En tierras bordeadas por el Pacifico, desde Chiclayo, Huaquillas Aguas Verdes, hasta Arequipa, protegidos por las montañas de Ayacucho, con el sabor del cebiche y el aroma del pisco sauver, vive Perú.
En las tierras de Carlos Mariátegui, bajo el espíritu de indígenas y caciques regados desde El Cuzco hasta por las vastas extensiones de desiertos, lagos, grandes animales pintados antiguamente sobre rocas solo capaces de ver desde el aire, viven los peruanos.
Pero hay algunos hechos que vuelan en este mundo, hoy para vergüenza de los peruanos, su presidente, el mayor corrupto del Apra, quien se alojo en Colombia por casi una década, hasta que nuevamente en un retorno de las derechas suramericanas, hoy aloja en estas tierras a un considerado número de opositores venezolanos.
Alan, El Maligno, confecciona agresiones contra el gobierno pluricultural de Bolivia, incursiona conjuntamente con militares colombianos en la tarea de perseguir guerrilleros en el país neogranadino, Colombia.
El corrupto presidente no descansa, se coloca de espaldas a la soberanía ecuatoriana, y confecciona ataque contra el gobierno de Rafael Correa, agrede sus fronteras, dejan actuar mafias del narcotráfico, contrabandean armas y cuanto hecho ilegal se suscita en estas geográficas.
Ahora presta su territorio para alojar como huéspedes de honor a la inmilitancia de la oposición venezolana, los habitantes del Perú señalan que su país la han convertido en la tierra neutral de la corrupción, ahora entran mafias comandadas por personajes que han sembrado terror, pillaje y conformación de escuadrones de la muerte.
Las listas son encabezadas por Manuel Rosales, Nixon Moreno, Cabeza de motor, entre otros, incluso, alojan en sus mansiones de manera ilegal a personajes que entran clandestinamente a este país.
Sus actividades conspirativas han llevado a colocar en listas de fusilables a connotados dirigentes que abiertamente se oponen a sus actividades.
Y es que todo lo que provenga de Manuel Rosales es ilícito, hasta cuando le pide la bendición a su madre. Las tierras de este suramericano país guardan el desprecio venezolano.
Estos prófugos, mantenidos y protegidos abiertamente por el gobierno de Alan García, financian y capacitan a grupos de sicarios dispuestos a viajar a cualquier área de la región con instrucciones claras de detener los avances de fuerzas contrarias al pensamiento de las derechas latinoamericanas.
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