva redacción al preámbulo donde se incluya el siguiente texto: «El sacrificio de las y los africanos y sus descendientes para logar la independencia plena del país». Al mismo tiempo se trata de crear un capítulo especial dedicado a las comunidades afrovenezolanas, resaltando el respeto a nuestras espiritualidades, protección de las tierras ancestrales y ecológicas, reconocimiento de los aportes culturales e históricos al currículo educativo.